Jude
Presente
No tenía muy claro qué debía hacer ahora. Todas sus dudas podrían ser resultas si iba por el camino correcto, pero el problema era que no estaba segura de saber cuál era. ¿Y si se equivocaba y lo echaba todo a perder? Si se tratase de cualquier otro problema se lo comentaría a Dexter, pero como el tema era sobre él, no era una buena idea hacerlo. Había estado pensando en Finn, era su mejor amigo y, sin embargo, había estado de acuerdo en ocultarle lo de Gareth cuando lo ayudaron.
Jude abrió los ojos como platos al recordarle. ¡Gareth! ¡Se había olvidado por completo de él con todo lo que pasaba! Debería enterarse bien de cómo se encontraba el chico, Dexter no le había contado demasiado y no parecía con intenciones de hacerlo; por otro lado no creía que Finn supiera nada.
Decidió levantarse de la cama, donde llevaba en la misma posición sentada desde que le había pedido a Dexter que se fuera. En aquellos momentos no le apetecía estar en el mismo lugar que él, sentía que se agobiaba porque su mente no paraba de darle vueltas al tema, pensando en la posibilidad de que lo que Dariush había contado fuera real. Y no quería pensar mal de Dexter, ella confiaba en él, pero luego estaban esas actitudes o esos momentos en los que sí se planteaba la duda. Como, por ejemplo, el beso que se habían dado. Jude sentía que la mente le iba a explotar; necesitaba ayuda, alguien a quien poder contarle las cosas. Pero es que no estaba segura en quién debía confiar.
Cogió las llaves del pequeño apartamento y salió de él. Iría a dar una vuelta, así a lo mejor se despejaba un poco y cuando regresara tenía las ideas más claras. O, por lo menos, eso esperaba.
Caminó por las calles que conocía, el campamento no era muy grande, pero nunca había caminado mucho más allá que al comedor común y al Cartem. Debería haberlo hecho más, ahora se daba cuenta de que así no había conocido ni interactuado con más personas que no fueran Dexter, Finn y Gareth. Bueno, y Dariush, pero era un caso aparte. Realmente, de todo el campamento, solo hablaba con Dexter y Finn. Resultaba un poco triste, pero había estado tan centrada en recordar cosas y encerrada un poco en ella misma que no había tenido tiempo de conocer nada. Quizá en otras circunstancias todo habría ido diferente y mejor.
Paró de caminar cuando vio algo que le llamó la atención, se trataba de un espacio pequeño que hacía el intento de ser una cafetería. Solo había tres o cuatro mesas, y el mostrador eran tres mesas de madera decoradas con diferentes manteles de colores y algunos dulces puestos en platos.
Jude se acercó a ellos con ilusión, nunca había probado nada de lo que había ahí. Y si lo había hecho, no lo recordaba. Solo sabía que tenían muy buena pinta. Detrás de las mesas había un hombre de mediana edad sentado en una silla, que observaba a la muchacha con cierta curiosidad.
—¿Le puedo ayudar en algo, señorita? —preguntó el hombre amablemente. Jude se avergonzó un poco al darse cuenta de que había estado callada observando todo con detalle durante mucho tiempo y se disculpó en voz baja, a lo que el señor tan solo le sonrió en señal de que no pasaba nada.
—Me preguntaba de qué son estos dulces, parecen deliciosos —dijo con timidez.
Antes de que el hombre le pudiera responder, otra voz conocida habló primero a espaldas de la muchacha:
—Hay unos de fresa que creo que te encantarán.
Jude se giró y se sorprendió al ver a su amigo albino allí, junto a ella. Se alegró tanto que no pudo evitar ir a abrazarle con efusividad.
—¡Finn! ¿Qué haces tú aquí? —preguntó una vez se hubo separado de él—. ¿No que no podías salir hasta dentro de unas semanas?
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Letales (#1) © ✔
Science FictionJude estaba sola, no recordaba nada ni tenía a nadie. Él la encontró, y desde entonces todo comenzó a cambiar. Todo él era misterioso, nunca le dijo su nombre. Y aún así, confiaba en él. Pero había cosas que le ocultaba. Y después de todo, quizás n...