Charlotte Laville, una chica que no necesita trabajar, la fortuna que sus padres han conseguido con la empresa de la familia es más que suficiente para mantenerla a ella y a otras 3 generaciones más. Joyería y accesorios Laville. Pero ella no quiere...
Compré el disfraz hace tiempo y no quiero dejarlo guardado para el próximo año, claro, si mi invitación sigue en pie.
Nunca cambió, puedes venir a casa cuando quieras, siempre serás bienvenido.
Está bien, nos veremos en la fiesta.
Bien.
Terminé mi rebanada y corrí a donde Jungkook daba las ultimas órdenes a los obreros de los arreglos de la casa.
-Vaya, comer pastel sí que cambia tu humor –dijo en cuanto me vio y regresó a la hoja que tenía en la mano
-No solo fue eso –tomé la hoja para mirarla
Eran bocetos de cómo iba a quedar la restauración.
-¿Entonces?
-Oliver me llamó –le entregué la hoja y vi la cara seria que puso -¿Qué?
-¿Por qué te llamó?
-Quiere que hablemos
-¿Así como así?
-No, le he estado mandando mensajes todos los días
-¿En serio estas tan desesperada por llamarlo?
-Jungkook
-Lo sé, lo siento, lo siento
-Dijo que vendrá a la fiesta de Halloween
-¿Por qué?
-Porque ya compró el disfraz, porque lo invite, porque debemos hablar y porque sí
-¿Solo para hablar?
-Sí, Jungkook, solo aclararemos las cosas y quedaremos como amigos o como enemigos... prefiero como amigos
-...Bien, si eso es lo que deseas
-Deja de preocuparte –le pellizqué la mejilla –concéntrate en tu trabajo –me di la vuelta para ir a mi estudio
-Me debes una recompensa por dejas que él venga –gritó a mis espaldas
-Si quieres puedo citarlo en la ciudad
-No, está bien, prefiero que venga a casa
-Eso pensé -sonreí y le guiñe un ojo
(...)
El día de la fiesta de Hallowen fue como el cumpleaños de Chan Sik. Todo mundo andaba apresurado acomodando y preparando las ultimas cosas. Esta vez, mis padres sí pudieron venir, por lo que tuvimos más manos.
Al final, todos fueron a sus habitaciones para cambiarse de ropa.
Yo había elegido vestir de una especie de mancha rosada andante. No sabía muy bien qué era mi disfraz, simplemente fui a comprar lo que me gustaba. Supongo que diré que soy como el espíritu del bosque o gato rosado, no lo sé.
Nunca he sido de las personas que se esmeran en sus disfraces.
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