El cliché de la noche ebrios. Jeddy.
James parpadeó para enfocar la vista en un techo que no era suyo. En una cama que tampoco era suya. Bajo unas mantas que no le pertenecían, envuelto por un brazo en la cintura que claramente no era suyo.
Ni de su novia. Ex-novia. Que terminaron dos semanas atrás y ya tenía a otro, así que James había tomado la -para nada- inteligente decisión de ahogar sus penas en alcohol. Hasta ahí, su memoria era clara, serena.
Luego venía el borrón y terminaba en el escozor de ojos, la punzada que le partía el cráneo, la resequedad de la boca, que pronto le siguieron al estar medianamente despierto. La persona junto a él se movía con un gruñido y lo atraía más cerca.
El brazo era musculoso, no en exceso; piel suave, podía percibir la fibra debajo. No era femenino. El pecho plano, el torso duro, con el que se topó al ser acercado, tampoco. Lo que estaba más abajo, que entró en contacto con uno de sus muslos, aún menos.
James tragó en seco, y descubrió que eso también le dolía. Lento, como uno de esos personajes en películas de terror dentro de la escena del scream, giró la cabeza, temiendo un nuevo aguijón de dolor tanto como lo que encontraría.
Cabello azul, rostro girado en su dirección, ojos cerrados, pestañas largas.
Oírse gritar se sintió como si le rompiesen la cabeza a martillazos y lo crucearan a la vez. Se cayó de la cama, rodó en un enredo de mantas y piernas, hubo un latigazo de dolor al impactar con el suelo, una punzada ascendiendo por su columna que le dejó la boca abierta, incrédulo.
No lo podía creer.
No era cierto.
Teddy, contrario a lo que cabría esperarse, gruñó más, se retorció, se cubrió los ojos a medias y lo observó por debajo de las pestañas, con un puchero. Después de un momento, se arrastraba por el colchón, tanteaba un cajón de su mesa de noche y sacaba un vial; se tragó la mitad del contenido, lo dejó sobre la mesa y se tendió de vuelta, palmeando la cama a su lado. James negó, frenético. Aquello también le dolió bastante.
—Te- Teddy...
—¿Hm? —Volvía a mirarlo con los ojos pequeñitos, medio hinchados y adormecidos. La mayoría de las mantas se fueron con James al suelo, así que tenía el pecho al descubierto, parte del torso y las piernas.
—Estás desnudo.
Hablar también producía un martilleo en su sien, pero necesitaba decirlo. Teddy ahogó la risa.
—Sí.
—Teddy.
—¿Hm? —repitió.
James tragó en seco, de nuevo.
—Yo estoy desnudo.
—Créeme que lo sé —Teddy le enseñó una sonrisa perezosa y palmeó el colchón por segunda vez. Luego apuntó el vial sobre la mesa—. Para la resaca, siempre tengo dosis de sobra. Uno nunca sabe.
James se la bebió tan deprisa como sus cansados músculos y atontado sistema se lo permitieron, aferrado a la idea de que todo cobraría sentido en cuanto lo hubiese hecho. No fue así. Las imágenes que regresaban a su mente poco a poco no eran la explicación concisa, racional y heterosexual que se esperaba.
Su boca formó una "O". Teddy le sonreía con calma desde el colchón.
Cuando gritó de nuevo, Teddy se echó a reír.
—¡No es para tanto, Jaimie!
—Pe- pero- ¡pero...!
—Te pregunté tres veces si estabas seguro, y no estabas tan ebrio todavía- no más que yo, al menos. Y cuando intenté acostarte, me tiraste en la cama y me-
James gritó más fuerte y se subió a la cama sólo para atacarlo a almohadazos, olvidándose del pudor por unos valiosos instantes. Al menos, hasta que Teddy lo sujetó de la cintura y llevó a cabo una maniobra que no pudo frenar a tiempo, para colocarlo encima de él, y pegarlo a su cuerpo. De pronto, no entendía cómo, se estaban besando. Teddy lo besaba, más bien; él permanecía estupefacto.
No besaba nada mal.
Puede que le gustase. Un poco. Poquito.
Seguía atónito cuando terminó. Se lamentó de que no lo hubiese alargado más. Teddy lucía contento, sus dedos le trazaban círculos imaginarios en la cadera y el muslo; había olvidado que estaba desnudo, expuesto por completo. No le habría importado tanto, de ser consciente de las marcas que le cubrían la piel. Ya tendría tiempo para detallarlas después.
—Teddy.
—¿Hm?
—¿Qué hicimos?
El metamorfomago arqueó las cejas, sus ojos se esclarecían, las pupilas sólo abarcaban a James.
—Yo me declaré —comentó Teddy, despreocupado. Las manos que iban a su espalda baja lo redirigían hacia abajo—, tú me dijiste que sí. Eso fue después de que me dijeras dos veces que querías chupármela desde aquella vez que me viste desnudo por accidente en el verano…
James gritó, otra vez.
Su próximo beso no lo dejó pensar en una respuesta más coherente que esa. Tampoco era necesaria; Teddy comprendió el ruidito estrangulado que se le escapó y que colocase las manos en su pecho, tanteando, buscando, sujetando.
Teddy besaba bien. Si James quería darse una explicación a sí mismo, era esa.
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Cliché
FanfictionSerie de drabbles clichés de diferentes parejas como especial de San Valentín 2021. Wolfstar, Drarry, PrinceBlack, Scorbus, Grindeldore, Jeddy, Linny... Si esto fuese mío, sería canon. Ya que no lo es, saben lo que significa.