Charlotte Laville, una chica que no necesita trabajar, la fortuna que sus padres han conseguido con la empresa de la familia es más que suficiente para mantenerla a ella y a otras 3 generaciones más. Joyería y accesorios Laville. Pero ella no quiere...
Por la mañana, me miré al espejo, había dormido poco al hacérseme difícil poder conciliar el sueño después de estar pensando en lo que paso con Jungkook.
Nos quedamos mirando el uno al otro, fue como si... no lo sé, fue como si hubiera querido grabarme su rostro por completo en mi memoria, cada detalle y cada centímetro de su cara.
El modo en que llevó mi mechón detrás de mi oreja hizo que mi corazón latiera aceleradamente.
Estoy loca.
Hoy era sábado, por lo que podía salir de la casa sin sentirme culpable o estar faltando a mi trabajo.
Bajé a la cocina donde Eugen, Alexa y Edgar estaban desayunando.
Desde aquel día en que Violeta estaba sola en el comedor, no he dejado de desayunar en la cocina. Me gusta más sentirme acompañada y escuchar las anécdotas de cada día de los tres.
-¿Listo para ir al cementerio? –pregunté a Cuervo en cuanto terminamos de desayunar
-Claro que sí
-¿Irán al cementerio? ¿A qué? –preguntó Alexa
-Al viejo cementerio que está en la carretera –dije
-Ese lugar es aterrador, me dan escalofríos de solo pensar en entrar en ese lugar
-Pero, tu madre... -hablo Cuervo
-A mamá la movieron al cementerio nuevo
-¿Por qué te da miedo ese lugar? –pregunté
-Tumbas tan viejas, esta todo solo, no lo sé –sobo sus brazos como si le hubieran dado escalofríos –me da miedo
-Será divertido –dijo Cuervo
-Seguro que sí –dije –vamos
Nos levantamos de la mesa.
-Vayan con cuidado –dijo Eugen
-¡Sí! –contestamos los dos al mismo tiempo como niños pequeños
Salimos de la cocina y caminamos a la salida.
Dejamos el auto estacionado a un lado de la carretera y entramos por esa reja oxidada. Tuvimos que caminar un poco entre ese camino trazado y apenas visible por el que hace 25 años aun pasaban personas para venir a saludar a sus seres que se fueron. Pero ahora... todos estaban abandonados.
Después de haber caminado por un tiempo sin ver nada, comenzamos a encontrarnos con lapidas viejas, rotas, sucias, llenas de moho, todas acomodadas como mejor les pareció en aquel momento.
-Increíble –fue lo primero que salido de mi boca al ver toda esta escena
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