Capítulo 15

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Presente

Jude

Los días siguientes se pasaron un poco lentos. Jude estaba ligeramente resentida con Dexter porque este no le había dicho qué había pasado con Finn y Gareth y, para qué mentir, estaba muy preocupada por ellos después de no saber nada de los dos durante días. El albino ni siquiera se había presentado a los desayunos ni comidas. Sin embargo, al salir del salón donde iban siempre el joven Adams la sorprendió llevándola hacia el Cartem. Al principio se asustó, pensando que había decidido encerrarla con aquellas personas que daban tan mala espina; sentía que le quitarían el alma con solo una mirada. ¿Acaso era normal sentir tal sensación con solo sentir sus presencias? No lo creía.

—¿Adónde vamos? —preguntó sin poder contenerse la muchacha, agarrando con suavidad el brazo del chico.

—Ya sabes hacia donde —respondió con obviedad, casi como si le reprimiera por no saberlo.

Decidió no decir nada más, no parecía estar de humor tampoco ese día. Aunque casi todos los días habían sido así después de que descubriera lo que descubrió, y Jude no paraba de repetirse a sí misma que todo había sido culpa suya. Debería haberlo pensado mejor antes de hacer nada, y ahora por eso las cosas se habían torcido, incomodándolos a los dos.

Cuando llegaron a su destino los guardias no les impidieron el paso, y al entrar esa oleada de frialdad de la última vez que estuvo allí se repitió, ahora con más intensidad; probablemente por el hecho de que antes no sabía lo que de verdad pasaba con las personas de allí dentro, pero cuando se lo imaginaba recordándolo le entraba más miedo.

Esta vez Dexter la guio por el pasillo de la derecha —el que ella no conocía— hasta el final, para llegar a otro pasillo con cuatro puertas cerradas. El muchacho se dirigió a la primera de ellas y la golpeó con los nudillos con suavidad. Le abrieron casi al instante y este le indicó primero a Jude que pasara. Por un momento tuvo miedo de que la encerrara allí y no la dejara salir, pero aquel pensamiento se fue tan rápido como había llegado. Se reprimió a sí misma por pensar que Adams haría algo así con ella cuando había sido amable y comprensivo durante toda su estancia. Sin embargo, no podía evitarlo y no entendía la razón. Quizá era una persona que desconfiaba mucho de la gente, pero no recordaba haberlo hecho con Finn ni mucho menos con Gareth.

Se sorprendió mucho al pasar a la pequeña habitación que consistía en un colchón pegado a la pared del fondo y una cortina tapando lo que supuso que podría ser el servicio en una esquina.

—¿Finn? —preguntó la chica con un deje de emoción. Aunque lo había dicho en tono dudoso porque el chico que se encontraba allí estaba de espaldas, era imposible no reconocer aquella cabellera totalmente blanca.

El recién nombrado se giró sorprendido también ante la voz de la joven asiática y, al verla, sonrió con alegría, abriendo los brazos en señal de que aceptaría un abrazo si ella así lo quería. Esta no dudó en hacerlo y lo apretó con fuerza, dejando su barbilla apoyada en su hombro; notaba que los pies no le llegaban al suelo.

—Te he echado de menos —susurró Jude contra su oído.

—Yo también —dijo de vuelta.

Se separaron tiempo después, incapaces de borrar la sonrisa grabada en sus rostros. Para ellos habían pasado muchos días desde la última vez que se vieron.

Un carraspeo les sacó de su burbuja, y los dos centraron su atención en un Dexter ligeramente incómodo que se encontraba en el marco de la puerta. Hasta ese momento, Jude no se había dado cuenta de que había otra persona en la habitación, una mujer esbelta de cabello castaño y gafas redondas con una libreta en las manos; estaba al lado del muchacho.

Letales (#1) © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora