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El cliché del niñero (¿o de la seducción? ¿O de las hormonas adolescentes? ¿O más playboy descarado? Realmente no lo sé). AU wolfstar.

Regulus Black era un muchacho encantador; atento, tranquilo, con tendencia a sentarse en el alféizar de su ventana a leer por las tardes, en lugar de hacer un desastre en el patio, jugando con su perro gran danés, que según él, era un caballo peludo y bien domesticado. Remus estaba feliz de haber aceptado el trabajo de cuidarlo, porque no tenía que cuidarlo en sí, cuando él no hacía gran cosa en su día a día; ofrecerse a ayudarle con las tareas, hornearle galletas de vez en cuando, acompañarlo a sacar a pasear a Canis.

Sí, él estaba contento con el empleo. Asistía a la casa de los Black tres o cuatro días a la semana, jamás se topaba con los padres de Regulus, siempre llegaba un sobre con la paga al final del domingo. Alguien limpiaba el lugar, eso era seguro, y solían cocinarles a ambos, pero tampoco a ellos se los encontraba.

Todo era perfecto. Excepto por un detalle.

Detalle alto, de cabello largo, tatuajes y Sirius Black por nombre. El hermano mayor de Regulus.

A pesar de que Sirius ya era un adulto, en teoría, y no estaba en edad para ser cuidado, también en teoría, aparentaba la madurez mental de una nuez. No sólo se peleaba con su hermano para ser quien le abriese la puerta, sino que nada más pararse frente a Remus, lo observaba de arriba a abajo, con tal mirada que le hacía estremecerse.

Incluso tenía el descaro de morderse el labio inferior y pasarse la lengua después, mostrándole el extremo redondo de un piercing. Estaba convencido de que era intencional.

Y no terminaba ahí, por supuesto que no. Sería demasiado fácil que terminase ahí.

Remus lo atrapaba mirándolo cuando se inclinaba sobre la mesa para ayudar a su hermano menor con una tarea; entonces le fruncía el ceño, esperando que dijese algo, pero Sirius sólo sonreía y continuaba allí. Entrenaba en el patio trasero por las tardes, e ingresaba a la casa sudado, secándose con la camiseta que se levantaba casi hasta la altura del pecho. Se deshacía de la prenda de camino al baño, más lento si Remus estaba presente en algún punto del trayecto, y cuando alcanzaba la puerta, ya estaba bajando unos centímetros el pantalón. Además, solía "olvidar" el acondicionador afuera.

En una sola ocasión, cometió el grave error de entrar para llevárselo, a causa de su insistencia. Sirius abrió la cortina, lo recibió, sonrió y agradeció. Desnudo. La imagen ya no salía de su mente cuando lo oía gritar, desde el interior del baño, que "olvidó" el acondicionador. Desde entonces, enviaba a Regulus en su lugar, quien era recibido con quejidos.

Al saber que el truco perdía utilidad, comenzó a salir del baño con la toalla en la cadera y deambular descalzo por la casa, buscando algo para beber, bocadillos, lo que fuese que le diese la oportunidad de moverse por ahí. También andaba sin camisa una cantidad alarmante de tiempo, dejando al descubierto un torso plano, tatuajes en los costados y sobre las costillas, una 'V' marcada en la parte de abajo de la pelvis, que sinceramente, en conjunto, le daban ganas de lamerlo. Eso también era preocupante.

Por si fuera poco, se instalaba en la cocina cuando Remus preparaba la masa de galletas, sin decir o hacer nada, más que quedarse sentado encima del mesón y mirarlo.

Pero lo peor tampoco era eso. Ni que estuviese con el cabello húmedo y sin peinar, desordenándolo con los dedos y distrayéndolo si de casualidad decidía hablarle, ni que no conociese del espacio personal, ni siquiera que Remus estuviese seguro de que le veía el culo cuando se daba la vuelta.

Era extraño, un poco irritante. En parte, también halagador, porque Sirius Black era atractivo, lo viese como lo viese, y sus pupilas no abarcaban nada más que Remus cuando se topaban en la misma habitación.

Así que lo peor, en verdad, no ocurrió hasta un domingo por la tarde. Regulus había leído hasta tarde la noche anterior y pidió permiso para tomar una siesta -encantador, era simplemente encantador, pensaba Remus-, así que lo único que le quedaba por hacer era aguardar su hora de partida, de acuerdo a lo estipulado. No porque alguien fuese a comprobar que aún estuviese o a quedarse con ellos en su lugar, ya que nunca encontraba a nadie más en casa, sino porque le gustaba la sensación de hacer las cosas bien y no a medias.

Remus decidió elegir un libro de la enorme biblioteca familiar -Regulus le dijo que lo hiciese cuando quisiera-, echarse en el sofá de la sala y dedicarse a Verne en cuerpo y alma por unas horas. Luego podría preparar algo para que comiesen; a Regulus le gustaba más su comida que la que alguien les dejaba allí.

A Sirius se le ocurrió que era un buen momento para masturbarse. No del modo en que un muchacho de diecisiete años lo haría, claro; él tenía que ser ruidoso, golpear el colchón, la pared, jadear como si tuviese el mejor sexo de su vida. Gemir su nombre.

A Remus se le resbaló el libro que había tomado cuando lo escuchó. Creyó haber oído mal, después los sonidos se convirtieron en una retahíla de "Remus, Remus, Remus, RemusRemusRemusRemus, Lupin" que resultaba inconfundible.

Debería haber corrido fuera de esa casa. Debería haberse disculpado con Regulus y abandonar el trabajo.

Lo cierto era que no debería haber caminado hacia su habitación, que también por casualidad, tenía la puerta entreabierta. Le habría gustado decir que se preguntó sino le importaba que su hermanito también pudiese oírlo, pero mentiría. Era difícil pensar en algo diferente del ruido que acompañaba el final de cada llamado a su nombre.

Remus era virgen. Era gay. Y bien, , le atraía el imbécil. Tal vez no eran razones suficientes para permanecer frente a esa puerta, con la boca abierta y la sangre hirviéndole; sólo eran las que usaría para justificarse a sí mismo.

Luego huyó a la biblioteca. Sirius se reiría cuando lo viese marcharse ese día, repitiendo eso de verlo de pies a cabeza, morderse el labio y relamerlo.

Y sólo sería el comienzo de un juego arduo de autocontrol y resistencia, hasta que Remus cediese frente a una invitación no pronunciada.



Creo que el descaro de Sirius elevó esto demasiado, pero mañana estamos de regreso con el fluff ❤️
¿Leyeron el os que subí en la madrugada? Todavía me estoy riendo por esa "travesura" (?)

ClichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora