Capítulo 20

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Tres meses antes de llegar al campamento

Jude

Se encontraba con la cabeza apoyada en la húmeda superficie de la pared. No resultaba agradable, pero ya se le había cansado la espalda de estar recta. Le dolían todas las articulaciones del cuerpo y eso no se sentía para nada bien. Habían pasado dos semanas, en las que se llevaban a Adams cada cierto tiempo y la dejaban a ella casi a oscuras en completa soledad. Le traían comida, al principio se negó a comerla pero luego se dio cuenta de que era la única forma de quizás poder salir algún día de allí.

La puerta emitió un chirrido fuerte y molesto cuando fue abierta. Por ella aparecieron su compañero y los mismos dos hombres que venían cada vez a llevárselo y traerlo de vuelta. La muchacha les dirigió una mirada neutra, distante. Estaba enfadada con Adams desde casi el día que los encerraron; todo porque ella sabía que él le ocultaba información y eso a ella le molestaba. ¿No confiaba en ella? ¿Qué era aquello que no podía contarle? Tampoco había querido decirle qué era lo que pasaba cuando se lo llevaban de la habitación. Básicamente se negaba a contarle nada.

Vio de reojo como el chico se sentaba a un metro de distancia de ella, también apoyando la cabeza en la pared. Notó que la observaba, pero no pronunció palabra alguna. Se mantuvieron en silencio un buen rato, los dos perdidos en sus propios pensamientos. Les entregaron dos bandejas de metal con comida poco después y se las comieron por separado. Jude notaba como Adams tenía la intención de acercarse de vez en cuando, pero parecía cambiar de opinión y se quedaba dónde estaba.

—¿Seguirás ignorándome por mucho tiempo? —interrumpió el muchacho el silencio que se había creado entre ellos y la miró expectante. Ella apartó la bandeja casi vacía de comida de ella y le fulminó con la mirada.

—¿Seguirás tú ocultándome información? —le contestó con otra pregunta de forma brusca; había rabia en su tono de voz.

Adams suspiró y se frotó la cara con las manos. A la joven le pareció ver un deje de arrepentimiento en su cara, pero no dejó que eso la convenciera de nada. Habían pasado mucho tiempo juntos y no era justo que él se callara cosas, más si estas tenían algo que ver con ella, que estaba casi segura de que era así.

—¿Ahora eres tú quien me ignora? —preguntó irónicamente Jude—. ¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué no me lo quieres contar? ¡Al principio hasta te negabas a decirme tu nombre! ¿Tan poco te fías de mí?

Había estallado; se había pasado días enteros reteniendo sus emociones y pensamientos hacia él, y ahora solo podía pensar que a lo mejor la que no debía fiarse de alguien era ella. No sabía prácticamente nada de Adams, y, sin embargo, lo había seguido durante todos aquellos meses.

Se le pasó una pregunta por la cabeza. Una que en un principio le pareció estúpida, pero que al pensarla detenidamente quizá cobrara algún sentido: ¿y si había sido él el responsable de que ella no recordara nada? Podría ser que ella estuviera escapando de alguien y él la encontrara, siendo él mismo su perseguidor.

No, no. Tenía que quitarse aquellas ideas de la mente y dejar de pensar tanto. Solo conseguía marearse y confundirse más de lo que ya estaba en aquellos momentos. Así que se calló, y esperó a que él decidiera hablar. Se recolocó en la pared, no estaba nada cómoda, la espalda le dolía al mantener aquella postura tanto tiempo. Al final se alejó de la superficie húmeda y se tumbó en el suelo, por lo menos así tenía las piernas totalmente estiradas.

—Es que... —murmuró Adams tras estar unos minutos en silencio—... no me gusta recordar de dónde vengo.

La joven asiática giró la cabeza en su dirección, alentándole con la mirada que siguiera. Vio la duda reflejada en sus ojos oscuros, así como una pizca de temor que se fue tan rápido como vino. Jude sentía mucha curiosidad hacia aquello que su compañero le ocultaba, pero no por aquella razón le pedía explicaciones. Se acercó con lentitud hasta él y apoyó su mano en la del chico con gesto amistoso.

Letales (#1) © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora