𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟓𝟕

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Cedrik sostenía mi mano mientras nos dirigíamos de regreso al auto

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Cedrik sostenía mi mano mientras nos dirigíamos de regreso al auto. Él conduciría, después de todo hacía más de un mes desde la última vez que me habían dejado conducir. Me sentía bastante abrumada y es que en estos últimos días sentía que nada de lo que hacía estaba bien. Y ahora que salíamos del ginecólogo solo podía pensar en que; Hasta para embarazarme valía mierda.

Había tenido una pequeña hemorragia que al parecer habían logrado detener, pero debido a que tenía la placenta previa al feto, cosa que el doctor me había hecho ver, no era conveniente, debía de mantener reposo si no quería quedarme hospitalizada para la próxima.

Lo peor de todo este asunto era que el reposo debía ser hasta el día del parto. Tenía que estar tirada en la puta cama durante los próximos meses. Por supuesto que iba a sentir que lo único que quería era lanzarme del auto en movimiento.

-¿Está todo en orden?.-Me preguntó Cedrik de manera suave cuando ya nos habíamos subido ambos al auto.

Asentí.

Él suspiró y se inclinó para acariciar mi rostro y besar mi frente, fue entonces que sentí como las lagrimas empezaban a salir.

-Estoy bien.-Le aseguré.-Solo... me pone triste saber que ahora tendré a Cecile hasta los fines de semana.

Cedrik rio. Sabía que no lo decía en serio... bueno si, pero sabía que no era la razón de las lagrimas.

-Todo estará bien, mi amor ¿De acuerdo?

-¿Qué se supone que haré en el trabajo, Cedrik?.-Mi voz temblaba.-De por si estoy en la cuerda floja por haber discutido con Wood.

-Yo hablaré con él. También hablaré con el Dr. Ding para ver qué podemos hacer ¿Bien?

No me sentía en los mejores momentos de mi vida. Era como si ahora que quería hacer las cosas bien, como eran debidas, la vida solo quisiera desquitarse por haber sido una mierda tiempo atrás.

Me recargué contra el pecho de Ced queriendo creerle, porque de alguna forma en eso se basaba lo que teníamos y de alguna forma creer en lo que él me decía me tranquilizaba demasiado.

Me recargué contra el pecho de Ced queriendo creerle, porque de alguna forma en eso se basaba lo que teníamos y de alguna forma creer en lo que él me decía me tranquilizaba demasiado

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𝐌𝐚́𝐬 𝐥𝐨𝐜𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐚 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora