Observo el reflejo que me devuelve el espejo. Una muchacha bonita, de cabello incómodamente corto, desordenado hacia los lados, una mirada limpia y labios rosa por el brillo labial.
Doy los últimos detalles a mis pestañas con el rímel y salgo disparada hacia fuera de mi habitación, despidiéndome de mis doncellas con unos abrazos rápidos.
Curiosamente encuentro a Evan recostado sobre la pared con los ojos cerrados. Al notar mi presencia los abre.
—Te tardaste una eternidad—De detrás de su cuerpo saca mi cartera. Me dedicó una sonrisa desarmante—. Lenta.
Casi me caigo de bruces con lo discordante de su sonrisa y lo que dijo.
Hoy es la ceremonia la gran esperada ceremonia.
(...)
—Me siento muy nerviosa. Algo tonto, teniendo en cuenta de que no soy yo la que tiene que subir a un escenario y decir líneas y líneas de discurso.
—Abb tranquila, él lo hará de maravilla— Doy gracias internamente de que tengo una amiga que mantiene la cordura y la mente fría la mayor parte del tiempo. Cami está con una pequeña sonrisa tranquila, mientras Lucie mira maravillada a todas las personas reunidas especialmente a los chicos. Da un pequeño saltito aunque está sentada en su lugar y tira de las mangas a cada una, no se le dificulta ya que su asiento está en medio del de nosotras—. No hablen, ahí está un guapo comestible.
Sigo la dirección de su mirada y efectivamente, ahí está, sobre el alto escenario un chico de cabello lo suficientemente largo como para hacerse una cola, tiene una media sonrisa, típica de algún ricachón y un porte relajado, casi aburrido.
Mi corazón hace volteretas y tropieza a trompicones cuando el semblante serio y el cabello bien peinado de Evan aparecen en mi visión. Estallan los aplausos cuando empieza a subir las escaleras al costado del escenario. Está mucho más guapo que cualquiera de éste o ningún instituto.
Evan sí es la viva imagen de la indiferencia, como si no le interesase en lo más mínimo la ceremonia o como si lo hiciera todos los días como si fuera rutina. Cuando cruza miradas conmigo casi caigo de espaldas, ahí está el Evan que aparece al estar a solas conmigo. Cariño, amabilidad y amor transmiten esa mirada verde olivo.
Guiña hacia mi dirección y hasta Lucie parece emocionada por eso.
El director de ceremonia empieza a decir el pequeño ritual y Evan responde con las líneas ensayadas.
Ignoro los cuchicheos a mi alrededor, concentrada completamente en mi guapo prometido. Estallan de nuevo los aplausos cuando Evan termina la última línea y empieza a caminar tranquilamente para bajar del escenario del lado contrario al que subió. Levanta la cabeza en cuanto está por la mitad de la escalera. Tiene una pequeña sonrisa que rompe su cascarón de frialdad. Pensé que sólo era por la ceremonia hasta que señaló con su dedo índice una parte de su cuerpo. En la base del cuello, casi la clavícula, creo. Extrañada busco en mi bolso un espejo y miro la camisa de cuello alto, no tiene ninguna arruga ni mancha...
Camille atenta a su gesto, baja mi camisa hasta que se pueda ver parte de mi hombro pero no hay nada. Las dos nos miramos extrañadas. Estuve a punto de dedicarle la mirada más asesina que puedo tener por haber hecho que me baje la camisa sin ningún motivo, hasta que Camille volvió a subirme la camisa, rápidamente Lucie me lo bajó del otro lado. Ahogó un grito de júbilo, la mire extrañada pero está tenía una mano ocultando su boca, Camille asomó su cabeza, curiosa al ser espectadora de la reacción de Lucie. Camille quedó boquiabierta.
Es mi turno, cogí de nuevo el espejo con impaciencia que estaba descansando sobre mi bolso, y fue cuando lo vi. UN JODIDO CHUPETÓN.
Tenía la apariencia rosácea, como cuando está a punto de desaparecer. El calor subió a mi cara, me sentía arder, como la estufa de un tren.
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El Contrato
RomanceMe llamo Abbey Howland, provengo de una familia muy humilde pero honrada. Voy a un colegio normal y soy la típica chica que tiene su duo de amigas. Estudiante de secundaria que le encanta comer y jugar Me veo en aprietos, cuando mi vida gira 180 gr...