Tarde, pero seguro...
Espero que la estén pasando bien y me perdonen una vez más la demora. Gracias por seguir leyendo❣- Y antes de perder de vista mi camino quiero... ¿soñar?... que vivo... ay no, que mal estás hoy Mayte... ¿cómo iba?... nararara mejor... mejor y antes de perder de vista mi camino quiero mirarte un poco y soñar que el destino es junto a ti mi amor - entonó de nueva cuenta muy sonriente mientras bajaba las escaleras esa mañana del sábado. En el jardín Fernanda, que, al igual que Alejandra, desde su llegada había sido advertida por Isabel de lo intolerable que había estado su hermana en los últimos días, se extrañó al escucharla cantar a todo pulmón y con aquel sentimiento que fácilmente podría ganarse un standing ovation en el Auditorio Nacional - quédate un segundo aquí a hacerme compañía...
- ¿Y ahora tú? - interrogó la morena en medio del silencio que provocó, según lo mucho que conocía Mayte, la búsqueda en su despistada memoria de la continuación de la canción - ¿no que estábamos de malas?
- Te digo que estoy que le echo agua bendita wey - manifestó Isabel haciendo reír a sus dos acompañantes, que a pesar de saber que era la menos indicada para quejarse de los cambios de humor durante el embarazo, celebraron con risas el jocoso comentario - es que está más impredecible que nunca.
- Señora May - la interceptó Gloria con la amabilidad de siempre al final de la escalera, donde, como Fernanda había previsto, se encontraba la castaña intentando recordar la siguiente estrofa - ¿le sentó bien el desayuno? ya iba a subir a verla - comentó recibiéndole la bandeja que llevaba en las manos.
- Si y estuvo tan delicioso como siempre, muchas gracias mi Glo.
- No es nada y que bueno que le sentó bien, me da gusto que ya se sienta mejor.
- Gracias - sonrió agradecida, dejando una caricia en el brazo de la mujer.
- Ya le dije que no es nada, ¿se le ofrece algo más?
- Por ahora no, pero descuida, si se me ofrece algo yo iré por ello; no hace falta que estés dándome rondas cada tanto - le aclaró, aunque sabía que la muchacha no hacía más que seguir las indicaciones de Isabel, por más innecesarias que le parecieran a Mayte.
- Esta bien, entonces la dejo porque tengo que continuar con el almuerzo.
- Claro, solo una última cosa... ¿sabes si mi hermana salió?
- No, la señora Isa está en el jardín.
- Va, gracias de nuevo. - exteriorizó una vez más su gratitud hacía la mujer y minutos después la vio desparecer de su vista. Entonces se dispuso a tomar la ruta hacía el jardín, mientras tarareaba aquella pegadiza canción que no lograba sacarse de la cabeza desde hace unos días - Quédate un segundo aquí a hacerme compañía y quédate tantito más quiero sentirte mío... - pretendió retomar entre susurros, pero entonces empezó a vivir la música, o la música a vivirla a ella y su voz se elevó considerablemente, lista para vestirse de diferentes matices en el viaje de una armonía a otra.
- Ah caray, pero si llegó hasta el cielo - cruzada de brazos y con la mirada fija en la puerta, esperó Fernanda a que Mayte y su movimiento lento y bien coordinado de caderas, se dejaran ver en cualquier momento.
- ¿Si? - dudó Isabel de su oído, que no lo había percibido así, pero poner en duda el oído de Fernanda era un acto poco razonable, pensó mientras observaba a su hermana acomodarse su cabello recién lavado frente al espejo. Hasta el momento era la única que desde su lugar podía visualizarla - A mí me había parecido que la agarró bajísima.
- No, sí la agarró bajísima, pero ella se nos fue volando al cielo, al infinito, pero al más allá - aclaró.
- Y abrázame hey, hey, hey, hey... y abrázame - continuó, sin percatarse todavía de las tres miradas curiosas que recaían sobre ella.