Capítulo 41

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Abbey

-Darleen.

-¿Cuánto tiempo, amiga?. - Darleen prácticamente salta a abrazarme.

Me faltó tiempo para alejarme de ella.

-No soy tu amiga. - contesto y me alejo un paso.

Ella hace una mueca. - Sí.. En cuanto a ese tema, vine a disculparme.

Abro mucho los ojos. ¿Escuché bien?

-¿Qué?

-Sé que fui una perra contigo, ese día y por eso vengo a pedir disculpas. No he visto a CanCam desde hace mucho tiempo y me he emocionado. No tuve en cuenta tus sentimientos. Lo siento.

Decir que estoy sorprendida es poco. El remordimiento que trae en el rostro parece legítimo. ¿Entonces ella de verdad lo siente?

-¿De verdad?. - No me fío todavía de ella.

Asiente efusivamente y luego me regala una sonrisa de oreja a oreja.

-Vine a compensar mi error. - se acerca a mi, toma mi mochila y me la coloca en el hombro. - Ven conmigo.

Me agarra del brazo pero me suelto inmediatamente. Ella suspira pesado.

-Sé que no confías en mí, y tienes tus razones, pero sólo te pido que me acompañes. Quiero que nos conozcamos, y nos volvamos amigas. Por eso te llevaré a mi lugar preferido.

Me guiña y esta vez me agarra de la muñeca. Con un tarareo me lleva hasta el final de la calle. Allí hay un coche bordó aguardando.

El tarareo me recuerda dolorosamente a una de las gemelas, a una de mis mejores amigas que abandoné en la mansión.

-¿Cómo supiste donde era mi instituto?

Primero subo yo al asiento trasero, por el rabillo pude ver algo brillando en sus ojos y luego subió ella.

-Una chica de linaje tiene contactos. - su sonrisa ya no me parece tan real.

El coche avanza a una gran velocidad, pasamos calles, casas y demás. Ya es de noche, por lo que no puedo ver con claridad nada. Tomo la correa de mi mochila con fuerza. Esto no me huele bien.

El camino fue rápido e incómodo, sentía que no pertenecía a ese lugar. Que no estaba segura.

La verdad es que no tenía idea de dónde iba. Esta parte de la ciudad nunca la había visitado.

El auto se detuvo en un grande y alto edificio. Su título ponía: "Estudios Graves's". Estaba adornado con luces blancas y neón, como si quisiera acaparar la atención de todas esas calles en penumbra.

Salimos del coche y hundo las cejas. No sé de dónde me suena el nombre. Antes de que pueda decir nada, Darleen agarra de nuevo mi muñeca, me regala su sonrisa de comercial de pastas de dientes y me arrastra hacia dentro.

No puedo evitar sentirme asustada. Nerviosamente ajusto la correa de mi mochila, mientras pasamos las puertas.

Decir que por lo menos tenía una idea de esto, sería mentir.

El estudio es exageradamente espacioso, las paredes eran de un color verde opaco, habían luces blancas por todos lados, personas con trajes extravagantes, algunas en bikini, otras con maquillaje exótico, están muchos fotógrafos, y hay cámaras de filmación.

-Darleen, preciosa, ven aquí, querida. - una voz llama mi atención.

Darleen le sonríe al señor, sentado en la silla. Frente a un panel grande, en donde se encuentran personas descansando.

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