El hombre encendió una cámara frente a él.
-Comenzaremos –anunció –primero, quiero que hagan 3 respiraciones profundas, que relajen todo su cuerpo
Las ordenes las seguía al pie de la letra.
-Concéntrense en cada una de sus extremidades, escuchen atentamente el sonido de mi voz y no piensen en nada
Nos dio unos minutos para concentrarnos en todo lo que dijo.
-Ahora, contare del 10 al 1 y cuando termine, delante de ustedes habrá una puerta
Comenzó a contar del 10 al 1 en un tono tan suave y tranquilo, que no era difícil relajarse.
Delante de mi había una puerta café, cerrada, sin estar pegada a una pared o sostenida de algo, era como si estuviera flotando.
De la nada, a los alrededores de la puerta, comenzó a brillar una suave luz cálida.
Caminé a ella y tomé la manija para abrirla.
Llegué al frente de la casa de los So.
-Te quedaras una temporada en esta casa –dijo una voz masculina detrás de mi
-Pensé que iría a casa de la abuela
-Por ahora no, el señor Ee le pidió al señor So que te aceptara un tiempo en su casa
-¿Papá no quiere que vea a la abuela?
-...Ella está enferma por el momento
-¿Qué?
-La abuela se puso un poco enferma y por eso el señor Ee no quiere que pases las vacaciones en la casa
-...Entiendo
-Dejare sus maletas en la habitación que le asignaron
-Gracias
Moví mi cuerpo escaleras arriba para entrar a la casa donde una mujer con vestido de la época y con un bebé en brazos me recibió.
Todo era repetir esos sueños que había tenido antes. Solo que ahora las cosas pasaban rápido.
Recordé el modo en que la señora So era amable conmigo, el modo en que yo cuidaba de Jin Hun como si fuera un hermanito pequeño.
El cómo Doo Hwan me miraba de mala manera y me trataba mal cuando no entendía por qué y aun así yo siempre fui amable con él. El modo en el que no quería causar problemas para no hacerle pasar un mal momento a él.
Recordé las veces en las que Doo Hwan se burló de mí y el como yo simplemente me disculpaba, de todos modos, no pasaría toda mi vida en esa casa y él era el dueño de la misma, no podía ponerme a discutir con Doo Hwan y causarle problemas a sus padres cuando le estaban haciendo el gran favor a mi familia de dejar que me quedará.
Recordé el primer momento en que mi corazón comenzó a latir tan rápido por él, aquella vez cuando estaba practicando esgrima con su padre, en uno de los tantos salones de la casa. Yo entré por un descuido y los encontré practicando esgrima.
-Lo lamento -dije haciendo una ligera reverencia
-Señorita Lucy -el señor Jang Gi siempre era una persona que sonreía y está vez no fue diferente -¿Qué la trae por aquí?
-La señora So, me dijo que mi profesor esperaba, pero por lo apurada que estaba, olvidó decirme en que salón y no quise molestarla preguntándole
-haaa -suspiró con una sonrisa en los labios -mi linda esposa es tan despistada -se quitó los guantes blancos y se acercó a una pequeña mesa donde dejo el florete y su careta que había llevado bajo el brazo todo este tiempo -Doo Hwan ¿Podrías guiar a la señorita hasta donde está su profesor? Por favor
-...Claro
Sonaba molesto, pero no me miró de mal modo como siempre lo hacía, simplemente me ignoro.
Salimos del salón y comenzamos a caminar por los pasillos.
-Para la próxima, pregúntale a mamá, o a mí, no pierdas tiempo tratando de averiguar las cosas por ti sola
-Lo lamento, no volverá a pasar -bajé un poco la mirada
-No te estaba regañando... eres como un cachorro
Lo miré y cuando lo hice, comenzó a reír.
Una sonrisa que nunca había visto de su parte, una que tal vez sus padres, amigos y conocidos ya habían visto, pero yo no, hasta ahora.
Era una sonrisa linda, una sonrisa que le iluminó el rostro y le sonrojo un poco las mejillas.
Desde ese momento, siempre que estaba cerca de él, no podía evitar sentirme nerviosa, ser un poco torpe y sentir mi corazón golpeando contra mi pecho con fuerza. Siempre un poco más de fuerza.
Recordé nuestro primer beso en la biblioteca.
-Me asustaste
-Lo siento –sonrió divertido -¿De nuevo un nuevo libro?
-Sí, otro libro
-¿Esta vez de quién?
-No lo sé. Estoy entre La Casa de las siete chimeneas –le mostré uno de los libros –o Santos Vega o los mellizos de la flor –le mostré el otro... no sé cuál leer
-La Casa de las siete chimeneas –dijo
-Entonces... ese será –me di la vuelta al librero y dejé el otro libro
-Puedo leerlo para ti
Di un pequeño saltito cuando Doo Hwan susurró en mi oído. Sus manos estaban a los lados de mi cabeza y su cuerpo se acercó lentamente a mi espalda. Presione mi cuerpo al librero tratando de alejarme un poco, pero mi cuerpo solido no me permitía atravesar el librero, por lo que me quede pegada al mismo.
El pecho de Doo Hwan topaba con mi espalda. Bajé mis brazos rápido para abrazar el libro contra mi pecho y hacer un fatal intento de hacerme bolita.
-No hace falta que lo leas por mí, puedo hacerlo sola –no soy de las chicas a las que intimiden con facilidad, por eso me trague la sorpresa que la situación me había causado y me di la vuelta.
El rostro de Doo Hwan se hizo un poco hacia atrás al sorprenderse.
-Pero agradezco tu gesto
-¿En serio? –sonrío –podemos ir al jardín
-No hace falta, de todos modos, solo leo cuando voy a dormir
-En un mes, no creo que hayas podido leer dos libros de 500 paginas
-Me gusta leer hasta altas horas de la noche, además, leo rápido
-Yo también leo rápido –se acercó un poco más a mi rostro y yo me hice hacia atrás
Mis ojos no se alejaban de sus labios, estaba tan cerca que con simplemente mover mi rostro un centímetro hacia adelante, nos daríamos un beso.
Quería besarlo, en serio que quería.
Apreté mis labios para resistir la tentación y desvié mis ojos hacia mis pies.
-Lucy
Los ojos de Doo Hwan me observaron con atención y mis ojos hacían lo mismo con él.
Ese centímetro que nos hacía estar separados, termino por perderse y nuestros labios por fin se juntaron.
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Vals de Máscaras (JeonJungKook)
Novela JuvenilCharlotte Laville, una chica que no necesita trabajar, la fortuna que sus padres han conseguido con la empresa de la familia es más que suficiente para mantenerla a ella y a otras 3 generaciones más. Joyería y accesorios Laville. Pero ella no quiere...