Las circunstancias de la familia Kujo →「Jotaro Kujo」

«Feliz día del Pocky (11/11)»

Estabas comiendo en la sala unos dulces japoneses conocidos como "pocky" que consistían en una galleta larga bañada en chocolate, te echaste uno a la boca mientras leías un manga que te habían prestado en el trabajo cuando Jotaro apareció y le observaste en silencio al sentir su mirada sobre ti.

—¿Quieres? —Preguntaste extendiéndole la caja a lo que el te observo en silencio aún.

—Te apuesto cincuenta dólares a que te apartas jugando esto. —Habló finalmente poniendo la galleta entre sus labios.

—¿Por qué no me das simplemente los cincuenta y acabamos con esto de una vez? Además son cinco mil yenes. —Le dijiste sin despegar la mirada de tu revista.

El más alto no dejo de mirarte, sabias que se tomaba las apuestas enserio desde que jugaron una vez al póker y tuvo que dejar que usases su gorra todo un día.

—Solo ven aquí de una vez. —Dijo a lo que te incorporaste silenciosamente.

—Quiero cambiar la apuesta, si gano deberás llevarme al festival de tu escuela y a tu graduación. —Dijiste con las manos en la cintura, el de cabellos negros asintió. —Y para que sea justo añadiremos cuatro más, si pierdo son cincuenta por galleta.

Le observaste confiada, demasiado confiada para estar prácticamente gritando de los nervios en el interior, aun así te tomabas todas las competencias en serio ya que desde niña el señor Joestar y la abuela Suzie se alegraban al ver como ganabas los premios.

—Hecho. —Dijo finalmente Jotaro, poniendo entre sus labios las cuatro galletas siendo que tu misma las juntaste en una sola.

Empezaste a morder las galletas silenciosamente, intentando más que nada solo pensar en estas y evitar pensar en la proximidad a la que iban sus rostros, entrecerraste ligeramente los ojos mirando por una milésima de segundo como los labios de Jotaro se acercaban a los tuyos e inconscientemente preguntándote si estos tendrían sabor a chocolate producto de las galletas.

Ninguno de los dos se separo siendo que mordiste el ultimo trozo de galleta con sus labios unidos dándote finalmente el gusto de saborear los labios ajenos por impulso y cerciorándote de que efectivamente tenían sabor a chocolate, ligeramente inclinaste la cabeza buscando seguir con el "beso" hasta que Jotaro se separó.

—El festival empieza el lunes a la once, no llegues tarde.

Y sin decir más se separó dejándote en el sitio con una sonrisa en los labios que ocultaba bajo su gorra, mientras que tu permanecías atónita y sin saber realmente que decir sintiendo un ligero rechazo invisible.