𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟓𝟒

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En estos últimos días la cocina se había convertido en mi lugar favorito

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En estos últimos días la cocina se había convertido en mi lugar favorito. Era como si fueramos imanes y si yo no creía en el destino, ahora empezaba a pensar que ella y yo éramos uno mismo. Siempre había sido una persona que comía de manera correcta, no decía que no me gustaran las porquerías... solo que no eran algo que frecuentaba. Aunque últimamente parecía ser lo que más necesitaba. Y es que, por alguna extraña razón, si la comida no llevaba kilos de mayonesa o mostaza, podía llegar a verse como lo más asqueroso del mundo.

Me frustraba demasiado. Todo el tiempo tenía hambre, pero también todo el tiempo tenía nauseas. Aunque también todo el tiempo quería estar llorando por cualquier estupidez. Ni siquiera sabía el porqué, solo cuando menos lo esperaba las lagrimas salían haciéndome ver más estúpida de lo que ya de por sí me veía.

Estaba por terminar con la mitad de la lata de pepinillos que había dejado ayer por la tarde cuando sentí como jalaban de la playera que traía puesta. Era de Cedrik. Volteé a ver hacía abajo y casi quise rodar los ojos al ver que la mocosa amiga de Kylie me extendía la mano. Como si me pidiera. Fruncí el ceño y abracé la lata a mi cuerpo alejándola de las manos del pequeño monstruo roba pepinillos.

Shu!.-Hice un ademán con mi mano de que se alejara.

Sin soltar la lata di un paso atrás al ver como se me acercaba riendo.

-¿Me das uno?.-Preguntó con la voz aguda e insoportable que tenía.

-No-dije firme.-Compra los tuyos niña.

Di otro paso atrás al ver que estiraba su mano para tocarme. Bien, si esto continuaba así, iba a llorar.

-Por favor.-Hizo un puchero y dio otro paso hacia mi.

-¡Ceci!.-Grité y pude sentir como mi voz temblaba.-¡Ceci!.-Grité de nuevo al ver que se acercaba aún más. Vi como la mocosa rio haciéndome ver que le estaba divirtiendo la situación.

Por supuesto, era amiga de Kylie. Ambas debían de ser unos demonios malignos.

-¡Ah, Ceci!.-Grité aún más fuerte mientras me subía a la isla encogiendo mis piernas para que el parásito en mi cocina no me alcanzara.

-¡¿Qué pasó?!-Entró completamente alarmada a la cocina.-¡Lynn!.-Se acercó corriendo hacia mi.-Baja de ahí.-Habló horrorizada.-Te puedes caer.

-No me bajaré hasta que te lleves a ese demonio de aquí.-Mordí el pepinillo en mi mano antes de señalar al pequeño monstruo con éste.

-Babett, cariño ¿Qué haces aquí? Te dejé con Kylie viendo el televisor.

-Es que se durmió...-Habló como si fuese un angelito. Como si minutos antes no hubiese intentado quitarme mis sagrados alimentos.-Y me dio hambre.

-Bueno.-Cecile le extendió la mano indicándole que la siguiera.-Les prepararé algo a ambas ¿Bien? Ahora solo espera en la sala.-Le indicó llevándola hasta la puerta.

𝐌𝐚́𝐬 𝐥𝐨𝐜𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐚 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora