𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟒𝟐

269 27 15
                                    

Las clases eran cada vez más pesadas haciéndome recordar lo que me había dicho Cedrik el primer día que lo había conocido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las clases eran cada vez más pesadas haciéndome recordar lo que me había dicho Cedrik el primer día que lo había conocido. Todo el día me la pasaba quejándome mentalmente de lo mucho que los profesores dejaban de tarea. Eso más las exposiciones, investigaciones y todos lo proyectos que daban para el final del semestre. Los odiaba a todos y cada uno de ellos.

Terminé de guardar mis libros en el casillero para poder guardar los que usaría en mi bolso. Cuando cerré la puerta de mi locker, me sobresalté al sentir como de repente me tocaban el hombro.

-¡Lynn!.-Gritaron al mismo tiempo.

-¿Qué mierda pasa contigo?.-Reclamé con mi mano en mi pecho.-Casi me provocas un infarto.-Le di un manotazo en el pecho.

Él rio.

-Creí que no tenías emociones, preciosa.

-¿Qué estás haciendo aquí? Creí que no te dejaban pasar.

-Cedrik olvidó unos papeles en el laboratorio ayer y me dijo que si podía traérselos hoy.-Levantó los papeles que traía en sus manos para mostrármelos.

Cedrik había estado muy ocupado en estos días, a penas y nos veíamos y cuando lo hacíamos, lo único que lográbamos hacer, era dormir. No era de sorprenderse si llegaba a olvidar algo en algún momento.

-Casi siempre está en el aula de pasantes.-Le hice saber.-Te llevo.

-Sé donde queda, Lynn. Estudié aquí ¿Recuerdas?

Rodé los ojos.

-No lo hago por ser buena persona, Sed. Es una excusa para ver a Cedrik.

-Ya decía yo ¿No se supone que tienes clases?

-El aula de pasantes queda de paso.-Sonreí victoriosa.-¿Alguna otra excusa?

Sed abrió la boca pero volvió a cerrarla antes de bufar.

-Bien, tú ganas esta vez.

-Querrás decir, otra vez.-Corregí volviendo a ganar.

Caminamos por el pasillo mientras él me hablaba sobre como injustamente le querían cambiar el horario en California Beach. De vez en cuando se detenía cuando lo saludaban algunos chicos y chicas de grados mayores al mío. No me sorprendía que Sed fuera muy conocido, después de todo él era muy social.

Cuando llegamos a la puerta del aula, ya todo el pasillo estaba casi vacío debido a que todos habían ido a clases. Sed tocó la puerta un par de veces y para mi desgracia no fue Cedrik el que abrió.

-Hola, Sed.-Saludó con una sonrisa.

Denisse se esmeraba en rogarle cuanto le fuera posible a Cedrik, con esta ya era la cuarta vez que me la encontraba saliendo del aula de pasantes mientras yo iba a ver a Cedrik con la excusa de hacerle mandados a los profesores. Pero esta vez era diferente, me miró de arriba hacía abajo antes de enarcar una ceja y sonreír con lo que parecía suficiencia.

𝐌𝐚́𝐬 𝐥𝐨𝐜𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐚 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora