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21 de diciembre de 2018

Aron

Año nuevo, se acerca el año nuevo. Como si eso fuera a hacer que las cosas dejen de ser como son. Siempre me pareció una idiotez que la gente piense que, porque simplemente cambia de año, sus problemas se van a solucionar como por arte de magia.

Supongo que cuando tienes problemas serios, pero de esos que son verdaderamente serios, no te queda otra que tener esperanza en frases de autoayuda como "año nuevo, vida nueva".

Yo no me puedo quejar. Verdaderamente no tengo problemas graves, por supuesto, mi vida es una mierda, pero mi queridísimo padre se ha encargado de que cada uno de los problemas que se presentan en ella desaparezcan por arte de magia. Él ha solucionado todos los problemas que se me presentaron en la vida, uno por uno, cada uno de la misma manera: con dinero. Unos centavos irrelevantes para él. Por supuesto, ¿qué puede hacerte de malo donar unos preciosos diez mil dólares para ocultar los problemas de tu hijo cuando eso es lo que ganas trabajando simplemente veinte minutos?

Así me criaron... Y yo pensaba que eso iba a cambiar cuando llegué a la universidad, pero que iluso fui. Por supuesto que mi padre y su dinero iban a estar siempre presentes en mi vida.

Hace poco, sin ir más lejos, tuve un asunto legal. Y cuando digo un asunto legal no me refiero a conducir borracho apenas pasando el límite permitido. Fue un problema legal de verdad. Resulta ser que asesinaron a una chica, era una compañera mía de curso, pero eso no era lo que me hizo el principal sospechoso. El hecho es que ella y yo tuvimos una historia. No, no me enamore de ella, pero sí éramos felices. Nos veíamos casi todos los días y ambos descargábamos la tensión que supone ser estudiantes de abogacía. No les voy a mentir, teníamos muy buen sexo, pero eso no era lo que me gustaba de ella.

Ella era... simplemente era pura, era buena. Y eso no era fácil de encontrar en mi entorno social cotidiano. Katherine Lockwood entendía eso mejor que nadie. Ella, como yo, también provenía de un círculo social muy privilegiado. En realidad, nunca entraba en detalles sobre eso, pero algunas veces hablamos y me contó que su padre era millonario, no me dijo ni su nombre ni a lo que se dedicaba, y yo por supuesto tampoco se lo pregunté, no era de mi incumbencia.

Lo que si me contó es que el muy hijo de puta de su padre engañó a su madre con otra mujer cuando ella tenía 2 años. Y no solo eso, sino que producto de esa infidelidad, Katherine consiguió una hermana. Nunca me habló de ella, solo una vez le pregunte si no sentía resentimiento de que su padre la haya elegido a su hermana antes que a ella, pero me dijo que la amaba con todo su corazón y que ninguna de las dos tenía la culpa del mal padre que les había tocado. Yo no lo podía creer, pero así era ella.

Como ya dije antes, no estábamos enamorados, pero ella fue especial para mí. Creo que ninguno de los dos llegó a enamorarse del otro porque nos faltaba eso, esa química que aparece en las películas, la que hace que te agarre arritmia cada vez que tienes a la otra persona cerca, la que te desconecta del resto del mundo. Nunca experimenté ese sentimiento asique no sabría como describirlo mejor, pero supongo que cuando me pase, simplemente lo sabré.

Hace 7 meses Katherine murió. No, mejor dicho, no murió, la asesinaron. Yo fui el principal sospechoso y como éramos compañeros en dos asignaturas, desde el juzgado se contactaron con la universidad para ver si ellos podían aportar alguna prueba. La encontraron muerta en su residencia, dentro del campus, así que la universidad no perdió la oportunidad para meter sus narices en el asunto.

El decano de la Facultad de Derecho, amigo íntimo de mi padre, no dudo en llamarlo. Y así sin más, Brant Montgomery hizo un generoso donativo que hizo que me absuelvan por falta de pruebas.

El primer mes me volví loco, yo no quería ser inocente por falta de pruebas, yo quería ser inocente porque habían encontrado al culpable, esa era la única forma de que nadie dudara de mí. Empecé a investigar por mi cuenta. Theo, mi mejor amigo y el hacker número uno de la ciudad, me ayudó con las redes sociales, para ver si desde el Facebook de Kate podía averiguar algo. Pero, por supuesto, en cuanto le pedí ayuda también a mi padre, este se negó y me prohibió que volviera a indagar en el tema. Por supuesto, no se negó de la forma más amable posible, aún recuerdo sus palabras:

—Inútil de mierda, me vas a meter en problemas a mí. Aron, no seas estúpido y no me hagas enojar. No quieres tener problemas conmigo. Deja a esa chica descansar en paz. Era solo una mujer, no me digas que fuiste tan estúpido como para enamorarte de ella...

—No, no estaba enamorado de ella, pero ¿cómo puedes decir eso? Ella era una persona. La gente, su familia... se merecen saber la verdad.

—A su familia no le importa, por lo que sé, tenía una pésima relación con su padre y en el divorcio, su madre se quedó sin nada, asique no hay mucho que ella pueda hacer.

Yo no entendía nada, sé que mi padre no es una buena persona, pero tampoco pensé que podía llegar hasta ese punto.

Me amenazó con que, si seguía investigando sobre el tema, me iba a volver a meter en la cárcel. Cuando me investigaron, estuve dos noches en el calabozo, pero mi padre logro que la investigación continúe con libertado condicional. Él tiene poder asique sé que no sería difícil que esa amenaza se vuelva realidad.

Yo no puedo ir a la cárcel.

Mi padre es juez de la Corte Suprema de Justicia, con solo un chasquido de dedos puede hacer que yo o cualquiera termine entre rejas y no puedo arriesgarme a que decida cumplir con su amenaza. Lo siento, pero quiero tener un futuro.

Y así sin más, me olvidé de ella y de su homicidio.


Por Una Sola VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora