Capítulo 30

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Evan

Esa niña que desapareció por esa puerta, el día de ayer. ¿Quién se supone que es? Me tocó con mucha confianza. Iugh odio el contacto físico. Ni siquiera la recuerdo un poco. ¿De verdad es mi prometida? Niego con la cabeza mientras salgo del hospital y subo a la limusina.
-Lo veo mucho mejor amo Evan. - comenta Robert con una cara de incomodidad.
-Buenas tardes Robert. - saludo con un pequeño asentimiento de cabeza. - ¿que ha pasado en todo este tiempo?
-Bueno..
Robert empieza a detallar algunas de las cosas que ha pasado y decir que me sorprende es quedarme corto. Es decir, recuerdo lo de mi padre y todo eso, pero ¿Ean de visita en mi mansión? ¿Quién se cree? Y peor aún cuando me relató lo de mi "prometida", esa niña insolente.
Me pierdo en mis pensamientos y no me doy cuenta de que hemos llegado y que he estado en el automóvil unos minutos.
Robert me mira por el retrovisor preocupado.
-Amo Evan, ¿Se encuentra bien? Puedo llevarlo de nuevo si todavía no está listo.
-No te preocupes Robert, estoy bien, sólo que me he perdido un poco.
Me bajo con cuidado y hago una mueca.
El efecto de los analgésicos ya ha acabado y el costado me mata. El chófer se acerca rápidamente y me ayuda a subir las escaleras con cuidado.
Al entrar inhalo un aroma extraño y arrugo la nariz en molestia. Hay algo diferente en la sala, ¿mis muebles? Correcto, ¿mis cuadros? Correcto, ¿mis jarrones? Correcto, ¿vajillas, estantes, floreros, papel tapiz rosa..? Esperen un segundo, ¡¿floreros?! Desde cuando hay flores en mi casa, y peor aún, ¿tapiz rosa?
-¡Stephen!. - vocifero molesto y me zafo del agarre de Robert. - ¿Qué carajos..?
Stephen viene blanco del susto y hace una reverencia.
-Amo. - trata de que su voz sea estable. - ¿hay algún problema..?
-¿¡Un problema dices?! Hay más de un maldito problema. - señalo las cosas evidentes. - ¿Quién mierda ha cambiado mis cosas?
Stephen carraspea y mira de soslayo. Sigo la línea de su mirada y sólo alcanzo a ver un retazo de tela rosa que desaparece tras la puerta del pasillo. Entorno los ojos y empiezo a caminar hacia allí.
-Amo Evan. - Stephen me detiene. - Los colores y las flores fueron idea de su prometida y usted mismo ordenó que se haga lo que la señorita Howland dijera al pie de la letra.
-¿Señorita Howland?. - inmediatamente la cara de esa niña de hospital viene a mi cabeza y me molesta. - Maldita sea.
Miro al techo y suspiro.
-Para cuando toque la cama, quiero dos pastillas de analgésico con zumo de manzana. - ordeno fríamente y de forma lenta subo las escaleras con una sirvienta pisándome los talones con una bandeja con lo que ordené.
Después de acostarme y tomar las pastillas, veo la hora en el reloj de mi mesita de noche.
4 PM
Antes de que me dé cuenta, caigo en un profundo y reparador sueño.

(...)

