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-Pues ya puedes irte a casa –Violeta peino un poco mi cabello con sus dedos –yo llevaré a Eugen cuando quiera, su novia ya está aquí para cuidarlo

Vi como Charlotte rodaba los ojos y se rascaba la nuca.

-Iré por algo a la cafetería, Eugen ¿Quieres algo?

-No, no, estoy muy bien, gracias señorita, Charlotte

Pensé que no preguntaría, pero creo que sus modales son más fuertes que su mal humor y son más fuertes que los míos, porque yo no hubiera preguntado nada.

-¿Quieres algo? Violeta

-No, no. Puedes irte a casa

Se dio la media vuelta y salió de la habitación.

-¿Te sientes mejor? –preguntó ella

-Sí, Violeta, me siento bien

-Yo... iré con la señorita Charlotte

No me dejes, Eugen, no me abandones.

-Permiso

Él también salió de la habitación.

-Te dije que dejaras de ser grosera con Charlotte

-No tiene nada qué estar haciendo aquí cuando yo ya llegué para cuidarte

-Si ella quiere estar aquí, puede, ella es mi amiga y creo que tiene más derecho que tu

-Soy tu novia, yo tengo más derecho que ella

-No eres mi novia

-¿Aun sigues con esa idea?

-Sigo y seguiré hasta el final de los tiempos

-Deberías estar agradecido de que haya dejado todas mis cosas en la ciudad y viniera corriendo por ti

-No necesitabas venir

-Pues estoy aquí 

Hubiera preferido dormir, más bien, quería dormir, pero el andar de Violeta de un lado al otro mientras hablaba por teléfono con una de sus amigas no me dejaban ni siquiera estar en paz por un momento. Incluso el doctor le pidió que guardara silencio cuando vino a revisarme.

¿Dónde está Charlotte?

Después de un rato, ella apareció, junto con mis padres que por fin habían llegado.

Mis padres pidieron un informe completo al doctor, quien se los explico todo con suma paciencia.

Después de eso, ya había caído la madrugada y la lluvia aún seguía afuera, pero con más tranquilidad que ayer.

-Deberías ir a casa –le dijo papá a Charlotte –nosotros nos quedaremos aquí

-¿Segura que no quiere que la lleve a casa? –le preguntó ella a mi madre

-Muchas gracias, querida. Pero me quedare aquí

-De acuerdo ¿Eugen?

-Yo sí la acompañare, señorita

-Bien, de todos modos –miró a mis padres y por un momento a Violeta –si llega a ofrecérseles algo, no duden en llamarme, vendré de inmediato

-Muchas gracias –dijo papá –regresen con cuidado

-Que tengan una noche tranquila –dijo como despedida Eugen

Los dos se fueron y en ese momento mis padres se prepararon para dormir al igual que Violeta. Acomodaron dos sofás cama que había en la habitación, mis padres en uno y ella en otro.

Vals de Máscaras (JeonJungKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora