Capítulo 14

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La Beba, como la llamaba su padre, no tardó mucho tiempo en estar de vuelta porque si aquella noche no contaba con la atención que solía darle su hermano por lo menos iba a tener la de su padre que pocas veces le faltaba. Al regresar con los adultos hábilmente se hizo espacio entre ellos, inconscientemente ayudando a su padre porque su presencia obligo a Mayte a bajar la guardia y como resultado de ello, bromas y risas de por medio durante la compañía de la niña. La fiesta seguía su curso normal, los niños jugaban, los adultos conversaban y ellos sin exigir más a la vida se habían conformado con saberse uno al lado del otro en completa tranquilidad después de tanto tiempo, hasta que una pelota volando por los aires y un grito de dolor de alguno de los niños los hizo correr. En medio de un juego por tomar la pelota entre los aires Manuelito había tropezado con una silla cayendo encima de su mano, que parecía haberse fracturado, el desesperado padre no supo que hacer, pero Isabel si y una hora después estaba sentado en la sala de espera de un hospital privado aguardando por noticias de su hijo.

— Era Isabel — le informó Mayte mientras regresaba a su lado con el teléfono en la mano luego de colgar la llamada — me dijo que ya terminaron de irse los invitados y dentro de un rato llegara José a buscarla, se llevaran a la beba con ellos — mencionó con naturalidad y un poco de orgullo hacía su hermana que rápidamente había actuado al momento del accidente encargándose de la casa y enviándola a ella junto a padre e hijo.

— Gracias, ya le agradeceré a ella en cuanto vaya por la beba — mencionó en medio de un suspiro cansado si quieres puedes...

— Me quedo lo interrumpió tomando asiento a su lado para eso son los amigos ¿no? inquirió.

— Supongo se limitó a contestar.

— Te traeré un té, te hará bien — mencionó minutos después y sin esperar que le contestara se marchó dejándolo solo, bueno ni tan solo porque últimamente las culpas nunca lo abandonaban. Cinco minutos se había tardado aproximadamente pues por la hora aquella zona del hospital estaba casi vacía y aunque ella lo consideró poco tiempo para él fue tiempo suficiente para desesperarse y empezar a discutir con un doctor que pasaba en ese momento y que decía no tener información acerca de su hijo — Manuel rápidamente se acercó al observar la situación, como era posible que estuviera metiéndose en problemas.

— Lo siento señor, pero no tengo informe de su hijo, como le dije no soy yo quien lo está atendiendo le explicó nuevamente el doctor cuando Mayte se acercaba a ellos y luego de recibir una disculpa por parte de ella se marchó.

— Oye aliviánate porque claramente no vas a conseguir nada así — lo regañó mientras lo sujetaba del brazo porque aparentemente él iría a seguir buscando noticias de Manuelito o más bien a seguir metiéndose en problemas si no se calmaba.

— Me parece absurdo que nadie tenga la decencia de decirme como se encuentra mi hijo — protestó en voz alta asegurándose que las enfermeras que pasaban por la sala lo escucharan, mientras a regañadientes se sentaba con Mayte al lado.

— Pues ya saldrán a informarte, ahora cálmate y baja la voz por favor lo regañó nuevamente, sin embargo, al observar su rostro desencajado y su mirada llena de remordimientos, que por su parte desconocía, no fue capaz de seguirlo haciendo, al final ella no era madre y no sería capaz de entender la angustia que puede sentirse al saber a un hijo mal, aunque amara a sus sobrinos como si lo fueran — todo va a estar bien — intentó animarlo ella luego de varios minutos de absoluto silencio.

— No es esta la imagen que quiero que mis hijos tengan de su papá — comentó minutos después en medio de un susurro — no son estos los recuerdos que quiero dejarles de su infancia... la semana pasada fue Lucerito con dolor de estómago, por dejarla comer dulces terminamos en esta misma situación y ahora Manuelito con su mano rota, como van a confiar en mi si ya estoy involucrado en dos malos ratos — murmuró enojado consigo mismo.

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