Capitulo 44

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Desconocido

Semanas atrás...

La melodía de su celular irrumpe bruscamente su subida al Deportivo Mustang blanco, que ahora tenía una mancha horrible en su guardabarro.

Con una mueca atiende el celular, lo coloca entre su hombro y oreja, mientras que se dedica a limpiar a su hermoso bebé.

-Espero que sea importante, estoy ocupado.- Sí, ocupado haciendo que brille su Mustang.

-¿De verdad? ¿Qué estás haciendo, cenando con la Reina Isabel?.- la irritante voz al otro lado de la línea hace que apriete con fuerza su mandíbula.

-De un tiempo acá, te has creído mi jefa y ya me estoy hartando señorita "de clase alta".- las últimas palabras lo dice con mucho veneno, recordando la vez que se había referido a sí misma.- Yo tengo poco que ganar sin embargo, tú mucho que perder.

-¿Te atreves a amenazarme?.- suena bastante ofendida y eso lo divierte.- Te recuerdo que también estás en este circo.

Sí, y ahora mismo se maldice por aceptar ese trato.  En un principio le pareció muy tentador, sin embargo con el correr de los días sólo empeoró. Todo por estúpidos sentimientos y  recuerda la primera vez que sintió algo por ella.

Flashback

Ese cabello rubio, que con los rayos del sol le da un matiz rojo, esos ojos marrones que cautivan, esos labios rojo cereza natural.

Él era el mayor del trío de amigos, quizá tenía unos 9 o 10 años y descubrió lo que era enamorarse. Sin embargo la niña "muñeca" que era como le había puesto de apodo, no tenía la misma idea que él y mucho menos correspondía a su sentimiento.

-Oye, muñeca.- con timidez se acercó a donde ella estaba jugando y se hizo un lugar a su lado.- ¿Te gustan los leones?

La niña arrugó el entrecejo.-Pues la verdad que no son tan bonitos como mis Barbies.-señaló la que tenía en la mano.- pero tampoco me disgustan.

Siguió tarareando como si él no hubiera hecho ninguna pregunta y eso lo molestó. La niña dos años menor que él, recordó sus modales.

-¿Porqué preguntas?.- La muñeca fijó sus ojos cafés en los de él, y vio inocencia. Fue en ese momento que se prometió a sí mismo, proteger esa Inocencia. Protegerla.-¿Me estás escuchando?

Parpadeó varias veces volviendo en sí, carraspeó para sacarse los pensamientos.- Claro, sólo quería que tengas ésto.

Le entregó en ese momento un pequeño trozo de madera, pero no era cualquier trozo, sino que era ese que una vez ella usó como varita mágica(amaba referirse a sí misma como hada). Lo había tomado y tallado a mano. Le tomó varios meses hacer el león que él quería.

-¿Para mí?.- la muñeca parpadeó incrédula. ¿Lo hiciste tú mismo?

-Si, con mis propias manos.-Saco pecho, el orgullo expandiéndose por su cuerpo.- Quiero que lo tengas tú, muñeca.

-¡Es impresionante!.-tomó el pequeño león y lo acurrucó en su pecho.-¡Gracias! Eres geni...

El sonido del claxon de un automóvil sobresaltó a ambos.

La pequeña niña dejó caer el león por el susto. Miraron quién fue el que interrumpió su momento y ahí fue cuando lo vio bajar de su limusina.

Impecable como siempre, ropa de marca cabello bien engominado, negro como la noche, ojos verdes. Su mejor amigo.

Camcam!.- la niña rubia fue corriendo a su encuentro, dejando de lado el león que con tanto esfuerzo había hecho. La niña no se fijó en su camino y terminó por patear la pequeña escultura, la cabeza del león terminó volando quien sabe donde.-Te extrañé Camcam.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora