Los días que no trabajaba comúnmente los odiaba desde que ya no podía estar sola en el departamento. Y con sola me refería a estar sin la presencia de Cecile y de su pequeño engendro. Pero por alguna extraña razón, desde el día de ayer, a pesar de la presencia de ambas, el lugar había estado demasiado silencioso.
Me levanté de la cama, en donde estos días había preferido estar muy seguido y caminé hasta salir de la habitación. En la sala el televisor estaba encendido y Kylie se mantenía acostada en el sofá completamente dormida. Extrañada, me acerqué y apagué el televisor. Bufé al ver como la niña estaba a punto de caer del lugar en donde estaba.
Caminé hasta ella y la acomodé mejor en este, antes de poner unos cojines en el suelo solo por si acaso.
¿En dónde estaba la irresponsable de su madre?
Acomodé la enorme playera de Cedrik, la cual últimamente utilizaba para dormir y me apresuré a la cocina en donde estaba Ceci. Parecía distraída y miraba a la nada, mientras, en sus manos tenía una taza de quién sabe qué. Era extraño que estas dos estuviesen así de tranquilas... pero no iba a decir nada, después de todo eso era lo que yo llevaba pidiendo. Paz en mi hogar.
Sin querer llamar su atención, me di la vuelta dispuesta a regresar a mi habitación a dormir. Estos días no había tenido mucho animo que digamos.
-¿Lynn?.-Me llamó cuando yo ya estaba por salir. Mis hombros se encogieron y cerré mis ojos con fuerzas antes de voltear.
-Dime.
-¿Está todo bien?
-Lo está.-Asentí.-Solo quería agua.-Mentí.
-¿Y por que te vas sin tomar agua?.-Rio un poco. De verdad empezaba a preocuparme.
-Es que se me quitó la sed-dije sin pensarlo.-Kylie se quedó dormida.-Le hice saber mientras señalaba la sala.
Ella parpadeó un par de veces antes de asentir.
-Está bien. Está un poco cansada. Casi no duerme por las noches últimamente.-Se despabiló.-Pero siéntate.-Ofreció.-Te prepararé una malteada.
Parpadeé un par de veces porque ahora que lo mencionaba, quería una malteada.
-De acuerdo-dije simplemente antes de caminar y sentarme en una de las sillas de la isla de la cocina.-No le eches plátano.-Hice una cara de asco.
-De acuerdo.-Asintió con una media sonrisa.
En lo que ella terminaba de hacer lo suyo, me puse a revisar los mensajes de mi teléfono. Entre ellos había muchos de West, mi nuevo jefe, en donde me mandaba miles de archivos pdf que debía estudiar ya que, según él, eran necesarios para que la capacitación fuese mas fácil. Los ignoré. Ya los leería después.
Le respondí un mensaje a Sed y uno a Dallas. Por último abrí el mensaje de Dave.
"𝙴𝚢, 𝚌𝚑𝚒𝚌𝚊 𝚎𝚖𝚋𝚊𝚛𝚊𝚣𝚊𝚍𝚊 ¿𝙿𝚞𝚎𝚍𝚘 𝚒𝚛 𝚍𝚎 𝚟𝚒𝚜𝚒𝚝𝚊?"
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𝐌𝐚́𝐬 𝐥𝐨𝐜𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐚 (Editando)
Ficção AdolescenteDespués de seis meses de haber terminado su larga relación, Lynn decide que quiere ayudar a Cedrik a cumplir su deseo más grande en el mundo, aun si no es a su lado. Por otro lado, Cedrik acepta con la ilusión de que Lynn se dará cuenta que con la ú...