Capítulo 53

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Abbey

No puedo creerlo, ¿es lo que yo creo que es?
—¿Evan?.—Pasa la yema de su dedo pulgar por mis ojos y seca mis lágrimas con una sonrisa.

Él se levanta abriendo sus piernas levemente, haciendo de escudo para mí que estoy en el suelo, todavía sin podérmelo creer.

Suelta una risa divertida y  no entiendo la situación hasta que habla, mirándome por sobre su hombro.—Recuperar todos mis recuerdos justo ahora, en una situación así. Es algo típico de nosotros¿no?

Suelto una risa entre dientes porque es verdad, nunca fuimos una pareja normal y es más, creo que la normalidad está sobrevalorada. Lo que es normal para una araña es el caos para una mosca.

Coloca una pierna atrás de la otra y reconozco que ya no es pose de defensa, sino de ofensa (sí, veo mucho televisión de lucha). Me regala una sonrisa socarrona de medio lado aún con su traje manchado de mugre y sangre, con su labio partido y con raspaduras en casi toda la cara, comenta. —No te preocupes pequeña ángel, te sacaré de aquí.

Yo me quedo en mi lugar, sin querer parpadear, porque siento que al hacerlo, todo desaparecerá y Evan volverá a olvidarme. Sin embargo que él me mire de nuevo como antes me hace sentir tan feliz. Coloco las dos manos sobre mi pecho tratando de calmar mis latidos desbocados ¡Evan me recuerda!

Siempre han descrito el amor en novelas, poesías y hasta en canciones, pero todas esas formas de arte para mí no tenían sentido. No entendía como alguien podía consumirse tanto por otra persona, como es que sólo con una palabra de la persona amada tu actitud podía cambiar para bien o para mal. Como tu vida se enlaza a la de otro ser humano hasta tal punto que sientes que no puedes respirar sin esa persona, como si te asfixiaras entre tanta gente y que entre ellos no estuviera tu razón de vivir. Yo no sabía lo que era sentir el corazón lleno de vida, calidez y ternura a un nivel sin límites, querer tener tanto un futuro con esa persona como lo narran en las canciones. Yo no sabía lo que era amar, hasta que llegó él. Mi persona favorita, un chico de ojos verdes, arrogante, burlón, divertido, de filosofía distinta y muy muy amable y tierno (aunque él no lo quiera admitir) guapo, sexy y por sobre todas las cosas que me ama como yo lo amo a él.

—Niño imbécil, todavía quieres más paliza!?.—El cara de Bulldog se lanzó hacia delante con la intención de darle un puñetazo pero Evan fue rápido de narices, lo esquivó, agarró su brazo dió media vuelta y lo estampó por el suelo. El gigante aulló. —Auuuuuu

—Jamás, jamás volverán a ponerle un solo dedo encima. —Evan habló tajante y sin espacio para reclamos, cuando el que me había cortado minutos atrás (aunque para mí fueron años atrás) se acercó con la madera que yo usaba de bate anteriormente con la intención de dañarlo.

No sé qué me poseyó, quizá el hecho de que estaba cansada de que lo golpearan y yo no pueda hacer nada o el hecho de que no me iba a quedar inmóvil como una damisela en apuros mientras Evan me salvaba. Pero la adrenalina me subió a cien y en menos de un segundo ya había derribado a ese tío de una patada en sus partes bajas, recuperando mi bate improvisado para poder pelear.

—¡Ángel!.—Evan exclamó entre orgulloso y cabreado.—Te podrías haber…

—Vas a reñirme todo lo que quieras,Evan.—me coloqué a su lado mirando directamente al falso reportero que estaba en shock sin saber que hacer.—Pero no me quedaré allá atrás de brazos cruzados, viendo cómo te hacen daño. ¡Yo también pelearé!

—Joder.—Soltó un taco y me miro con sus ojos verdes brillantes de ¿deseo? ¿burla? ¿fascinación? no lo sé pero siguió con su comentario. —Te ves tan sexy estando como fiera.

Sonreí orgullosa y por primera vez segura en vez de avergonzada. Sí, no importa el momento Evan, siempre estaré a tu lado.

