Nueva York, 1939.
El taxi avanzaba lentamente por las calles de la ciudad de nueva york, el chófer que no era más que un hombre en sus cuarenta años observo en silencio por el retrovisor a su único pasajero que era una mujer joven de cabello castaño corto que parecía tener unos veinte o diecinueve años, a pesar de ello la dama sentada en el asiento trasero mantenía su mirada en el periódico que leía aunque en sus ojos se podía divisar un atisbo de tristeza.
Las ojeras y bolsas estaban cubiertas por una suficiente cantidad de maquillaje pero sentía que en cualquier momento comenzaría a llorar con tan solo pensar en aquel hombre, el hombre que fue su primer amor y hasta hace unos pocos días le había rompido el corazón.
Todavía sonaba en su cabeza como le prometió que viajarían juntos por Europa cuando todo el asunto de los hombres del pilar acabase y pudiese vengar a su familia y honrar el deseo de su abuelo. Cuando partieron a Suecia, nuestra protagonista le había insistido e insistido a su maestra con que la llevaran en el viaje pero Lisa Lisa se negó rotundamente.
Días después le informaron por la fundación Speedwagon que Caesar Zeppeli había muerto en la batalla contra Wham.
Suzie la observo con lastima ya que conocía sus sentimientos por el joven italiano, pero antes de que pudiera lanzar siquiera un consuelo a Aurora ella había corrido hacía su habitación quedándose acostada en silencio mirando el techo por horas hasta que finalmente las lagrimas comenzaron a brotar de sus ojos.
Dolía, le dolía el pensar que ya no tendría al rubio rondando por la isla, lanzándole bromas y coqueteos, que nunca más le escucharía hablar. En unos momentos sintió rabia contra su casi hermano Joseph Joestar, sabía lo fuerte que era y se pregunto porque no lo había salvado, luego reacciono y dejo de culparlo ya que en cierto modo todo esto era nuevo para el y su amistad con Zeppeli también le habría de estar causando dolor ante su muerte.
Llego a Nueva York esperando encontrar a su abuela Juno y envolverse en sus brazos como siempre hacía de niña y extrañaba a su padre, pero su abuela ya no estaba y su abuelo tampoco, ambos partieron juntos dándole un sabor agridulce en la boca ya que por una parte estaba feliz de que ambos hubieran muerto juntos pero triste porque perdió a la única familia que alguna vez había tenido. Su padre estaba en el frente, ignorándola como siempre lo hizo por lo que no podía pedir apoyo en él.
Pensó en buscar consuelo en la mujer que era su abuela adoptiva, pero no podía verla a la cara ya que Erina Joestar estaría buscando preguntas sobre su propio nieto y ella no debía decirle que Joseph estaba peleando contra vampiros centenarios como los que asesinaron a Jonathan Joestar o peor.
Estaba sola.
Se quedo sentada al borde de la cama de su habitación mirando la madera de roble de aquella casona tan antigua que sus abuelos le heredaron, el lugar era inmenso y se sentía tan solitario que Aurora no sabía qué hacer con él.
Se quedo un par de días allí, deambulando de un lugar a otro en camisón caminando descalza por el amplio jardín que fue su patio de juegos en la infancia y mientras veía las nubes tomo una decisión.
Guardo todas y cada una de sus pertenencias en su maleta, puso en venta la casa de sus abuelos para luego partir rumbo a Inglaterra, a pelear una guerra que no era suya.
Muchos la llamaron suicida cuando se presentó, pero su impecable fuerza física y habilidades con el hamon le otorgaron el puesto de agente en un área de inteligencia secreta del ejercito que planeaba infiltrar y desbaratar el régimen nazi desde adentro, por lo que volvió a Estados Unidos.
En una época tan arcaica como lo era 1940 tuvo que ganarse el respeto de los hombres de la forma violenta.
En esos tiempos conoció a un soldado, era un paramédico.
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Las circunstancias de la familia Kujo →「Jotaro Kujo」
FanficLuego de un viaje del cual ambos salieron mentalmente dañados, ciertos asuntos quedan pendientes sobre un par de cosas que debían tratar. «Serie de One-Shots que narran lo sucedido después de "Amar y Perder a la vez" siendo que estos no están en ord...