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Estaba mirando por la ventana, directo al jardín trasero de la casa. Me sentía molesto, pero no sé por qué.

-Amo Jeon, la señorita Ee ya ha llegado

Quería mover mi cabeza para saber quién me llamaba, pero no podía, simplemente podía saber que era un hombre, por el tono de su voz.

-No entiendo porqué mi padre aceptó que esa niña viniera a casa

-Es porque la madame, la madre del señor Ee está enferma y no quiere que la señorita Ee la vea en ese estado

-Eso no me interesa, no es mi problema

-Trate de soportarlo, solo serán cinco meses

-Querrás decir, que se mudó a la casa

-Además de venir para no quedarse con su abuela, la señorita Ee le ayudará a su madre con el bebé

-La mucama puede ayudarla, yo puedo ayudarla

No dijo nada más y simplemente suspiró.

-Llevaré a la señorita a su habitación. Preséntese con ella apropiadamente en cuanto pueda

-...Bien

Abrí los ojos y miré mi mesa de noche con la alarma de mi teléfono sonando.

Estaré la mano un poco torpe y apagué ese ruido fastidioso.

Que sueño tan más extraño, además de los nombres ¿Quién demonios era el señor Ee y la señorita Ee? Seguro vi una película de época y me sugestioné, además de estar en esta casa antigua, supongo que mi cerebro ingenioso me hizo crear esas historias.

Los jardineros querían saber qué decoraciones debían poner en el jardín, por lo que trajeron una carpeta llena de esas decoraciones para que nosotros decidiéramos.

-Deberíamos llamar a la señorita –dijo Eugen

-No hace falta...

-¡Charlotte!

Levanté la mirada al grito de cuervo. Ella venia hacia nosotros con su clásica sonrisa amigables.

-¿Qué sucede? –preguntó en cuanto llegó

-Los jardineros quieren saber qué decoraciones deben traer para que conserve el tema de la casa –contestó cuervo

Le entregó la carpeta y ella le hecho una hojeada en silencio, mirando cada página con atención.

-Pues... es una casa del siglo XVIII –miró todas las decoraciones y señaló algunas –con esas estarán bien

-Muchas gracias por su ayuda, señorita Charlotte –dijo Eugen

-Para eso vine –sonrió

Cuervo y Eugen caminaron de prisa al interior de la casa, para llamar a los jardineros.

-No eres tan tonta como pensé –dije

-Que bueno que dejes de pensar eso

No le dio importancia a mis palabras, incluso mientras me contestaba, miró la hora en su celular para después guardarlo de nuevo en el bolsillo trasero de su pantalón.

-¿Por qué no me respondes? –me desesperaba un poco que solo yo la atacara y ella no me dijera nada -desde aquella vez que rompí tu moño, no dijiste nada, ni siquiera a tus padres

-¿Por qué voy a contestarte? Es cansado ¿Por qué me molestaría por un simple moño de listón? -me miró relajada -Podía comprarme toda la tienda de moños si yo quería

Vals de Máscaras (JeonJungKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora