Eras Tú - Editando

Extra

Diego Alexander

-. ¿Es un chiste? Porque no me hace gracia Alejandro - trato de calmarme pero al ver como evade mi mirada solo consigue irritarme más - ¿En qué demonios estabas pensando?

-. Lo siento, estaba tomado y...

-. Y nada - interrumpo - ¿Acaso debo recordarte en que se convirtió nuestro padre por ese maldito vicio?

-. Yo no soy un alcohólico - alega mirándome por fin

-. Aún no pero no tardas en serlo - puedo ver que mis palabras le afectan y me alegro por eso, ya estoy cansado de arreglar sus desastres

-. Amanda no sería capaz de destruir la empresa Diego estás siendo exagerado como siempre

-. Amanda es una mujer despechada y esas son las más peligrosas Alejandro - niego molesto - No se que harás y en este momento me da igual pero más te vale arreglarlo y rápido

-. ¿Y que puedo hacer? - pregunta y noto el miedo en su mirada

-. ¿A que le temes exactamente? - cuestionó - ¿Temes perder la empresa o temes perderla a ella?

-. Si la pierdo a ella... Perdería también la empresa... Lo estoy perdiendo todo

-. Entonces te quedarás sin hacer nada y terminaremos perdiendo todo por cuanto hemos luchado - comento - te has convertido en un cobarde Alejandro

-. Mide tus palabras, el que seas mi hermano no te salva de un buen golpe - amenaza y me río

-. La verdad duele y si por eso me quieres golpear pues vamos no te detendré pero eso no evitará que te diga lo cobarde que eres... - se escucha el llanto de una de las gemelas através del interfono y me levanto para ir atenderla pues Alice ha estado muy agotada - por lo visto te librarás de esta, pero queda pendiente - me levanto de mi asiento y voy hasta la puerta, pero antes de salir me detengo, sea como sea es mi hermano y necesita mi apoyo, suelto un pesado suspiro y me giro para mirarle - tú no eres como nuestro padre, pero si continúas con la bebida terminarás siguiendo sus pasos Diego - le recuerdo - si quisieras podrías recuperarla y en el fondo lo sabes - claudico, me vuelvo y sigo mi camino a la habitación de mis pequeñas.

Alice M. West

Es increíble el amor que te pueden hacer sentir dos pequeñas y la forma en la que te hacen ver el mundo. Con sólo darle una mirada a mis gemelas mi corazón se hinchaba de amor y parecía que no era lo suficientemente grande para abarcar todo lo que sentía. La madre de Diego decía que se sentía de igual manera cada ver que veía a sus hijos y que aún hoy cuando ya ellos eran adultos seguía sintiéndose de la misma forma.

Mis pequeñas aunque eran idénticas físicamente, en cuanto a carácter eran todo lo opuesto Emma Alejandra era como su tío, sonreía con solo escuchar su nombre,pero Emma Alexandra era la copia exacta de su padre, verla sonreír era algo sumamente especial ya que muy poco lo hacía y las única forma de conseguir una era que escuchará la voz de su padre, en eso se parecía a mí pues cuando sentimos la presencia de Diego nuestro mundo se paraliza.

Tanto Victoria como Maria decían que el dominaba todo mi mundo y aunque vivía negandolo la verdad sonaba muy poco creíble, Amanda por su lado se había alejado un poco de nosotros y aunque no estaba de acuerdo tampoco podía juzgarla ya que yo en su debido momento también necesite tomar mi espacio para pensar y poder aclarar cómo debe ser cada una de mis ideas, deseaba con todo mi corazón que tanto ella como mi cuñado arreglaran sus diferencias o la compañía y la salud mental de toda la familia se vendría al suelo. Alejandro se hacía el fuerte y el juguetón como siempre pero sabía en el fondo que solo era para no preocuparnos, pero en su mirada había miedo lo que todos nos preguntábamos era ¿A que? La constructora era su vida pero cuando estaba con Amanda o se le mencionaba era como si todo a su alrededor se detuviera...