Pequeños toques en mi cuello me hacen salir y volver a entrar en la inconsciencia.
Giro a un lado la cabeza para poder dormir con tranquilidad pero esos toques se intensifican y siento la cama hundirse.
Estoy medio consciente pero puedo entender que se trata de una persona.
Los toques se vuelven húmedos y me doy cuenta que sos besos. Por algún extraño motivo no me sorprende amanecer con alguien ¿Porqué?..
Tengo todavía el cuello girado hacia un lado y abro un ojo, allí se encuentra mi reloj.
6 AM
Cuando abro los dos ojos, una chica menuda está sentada sobre mí, a horcajadas, exactamente.
Su cabello está sujeto en dos coletas, uno a cada lado de su cabeza.
Tengo los ojos vidriosos del sueño, por lo que debo parpadear varias veces para poder distinguir el color. Son muchos a decir verdad, un lado de su coleta es de color rojo, rosa y amarillo, mientras que el otro es naranja, azul y púrpura.
Tiene una sonrisa blanca, de oreja a oreja, a diferencia de mí, ella sí usó ortodoncia por lo que explica su dentadura perfecta.
Bajo la mirada y sólo tiene puesto un top púrpura con una minifalda roja, que está completamente subida, porque está abierta de piernas, pero no lo suficiente como para ver su ropa interior.
Ahora ella tiene un sonrojo en sus mejillas, se dio cuenta de que la estaba admirando. Sube más y se topa con mi erección matutina.
-¿Hay algo que quieras CamCam?. - su voz fina y alta me irrita.
-Desaparece Darleen. - digo ronco, todavía por el sueño y la hago a un lado para seguir durmiendo, mientras me coloco boca para abajo.
Ella se tumba sobre mi espalda y puedo sentir sus pechos presionarse sobre mí, sé perfectamente que lo hace deliberadamente, porque empieza a moverse.
-Darleen. - gruño con los ojos cerrados.
Chasquea la lengua y su peso desaparece de mi espalda.
-¿Es así como tratas a tu esposa después de mucho tiempo sin verla?
Miro sobre mi hombro, está parada con las piernas separadas y una mano en su cadera. Típica pose de Darleen que significa "estoy a punto de hacer un berrinche". Como no estoy de humor para aguantarla, me siento en la cama, froto mi esternón y me doy cuenta de que no tengo camisa. Arrugo el ceño.
-Te saqué la camisa. - hace un mohín con sus labios rojo cereza. - Te veías muy incómodo.
Ah si, eso explica porque estoy semidesnudo.
Paso mis manos unas cuantas veces por mi cabello, frustrandome. Ya lo tengo bastante largo y cae sobre mis ojos.
-No tengo esposa, y además, ¿Qué haces aquí?. - resoplo y busco con la mirada alguna otra camiseta que pueda ponerme.
-¿Cómo de que no?. - su voz ha aumentado una octava y estoy a punto de colocarle cinta adhesiva por la boca. - Soy Darleen Jones, tu esposa CamCam.
Tiene un falso tono de decepción, la conozco tan bien que ya puedo descifrarla.
-No, eres Darleen Gravess, una niña fastidiosa y no mi esposa. - rectifico, mientras me levanto y voy al armario para una camisa.
Ella me sigue con sus tacones finos que no la hacen más alta que yo.
-Pero si soy tu prometida CamCam, sólo me falta el anillo y ya soy tu esposa, la señora Jones, dueña de toda...
Su parloteo deja de escucharse en mi mente cuando pronuncia la palabra "prometida". Cierto, está esa otra niña, la rubia, también irritante, debo solucionar todo éste drama ya mismo, antes de que me dé dolor de cabeza.
-¿Me estás escuchando?. - su voz interrumpe mis pensamientos y doy media vuelta con una camiseta negra en mano para enfrentarla.
-Claro Leen pero..
Ella de repente y sin mediar palabra salta sobre mí con un gritito agudo, haciendo que la camisa se me caiga de las manos y los dos choquemos contra el armario cerrado. Por suerte la pude sostener antes de que nos caigamos los dos.
-Me dijiste Leen y no Darleen. - me da besos por toda la cara y el cuello. - recordaste el apodo que me diste!
Obviamente que lo recuerdo, ¿Porqué no lo haría?
Suspiro cansado y la bajo cuidadosamente. Es muy temprano como para que me arruinen el día.
-Mira Leen, en primera ese apodo te lo puse yo, por lo que obviamente lo voy a recordar y en segunda, no me has dicho qué haces aquí.
-Uh cierto. - saca un chicle de menta de su bolsillo (y ni idea de que una minifalda pudiera tener bolsillos) y se lo mete a la boca. - Mita está llegando y quiere verte en la sala.
"Mita", "mamita" es el apodo que le ha dado Darleen a mi madre y son las 6 de la mañana, en donde me avisan que mi madre, alguien que no he visto en mucho tiempo, está llegando a mi casa. Y por lo que mi madre entiende por "estar llegando" es estar a dos minutos del destino.
Escucho el timbre sonar desde la planta baja y maldigo.
La señora Rebecca Abramson Jones, mejor conocida como Rebeca Jones o tu peor pesadilla, ha llegado, y no son buenas noticias.

Sí sí lo sé, ¿RZ publicando un miércoles? Es un milagro, lo sé Creaciones, no pregunten, sólo disfruten uwu.
*estrellita o comentario si te gustó ♥️nos vemos en el siguiente capítulo 😘

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