—Pero te doy el mérito, pequeña ángel. —por un momento su mano acarició la mía y volvió a su posición de ofensa. —Si se trata de nosotros dos, somos invencibles.

Un hombre al que no había visto en todo éste tiempo de secuestro entró al cuarto, tenía la barba espesa, ropa desaliñada y ojos rojos, como si se hubiera metido algún tipo de droga. 

Unos segundos después sonaron unas sirenas a lo lejos. Los secuestradores juraron entre dientes y el que entró recién dijo desesperado. —¡Vámonos, vámonos, la poli ya va a estar aquí!

Los cuatro salieron corriendo del cuarto sin siquiera prestarnos atención, estaban muy ocupados tratando de escapar de la policía.

En cuanto la puerta se cerró de golpe, el subidón de adrenalina abandonó mi cuerpo y mis piernas casi no pudieron soportar mi peso. Evan fue rápido y me agarró al vuelo. —Cuidado, pequeña ángel.

Descansó su frente en la mía y cerró los ojos. Su respiración todavía estaba agitada, la adrenalina todavía no había salido de su cuerpo.

Sé que soy insegura y muy irritante pero tengo que comprobarlo, tengo que estar segura de que ésto no se disolverá de un momento a otro.

—Evan.—lo llamo y él al instante abre los ojos preocupado. —¿Eres tú de nuevo?

Suaviza su expresión al asegurarse de que no es nada grave y deja que acaricie su mejilla lentamente. Sí, él es real, ésto es real y no se irá.

—No te preocupes, pequeña ángel. —descansa su mejilla en mi mano, cuidando de no tocar alguna herida. —Regresé y no pienso volver a irme. Lo recuerda todo..

Un segundo después torció el gesto molesto ¿Qué?

Ésta vez fue él quien acomodó mi recién cabello cortado (es tan corto que no podría sujetarlo en una coleta) y habló dolido. —Prometí protegerte de todo y al final fui yo quien terminó haciéndote mucho daño ¿verdad?

Sé que no es una verdadera pregunta y qué más bien se lo dice a sí mismo, pero no puedo evitar querer reconfortarlo para que ya no tenga ese aire triste sobre él.

Abro la boca pero él niega con la cabeza impidiéndome hablar. ¿no estará hablando sobre ese día en donde me echaron de la mansión no? Por la mirada en su rostro creo que lo está rememorando todo.

—Te hice tanto daño, mi pequeña ángel. —su voz tan solo fue un susurro pero me llegó hasta el alma, mis ojos se pusieron vidriosos de nuevo, empezó a besar mi mejilla izquierda, la derecha y mis ojos, uno por uno, secando mis lágrimas hasta que dejó sus labios sobre los míos, con tan sólo un centímetro de distancia.—Lamento mucho, haberte dejado sola.

Me besó, no de esos besos apasionados que describen en las novelas o muestran en la televisión. Fue un beso tierno, cargado de anhelo y amor. Un beso en donde volcaba todos y cada uno de sus sentimientos y amor hacia mí. Sé que no se le da muy bien las palabras, y qué con éste beso me está demostrando lo mucho que lo lamenta y lo mucho que me ama. Yo no podría estar más feliz.

Rompió el beso, fijó su mirada en mí, tenía los ojos empañados, vidriosos y sabía que en cualquier momento podrían salir esas lágrimas que nunca vi en su rostro. Me sonrió, esa bendita sonrisa que anhele durante días!

Lo abracé escondiendo mi rostro en su cuello, salvandolo de que yo pudiera verlo llorar, en su estado más vulnerable, él suspiró agradecido y susurró de nuevo. —Volví, mi pequeña ángel.

Sí mi Evan, volviste, todo éste tiempo deseé poder ser receptora de tu única sonrisa real y cargada de sentimientos. Bienvenido de nuevo a mi mundo, chico de ojos verdes brillantes.





Vale vale, Como os tiene estos tiempos creaciones? Aquí tienen otro capítulo muy muy interesante. gracias por leerme y darme sus estrellitas y comentarios. Os amo muchísimo 😘😘😘😙🙈❤😍😍

Os leo y subo capítulos cada fin de semana.❤❤

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