«Delfín después de todo»

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La vida no era justa, pensabas cambiando los paños húmedos que yacían en la cabeza de Jolyne mientras esta respiraba agitada aun con una alta fiebre desde hace casi dos semanas, el medico creía que era un simple resfrió el cual pasaría en un día o dos pero podías deducir en el rostro de la pequeña que los medicamentos no surtían efecto. Lo doloroso del asunto es que podías revivir las escenas de cuando tu propia madre enfermo, haciendo que la preocupación te invadiera.

"Su llamada será transferida al buzón de voz, después del tono deje su mensaje"

Era la cuarta vez que llamabas a Jotaro y la cuarta vez que el no contestaba, estabas en el umbral de la habitación de la menor viendo como respiraba lentamente intentando dormir.

—Jotaro, soy yo otra vez, Jolyne no ha mejorado desde hace un par de días ¿p-podrías llamarme de vuelta? Necesito oír tu voz, te necesito aquí, por favor no se que hacer. Adiós.

Colgaste el teléfono para luego caminar hasta la cocina por un poco de agua para que la niña de ojos aguamarina pudiera beber.

—¿Mamá? —Su voz te sorprendió a lo que te volteaste viéndola algo aturdida y desorientada.

—Jojo, te dije que no te levantaras. —Respondiste sonriendo con el vaso en la mano. —Venga, te llevare a la cama.

—No pude ir al baño yo sola. —Continuo la menor observándote antes de tambalearse sobre sus piernas comenzando a toser con fuerza en lo que sus labios comenzaban a cambiar de color.

El vaso termino en el piso destrozado en lo que corrías y la sostenías en tus brazos.

—Jojo, oye Jojo —Murmuraste remeciéndola ligeramente, la cargaste en brazos notando como su cuerpo entero ardía aún más que antes y fuiste camino a su habitación cargándola hasta dejarla recostada. —Jojo, Jolyne contéstame.

No había respuesta y tus ojos comenzaron a aguarse en lo que la abrazabas contra ti escuchando un silbido en su pecho apretando los ojos, afuera comenzaba a llover torrencialmente como siempre solía llover en verano en aquella ciudad, probablemente una tormenta eléctrica avecinaría pronto, apretaste el abrazo antes de soltar a la pequeña ligeramente y buscar un cambio de ropa limpio para ella en el armario, la vestiste con rapidez antes de cargarla contigo en el auto en el asiento del copiloto, asegurándola bien.

El terror que tenias a los rayos junto a los relámpagos que iluminaban el cielo iba pasando a un segundo lugar mientras pisabas el acelerador siendo consciente del peligro de las carreteras mojadas en medio de una tormenta.

—Mamá —Oíste murmurar a la menor a lo que cogiste su mano. —¿Dónde está papá?

Apretaste los ojos ocultando un sollozo.

—Papá esta trabajando pero espera que te recuperes pronto —Respondiste con tal de no angustiar más a la pequeña niña que nuevamente comenzaba a perder la conciencia.

Comenzaste a pisar el acelerador con fuerza en lo que llegaban al hospital saliendo del auto con la lluvia golpeándote con fuerza y sacando a Jolyne mientras la cubrías con tu chaqueta para protegerla ya que habías salido rápidamente de casa.

Una vez en urgencias la enfermera rápidamente te observo correr hacía ella con una niña cubierta en mantas.

Jolyne fue rápidamente ingresada al pabellón pediátrico diagnosticándole tos ferina, te dijeron que pasaría la noche en observación para que volvieras a casa, te cambiaras de ropa y le trajeses lo necesario a la niña.

Fueron unos días duros en los que te quedabas dormida junto a su cama cuidando su sueño escuchando la maquina de oxigeno que era necesaria cuando la pequeña comenzaba a ahogarse producto de la tos llegando a dejar de respirar en ciertas ocasiones.

Mientras que ella seguía hospitalizada a ti te dieron antibióticos para evitar contagiarte y empeorar la situación de la pequeña.

Estabas ayudándole a comer cuando tu teléfono resuena en tu bolso, esperanzada de que se tratara de tu esposo contestaste.

—¿Diga? —Dijiste volviendo a sentarte junto a Jolyne quien bebía lentamente su vaso de agua.

"¿T/N? " La voz de la abuela Suzie fue como un abrazo en lo que dejabas caer los hombros viendo a Jolyne mirarte con curiosidad en lo que limpiabas sus labios.

—Abuela Suzie —Dijiste a lo que Jolyne extendió sus manos queriendo saludar. —¿Cómo estas?

" Eso debería preguntar yo, no respondías mis llamadas, Holly también estaba preocupada"

—¿Están juntas? —Preguntaste volviendo a alimentar a Jolyne. —Yo, no he estado en casa estos días, estoy con Jolyne en el hospital.

"¡¿Qué?! ¿Están bien? Dios mío, T/N ¿Por qué no llamaste?" La preocupación era latente en la voz de la mujer a lo que te incorporaste dejando a Jolyne comer su jalea por su cuenta.

Saliste de la habitación en silencio, cerrando la puerta tras de ti.

—Llame a Jotaro unas cien veces, pero no me contesto. —Murmuraste mirando tus pies en silencio.

"Espera, ¿quieres decir que has estado sola cuidando de Jolyne este tiempo?" hiciste un sonido aprobatorio en lo que oías unos murmullos. "Le diré a Joseph que haga que la fundación Speedwagon busque a Jotaro y le informe lo sucedido para que este contigo"

—No es necesario, nosotras estamos bien —Dijiste mirando por la ventana de la puerta como Jolyne comía. —Solo avísenme cuando vuelva a casa, para que Jolyne lo reciba.

El silencio se volvió a repetir antes de que escucharas decir a la abuela Suzie un "okay" antes de que la llamada se terminara.

Te apoyaste en la puerta silenciosamente.

—Eras un delfín después de todo, Jotaro.

Las circunstancias de la familia Kujo →「Jotaro Kujo」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora