Capítulo 24

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¡Hola! Espero que se encuentren muy bien a pesar de la complejidad de esta situación, cuídense mucho y espero lograr distraerlos un poco con la lectura de hoy. ❤

Con cuidado, apenas logrando coordinar sus movimientos entre la aglomeración de sentimientos que la embargaban, abandonó la copa en el mesón para corresponder con la misma intensidad a aquel beso en el que él se refugiaba en busca de valentía y bueno, ella a su forma también buscaba lo mismo porque huía de su cobardía, o por lo menos eso pretendía, pero aquella salida que encontraron para refugiarse y que en su momento les pareció la más brillante, no contemplaba siquiera la idea de un par de niños adormecidos cruzando el umbral de la puerta cuando la temperatura amenazaba con ir en aumento.

- Papi - la voz soñolienta de la pequeña los hizo saltar rápidamente de sus lugares. La beba que iba en brazos de su hermano y apenas era consciente de la situación tan comprometedora en la que habían pillado a su padre y a su May, como solía llamarle, corrió tambaleándose a los brazos de Manuel tan pronto como su hermano la dejó en el piso.

- Mi amor ¿Qué hacen despiertos? - interrogó Manuel notablemente nervioso por la inesperada aparición.

- Lu empezó a llorar porque no te encontró y me despertó - le informó el niño apoyándose entre las piernas de Mayte, sorprendiéndola por el acercamiento del que no se había percatado- ¿por qué estás roja May? - cuestionó mientras se refregaba los ojos entre pequeñas risas, pareciéndole gracioso aquel gesto que dejaba en evidencia el nerviosismo de la castaña.

- No sé, debe ser porque tengo un poco de calor - hecho que no era falso porque ante todo debía prevalecer la sinceridad.

- Hijo ya es muy tarde así que vamos de vuelta a la cama.

- Pero papá Lucero me quito el sueño - se quejó.

- Pues ahoritita le digo que te lo devuelva porque ya todos vamos a dormir ¿verdad May?

- Cierto, hay que descansar - comentó acariciando el cabello del pequeño que ya se había trepado hasta su regazo, negado a volver a la cama.

- Pero ¿qué voy a descansar? Si yo no estoy cansado - argumentó y ante su lógica a los adultos no les quedó más que voltear a mirarse ¿resignados?

- Pero... pero nosotros sí, así que anda.

- ¿Vas a dormir con nosotros May? - los ojos del pequeño se abrieron con sorpresa poniendo a la castaña más nerviosa de lo que se encontraba - ¿ustedes se estaban dando un beso... - empezó apenas cayendo en cuenta de la situación mientras en su pequeña cabeza organizaba de forma rápida sus pensamientos en busca de una respuesta.

- No - se atrevió ella a negar.

- Solo... Mayte me estaba revisando porque me golpee en la mejilla - interrumpió Manuel sin éxito - aquí, mira - le indicó señalándose el golpe.

- ...Y por eso May se quedará a dormir con nosotros? - completó su pregunta sin ponerle cuidado a la preocupación de los adultos - ¡eso pasó en la película! - mencionó entusiasmado y ante el desconcierto de los dos adultos que se observaban sin saber que decir o sentir, agregó - se llamaba "quieren volverme loco" - recordó luego de minutos en silencio - pero nosotros no queremos volverte loca May - aclaró con notable preocupación de espantar a la mujer frente a él, de la que hace años, por culpa de su padre, se había visto privada poco tiempo después de descubrir lo mucho que le gustaba compartir con ella.

- Ok ¿quién quiere pastel? - las alarmas de Manuel e incluso las de ella no tardaron en encenderse al percatarse de su error, pero ya era demasiado tarde. Lucero que permanecía apoyada sobre el pecho de Manuel amenazando con quedarse dormida nuevamente, se levantó como un resorte y Manuelito rápidamente se pasó de sus piernas al mesón, al percatarse que el pastel permanecía allí -lo siento - murmuró con la mirada llena de arrepentimiento, pero él lleno de comprensión le restó importancia y sonrió.

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