«Herida»

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Me disculpo de ante mano por los errores que podría contener esta parte, me duele mucho la cabeza y siento que me va a estallar, por eso no dire más, ojala les guste.


Hoy era un día libre en el café y estabas aburrida así que decidiste pasar por Jotaro para que te hablara más de esas historietas japonesas conocidas como "manga", increíblemente no tuviste problema alguno en entrar y como te percataste que el pelinegro seguía en clases decidiste entrar a la biblioteca a por algo interesante que leer, esperando a que el timbre diera la salida.

En los últimos días, Jotaro solía pasarse al café con la excusa de que "tenía tiempo libre" siendo que siempre se sentaba en la misma mesa y no paraba de observarte, siendo que ambos después terminaban caminando juntos a casa hablando de trivialidades, como la de aquella ocasión la cual el joven Kujo recordó a la perfección cuando se percato de una nota en su escritorio tras volver del almuerzo.

La nota estaba escrita en una delicada y femenina caligrafía que decía algo como: "Le estaré esperando detrás de la escuela a la salida, venga solo por favor".

Jotaro suspiro, no era la primera vez que le llegaban esas notas melosas de adolescentes buscando confesarle sus sentimientos, por lo usual simplemente se iba a casa y las ignoraba pero entonces recordó la plática que tuvieron camino a casa.

Eso es cruel, ¿te imaginas te llega a gustar una persona y menosprecia tus sentimientos de la misma forma? Te sentirías igual de mal que esas chicas ¿no? Así que cambia tu actitud antes de que el karma te la cobre.

Se acomodo la gorra con fastidio mientras seguía sus clases, una vez estas terminaron recogió sus cosas y pensó breves minutos en tus palabras antes de dirigirse a la parte trasera de la escuela, en dicho lugar una joven de largo cabello castaño claro miraba sonrojada sus pies como si fueran lo más interesante del mundo.

Tu estadía en la biblioteca fue placida hasta que escuchaste bullicio, irritada te levantaste caminando en búsqueda del sonido solo para toparte con dos alumnos peleándose sobre una escalera cada uno arrojándose libros.

Casualmente la escena formada por los alumnos estaba junto a el lugar donde estaba Jotaro.

—¡Kujo-senpai, desde antes de entrar a esta escuela yo he estado interesada en usted...

Las palabras de la chica no entraban en sus oídos en lo que veía como le reclamabas a los alumnos que no hicieran tanto desastre, te observo breves instantes antes de ver como una de las escaleras se tambaleaba siendo que uno de los alumnos amenazaba con caerse y ser golpeado por esta hasta que tu interviniste sujetando al estudiante y usando de escudo tu ante brazo el cual fue golpeado por la escalera, la rapidez de tus acciones fue debido a twisted sister pero ese era un secreto que solo tu sabías por el momento.

—...Así que salga conmigo por favor.

—¿Ah? —Murmuro volviendo su vista a la chica frente suyo y buscando una respuesta para la confesión la cual por cierto quería rechazar sin sonar demasiado borde. —Tengo un trastorno de estrés post traumático por enfrentarme a un vampiro metrosexual que asesino a todos mis amigos, me excitan los delfines y cosas del océano siendo que cuando veo uno me emociono demasiado, tengo un fetiche por las maid, colecciono figuras de delfines disfrazados de maid e incluso yo me disfrazo de maid, así que me voy a hacer eso.

Jotaro se volteo con las manos en los bolsillos dispuesto a ir a buscarte y darte un regaño por tu imprudencia aunque conociéndote sabría que lo negarías todo.

—¡No me importa! —Exclamo la chica ganándose una mirada del más alto. —¡Me convertiré en la chica que te guste!

—Eso es imposible —Respondió Jotaro antes de seguir su camino.

...

Caminabas por el pasillo mirando tu antebrazo haciendo puchero, lo habías dejado un considerable rato en agua fría y se aminoro un poco el dolor pero aun así la hinchazón no disminuía y parecía que no lo haría pronto, suspiraste divisando a Jotaro en la distancia, alzaste tu brazo sano para saludarlo.

—¡Ey! Jotaro ¿te parece si me acompañas a comprar un man—El pelinegro te interrumpió sujetando fuertemente la muñeca que tenías herida sacándote un grito de dolor que fue un quejido ahogado. —¡Duele! ¡Duele!

—Sígueme. —Ordeno a lo que le observaste curiosa siguiéndole hasta un lugar donde una mujer de corto cabello guardaba sus cosas. —Enfermera, ¿puedo pedirle algo?

La mujer sonrió ladeando la cabeza hasta que Jotaro te dio un empujón que te hizo entrar en el lugar y ahí estabas siendo curado tu brazo mientras que el joven adolescente miraba por la ventana.

—Así que sujetaste a un estudiante de caer, que heroico de tu parte —Comento la mujer sonriendo tranquilamente mientras vendaba tu brazo.

—Planeaba curarme sola una vez en casa pero me atrapó —Dijiste haciendo puchero mirando al pelinegro de reojo. —Aunque seguramente la señora Kujo se alarmaría de nuevo.

—Oh, ¿están viviendo juntos?

—Por circunstancias —Respondiste una vez terminaron de curarte el brazo.

—Listo, no te fracturaste pero la hinchazón es mucha aunque la pomada que aplique calmara tanto el dolor como la hinchazón. —Aclaro la simpática mujer para luego guardar sus cosas —Y también, cuida de Jojo, aunque como es el, sería mejor que el cuidara de ti.

—Gracias —Dijiste sonriendo tranquilamente mientras movías cuidadosamente tu muñeca.

La mujer observo a ambos salir de la enfermería con una sonrisa en su rostro al ver como el pelinegro se preocupaba por una chica.

...

—¿Lo viste? —Preguntaste mientras salían.

—Sí, una mujer me cito detrás de la escuela —Respondió mirando al frente. —Y entonces te vi en la biblioteca.

—Si te citaron ¿Se te declararon? ¿Ya tienes novia? —Preguntaste sonriendo divertida mientras el más alto te daba una mirada silenciosa.

—Tú... ¿acaso olvidaste lo que te dije en Egipto? —Comento el pelinegro a lo que enrojecías completamente.

—Yo te dije que pensaría una respuesta ¿no? —Añadiste desviando la mirada avergonzada antes de que el más alto sujetara tu muñeca.

—Recuerdo que dijiste "Te amo" —Recordó Jotaro jalándote hacia si mismo desde tu muñeca sana, tu rostro era un tomate viviente. —Mis sentimientos no han cambiado.

—Y-yo —Balbuceaste tragando saliva —¡Ah mira, es el manga del que me hablaste!

Y te deslizaste con rapidez hacia el escaparate de una librería aun con el rostro enrojecido.

No estabas lista para tener un romance con Jojo finalmente, sentías que la presión te sucumbía completamente además de que querías que fueran amigos primero para que así se desilusionara de tu verdadera personalidad, o eso creías que haría.

Suspiraste cansada, probablemente el estaría harto también.

Asentiste decidiendo que se lo dirías en el festival cultural, aprovechando las circunstancias le darías una respuesta antes de marcharte de vuelta a Nueva York y de paso le obsequiarías el llavero.

Nuevamente suspiraste.

Las circunstancias de la familia Kujo →「Jotaro Kujo」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora