Capítulo 1

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Jonah entró en la clase tras una larga temporada en casa; hacía unas cuantas semanas que fue expulsado del instituto por una disputa con sus amigos y la chica nueva, pero decidió no darle mucha importancia, centrándose en el presente. Todos se giraron hacía él, siendo el centro de atención de muchas chicas que le veían caminar a cámara lenta. Jonah era el típico chico rebelde pero atractivo que enamoraba a las chicas con la mirada, pero no fue solo por eso, sino que llegaba tarde, como de costumbre. La profesora le miró de arriba abajo y le obligó a sentarse en su pupitre.

Jonah se sentó junto a Kara. El chaval era muy bueno conquistando a las mujeres, gracias a eso había conseguido a una novia muy guapa, pero con una no era suficiente y era por eso que se guardaba un insignificante secreto.

Jonah echó una mirada rápida al escote de la chica, pudiendo ver parte de sus pechos. Eso le encantaba a Jonah y se lamió los labios superiores; fijó la mirada en la pizarra mientras la profesora de castellano, amargada como siempre, explicaba los autores de la generación del 98 y todo lo que estaba por entrar en el próximo examen. Jonah no prestó nada de atención, estaba demasiado cansado y esperaba que su amigo le dejara copiar los apuntes necesarios tras acabar aquella clase interminable. Acomodó su silla y se cruzó de brazos mientras cerraba sus ojos poco a poco.

«Aquí venimos a aprender, no ha dormir», le dijo la profesora chasqueando sus dedos frente suya. Jonah abrió sus ojos para encontrarla enfadada. Él ni siquiera le prestó atención, tan solo se quedó callado. La profesora estaba harto de su comportamiento, incluso después de regresar de la expulsión, la profesora suspiró y volvió a la pizarra a explicar. Unos minutos más tarde, el timbre del instituto sonó. Jonah abrió los ojos tras una larga siesta que se había tomado. Sacó su móvil, viendo que tenía informática en el Aula de Info3; se levantó, pero tomó un desvió al ver una chica realmente guapa dejando los libros en su taquilla. Jonah se le acercó.

- Hola Helena –Le saludó.

- ¡Hola! –Le devolvió el saludo la chica de pelo puntiagudo.

- Oye, ¿Haces algo este sábado? –Le preguntó–. Estaba pensando en que podrías venir a mi casa y podríamos hacer cositas juntos... –Dijo mientras sonreía.

- Me encantaría, pero sabes que no puedo.

- Oh vamos, estoy muy solo sin ti –Dijo poniendo cara de cachorro.

Era obvio que era una mentira, pero Helena, cegada por la increíble figura atractiva que era Jonah se dedicaba a seguirle como un perro faldero. Jonah la besó en la mejilla y tras intercambiar unas palabras realmente románticas, la dejó estar y se dirigió a su clase, siendo nuevamente el último en llegar a pesar de haber salido de los primeros.

Este se sentó frente a uno de los ordenadores, pero no se encendía. Jonah frunció el ceño y comenzó a asistirle golpes uno tras otro y en vez de mejorar, el estado del ordenador empeoró. Avisó a su profesor de informática para que se llevara el ordenador a mantenimiento y viendo que no iba a poder hacer nada ya que todos los ordenadores estaban ocupados, se levantó y se fue al aula de ciencias donde su amigo de la infancia se encontraba. Nicolás, Nico para los amigos, era uno de los mejores alumnos del profesor de ciencias, teniendo una beca en la Facultad de Ciencias de Barcelona. El profesor de Nico estaba tan centrado en sus alumnos que no se fijó en que Jonah había entrado en su clase sin su permiso. Este se acercó a su amigo. Nico centró la vista en su amigo y sin que él le preguntara algo, sacó sus apuntes de castellano, entregándoselo a su amigo. «¡Gracias!», le respondió Jonah con una sonrisa de oreja a oreja.

Jonah se acercó extrañado a lo que Nico estaba preparando, un pequeño líquido rosado burbujeante. Le miró intrigado:

- Siento curiosidad, ¿Qué es? –Preguntó.

Sexy Señorita: La formulaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora