«Donde hubo fuego...»

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Tras haber tenido una noche de mierda despertaste con unas grandes y pronunciadas ojeras pero que decir de los ojos hinchados de tanto llorar por la noche viendo una película romántica que en lugar de hacerte sentir mejor te hizo llorar toda la noche por haber vuelto a Estados Unidos desde Japón, te enlistaste para ir a clase poniéndote una blusa con un blazer el doble de tu tamaño y una falda, medias y unas botas.

Bebiendo una taza de café y una rosquilla saliste del piso que Joseph te había conseguido para tu estadía en Florida cerrando la puerta bajaste las escaleras y pusiste rumbo a la universidad con la cara de quien desea tan solo morir.

En el camino no hacías más que pensar en la despedida de hace una semana en el aeropuerto, Holly y Jotaro habían ido a dejarte al avión siendo que a modo de despedida estrecharon manos para que luego por el parlante anunciaran tu vuelo, suspiraste con el corazón roto sabiendo que esa poca demostración de afecto en aquel momento tan critico solo significaba una sola cosa, Jotaro y tu habían terminado su relación.

Con la mochila en un solo hombro te limpiaste la nariz con los ojos aguados en lo que veías a las personas transitar por la ciudad que empezaba a ponerse calurosa por la llegada de la primavera siendo que cuando arribara el verano la ciudad estaría plagada de turistas emocionados por ir a las playas o a disneylandia, tu estarías trabajando y haciendo actividades comunitarias en la playa.

—¡Hey! ¡Finalmente apareces Mustang! —Exclamo Megan al verte entrar al salón, le dedicaste una sonrisa leve antes de sentarte y hundir tu rostro en la mochila. —¿Por qué tan deprimida?

—No digas tonterías, Meg—Dijiste aun con el rostro metido en la mochila. —Mi novio me corto así que hace una semana estoy así.

—¿Tenias novio? —Pregunto la rubia a lo que le observaste cayendo en que no le habías mencionado a nadie sobre tu romance con Jotaro.

—No quiero hablar de eso. —Murmuraste volviendo a ocultar tu rostro en la mochila.

—Hola chicas. —Una voz juguetona y familiar se hizo presente a lo que alzaste la mirada breves instantes topándote con Eddie. —¿Está ocupado?

—Siéntate no más —Dijo Megan a lo que te abrazabas a la mochila.

—Por cierto, ¿Dónde te habías metido, querida? —Pregunto Eddie a lo que le observaste silenciosamente. —Corrían rumores de que te fugaste con un hombre mayor, de ojos verdes.

—Ese es mi padre —Dijiste frunciendo el ceño ligeramente. —Teníamos que atender unos asuntos familiares por lo que fuimos a Japón y luego a Egipto, pero eso no tiene importancia, dime las ultimas noticias Ed.

—¿Recuerdas a Rick, el de psicología que veíamos en desarrollo personal? —Pregunto el de cabellos castaños claros, entrecerraste los ojos.

—El que estaba en el equipo de futbol americano ¿no? —Dijiste a lo que Eddie asintió.

—Te va a invitar a salir. —Confesó el joven de ojos esmeraldas a lo que te incorporaste de un respingo con la expresión confusa. —Te traía ganas de hacia tiempo, pero como desapareciste ahora no perderá su oportunidad.

—P-pero espera, yo acabo de terminar una relación no creo que pueda salir con alguien más en un tiempo. —Dijiste empezando a sudar frio. —Aun no supero a Jotaro.

—¿Jotaro? Así que es japonés —Murmuro Megan sonriendo levemente. —Dime ¿es verdad que tienen genitales microscópicos?

—¿Cómo voy a saberlo? Nunca lo vi desnudo —Te excusaste sonrojada por completo.

—¿Y que edad tiene, como es? Dame los detalles —Pidió Eddie sacudiéndote emocionado.

—Tiene diecisiete, es alto y ... —Pausaste tu descripción al ver las caras de Megan y Eddie. —¿Qué?

Las circunstancias de la familia Kujo →「Jotaro Kujo」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora