Capítulo 7

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Presente

Jude

Caminaban por un terreno rocoso negro, que en su día fue una extensa carretera de kilómetros y kilómetros, donde los coches circulaban a toda velocidad, siendo su mayor preocupación chocar con otro. 

No se veía nada a su alrededor que no fueran árboles y tierra. Parecían ser los únicos en aquel paraje. Era el segundo día para Jude haciendo su primera y nueva labor, y no se quejaba de ello. A pesar de que el anterior día no habían logrado encontrar gran cosa, sentía que de esa forma estaba ayudando aunque fuera un poco a la comunidad que la había acogido como una más de los suyos.

Finn se encontraba caminado a su lado, siempre asegurándose de que ella se encontraba bien para seguir, y que no se había arrepentido de salir del campamento. Dexter le había pedido personalmente que la vigilara y cuidara de ella, pero también lo hacía por voluntad propia; no era ninguna obligación para él. Se paró en seco preocupado cuando vio como la muchacha se detuvo con expresión cansada y sacó de su mochila la botella de agua, dándole un gran sorbo antes de volverla a dejar donde estaba.

—¿Te encuentras bien? —le preguntó el albino. El resto del grupo seguía caminado, ajenos a lo que pasaba más atrás.

Jude asintió, al mismo tiempo que comenzaba a andar de nuevo.

—Sí, no es nada —respondió—. Es que el sol da de frente y hace calor, solo necesitaba un poco de agua.

La mañana siguió tranquila; por suerte no se encontraron con ningún infectado, o por lo menos no de cerca. Tampoco encontraron demasiado, solo un par de sábanas y alguna que otra prenda de vestir.

Estaban a punto de dar media vuelta y volver hacia el campamento, cuando se encontraron con otra cabaña no demasiado lejos, a unos cincuenta metros de ellos. Decidieron que esa sería la última que revisarían por ese día, y luego volverían para por fin descansar. Dos de los muchachos del grupo fueron los primeros en entrar, para comprobar que no había ninguna señal de peligro. Cuando lo hubieron comprobado los demás les siguieron, siendo Jude la última en entrar.

—Bien, Harris, Ben y Dan, encargaos de buscar comida. Los demás encargaos de sábanas, mantas, abrigos, cualquier cosa para soportar el frío. Jude y yo nos encargaremos de las medicinas —ordenó Finn, tomando por primera vez ante los ojos de la asiática la postura del líder.

Todos fueron a hacer lo que había indicado sin protestar.

En el baño no encontraron gran cosa, solo un bote de agua oxigenada y unas cuantas gasas. Jude se detuvo antes de salir, observando el pequeño cuarto con atención; era como si ya hubiera estado allí antes, pero no lo recordaba. Ya estaba harta de no recordar cosas, ¿cuándo sería capaz de hacerlo? Su mente estaba bloqueada; tenía la información a flote, encerrada en una jaula, incapaz de salir.

—Jude —la llamó Finn, asomándose por la puerta del baño—. Venga, tenemos que irnos.

La muchacha asintió, dirigiéndose hacia él. Sin embargo, antes de que salieran del cuarto, un gemido lastimero les llamó la atención. Parecía provenir de la bañera, la cual no se veía en su totalidad debido a la cortina que la tapaba. Los dos jóvenes se miraron extrañados; el chico preparándose para atacar en caso de ser algo peligroso, y la chica con expresión preocupada, por si era alguien que necesitaba ayuda.

Jude fue la primera que se acercó, lentamente y con cuidado. Puso la mano sobre la cortina y, después de darle una rápida mirada a Finn, la abrió de golpe. Se encontraron con un chico joven, no mucho más mayor que ellos, acurrucado en la bañera, con las manos sobre las costillas y sangre en la cara. Este los miró con una expresión de terror que ablandó el corazón de la asiática.

Letales (#1) © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora