𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟔𝟑 (𝟹/𝟹)

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Cuando la jornada laboral había terminado, a pesar de sentirme demasiado exhausto, había decidido pasar al departamento de Sed

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Cuando la jornada laboral había terminado, a pesar de sentirme demasiado exhausto, había decidido pasar al departamento de Sed. Después de todo, Lynn saldría con su amiga de la universidad hoy por la tarde y a parte, llevaba un buen tiempo desde la última vez que había pasado un buen rato con mi mejor amigo de la universidad. De tal forma que, para cuando llegué a casa y encontré todo oscuro no pude evitar fruncir el ceño.

Saqué mi teléfono y busqué su número para saber si pronto llegaría o si se quedaría a cenar con Maggie, pero cuando su teléfono me mandó directo al correo de voz, no pude evitar sentirme preocupado. Volví a marcar aproximadamente más de diez veces y cuando no pude más con la desesperación, busqué entre mis contactos el número de su amiga. No pasó ni siquiera un segundo cuando esta me contestó.

-¿Cedrik?.-Parecía extrañada.

-Hola, Maggie. Lamento molestarte, pero Lynn no contesta el teléfono ¿Aún está ahí contigo?

-¿Conmigo?-Se escuchaba confundida.

-Sí... me dijo que pasaría la tarde contigo.-Hubo un breve silencio en el cual yo podía sentir como la preocupación crecía.

-Cedrik, yo estoy de vacaciones en Michigan desde la semana pasada.-Me hizo saber.-No he visto a Lynn incluso desde antes del embarazo.

Sentí como mi corazón palpitaba. Estaba claro que me había mentido y justo ahora no me importaba el porqué, solo quería saber en donde estaba y si se encontraba a salvo.

-Perdón por molestarte.-Inicié.

-No te preocupes... yo intentaré llamarla.-Ahora ella también se escuchaba preocupada.-Me avisas cualquier cosa.

Asentí antes de colgar e iniciar a llamar nuevamente a Lynn. Nada. Con desespero empecé a entrar a las habitaciones creyendo que la encontraría en alguna de estas dormida, pero parecía estar todo vacío. Pasé mis manos por mi cabello intentando tranquilizarme porque sentía que si no lo hacía, no lograría pensar con claridad.

Me senté sobre la cama y cuando recargué mis brazos sobre el colchón para echar mi cabeza hacía atrás, mis manos quedaron sobre algo. Volteé a ver encontrándome con una hoja de papel doblada. No iba a tomarle importancia de no ser porque tenía mi nombre escrito en letras grandes sobre estas.

La tomé a la altura de mi cara y para este entonces ya me encontraba sudando frio. Alguna vez dije que con Lynn siempre podrías predecir que haría alguna locura, pero era demasiado impredecible el saber qué era lo que haría y por alguna extraña razón no tenía un muy buen presentimiento.

Con demasiado miedo abrí el papel y suspiré antes de empezar a leer.

Hola, mi amor.

Sé perfectamente que a este punto no te va a sorprender la decisión que estoy tomando en estos momentos, después de todo, a lo largo de estos últimos meses he tomado muchas decisiones en donde desafortunadamente él que sale lastimado eres tú. Quiero que sepas que me está costando demasiado trabajo escribir esto sin evitar llorar, pero siento que necesito darte una explicación del porqué lo estoy haciendo.

Desde que era pequeña, a mi madre le encantaba hablar sin parar sobre el amor. Parecía que le emocionaba la idea del destino y todo lo que este hacía para que las personas estuviesen juntas. La última vez que la escuché hablar sobre esto, no estaba muy animada, sin embargo, recuerdo perfectamente como me decía que el amor no debía de ser rojo, que más bien debía de ser dorado; caigo en cuenta que nunca me había dicho algo tan cierto. El amor no debería de ser descrito como el color rojo, como el fuego. Porque quieras o no, tarde o temprano terminarás por quemarte. Así no es como se debería de describir el amor, al menos no como el que tú te mereces. Mereces describir tu amor color dorado, igual a la luz de un bello amanecer. Amanecer el cual podrás observar con tranquilidad, con la seguridad de que al meterse el sol, este volverá a salir al día siguiente. Lamentablemente eso es algo que no puedo darte Cedrik.

Quiero que sepas que lo intenté, lo intenté porque sé que vale la pena intentarlo solo por verte feliz. Pero es imposible que las personas cambien de la noche a la mañana y, no es justo que tú seas quien tenga que aguantar los colapsos mentales que puedo llegar a tener. Es por eso que me voy.

Me voy porque de no ser así, esto jamás se terminaría. Me voy porque no mereces sufrir por culpa de mi inestabilidad. Y me voy porque a pesar de que sé que probablemente ahora tú estas confundido, con el tiempo me lo agradecerás.

Sé feliz, mi amor. Encuentra a alguien por quien valga la pena gastar miles de dólares en un anillo de compromiso, alguien que quiera darte todos los bebés que tú quieras. Porque al final de cuenta tú mereces cumplir todos tus deseos. Tú mereces ser feliz y vivir tranquilo sin el miedo de que la persona de quien estás enamorado va a tener algún desplante.

No olvides que te amo. Te amo como nunca en mi puta vida he amado a nadie. Probablemente y a pesar de que yo no seré el tuyo, tú para mi siempre vas a ser el amor de mi vida.

Yo estaré bien por si te lo llegas a preguntar. Estaré tranquila sabiendo que a tu alrededor tendrás a todas esas personas que tanto te aman. Y estaré bien sabiendo que me tienes lo más lejos posible de ti.

¿He dicho ya que te amo?

Cuídate mucho, Ced.

Lynn xx

Parpadeé mientras de manera lenta bajaba aquella carta que me había destrozado por completo. Se había ido. Una vez más, Lynn me había dejado.

𝐌𝐚́𝐬 𝐥𝐨𝐜𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐚 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora