XXIII

376 44 2
                                    

23 de mayo de 2019

Josephine

—Debemos llamar a la policía —me dice Aron antes de colocarse frente a mí.

—No, no quiero a la policía metida en esto. Llama a Theo y dile que no deje sola a Leah, yo me encargo del resto.

Dejo a un Aron con cara de pocos amigos plantado en el medio de mi living sin darle tiempo a replicar y me dirijo a mi habitación. Quizás es un poco arriesgado ir a mi habitación sola sin antes haberla revisado, pero sé que quién sea que haya entrado, no puede ser tan estúpido como para permanecer aquí.

Cierro la puerta con llave porque no quiero que Aron me interrumpa. La ira crece en mi interior mientras busco el número al que quiero llamar en la agenda de mi celular. Dudo que mi padre esté detrás de esto, pero no lo descarto. Él es más de dar la cara cuando hace este tipo de cosas, pero no tengo otro sospechoso en mente así que necesito un punto de partida. En cuanto escucho el primer tono de llamada me doy cuenta de lo que puede haber estado buscando el intruso.

¿Cómo no me di cuenta antes? La autopsia de Kate. Finalizo rápidamente la llamada antes de que mi padre tenga oportunidad de responderla y empiezo a revolver entre mis cosas. Todo está desordenado, quien sea que haya entrado no se cortó a la hora de dar con lo que estaba buscando. Fue una suerte que hace un par de semanas haya decidido esconder la autopsia, algo en mi interior me alertó de un posible asalto, además de que últimamente Aron está mucho tiempo en mi departamento y que se cruzara con esos papeles solo podría significar problemas.

Retiro una de las maderas del piso y meto la mano. Exhalo todo el aire que había estado conteniendo. La autopsia sigue en mi poder. Bien, un problema menos. Ahora solo me falta atrapar a quien haya irrumpido en mi hogar.

Luego de que la autopsia está escondida bajo el piso otra vez, mi teléfono comienza a sonar. Es mi padre. Respiro hondo y contesto.

—Jossie...

—No te hagas el cordial, ¿Qué estabas buscando?

—No sé de lo que estás hablando, mi niña.

Mi niña, tus cojones. Dime por qué has irrumpido en mi departamento... o, mejor dicho, por qué has mandado a alguien a entrar por la fuerza, porque tu desde luego no te ensucias las manos.

Sé que estoy dando por hecho que fue él sin tener ninguna prueba, pero es solo una táctica de ataque. Con mi padre siempre es mejor no darles espacio a las dudas.

—¿Han irrumpido en tu departamento? ¿Cuándo? ¿Estás bien? ¿Dónde estás ahora? Iré de inmediato, cogeré un jet privado.

—No seas condescendiente conmigo. Sé que estás buscando la autopsia de Kate y que piensas que yo la tengo, pero ya te dije que no es así.

—Hija mia, no tengo nada que ver en esto. Te lo juro por tu madre.

—¿Por mi madre? ¿La misma mujer a la que le eres infiel con una zorra?

La conversación se me está yendo de las manos, no debo permitir que mi odio hacia este hombre se interponga en mis objetivos.

Concéntrate Josephine.

—Tenme respeto, sigo siendo tu padre.

—Por desgracia —digo, pero no estoy segura si me escuchó ya que fue un simple susurro.

Algo dentro mío me dice que Garrett no miente, por lo menos no en esto. Él no fue quien irrumpió aquí. Pero, si no fue el, ¿entonces quién?

—Está bien —cedo al fin—, seguro se trató de un simple robo y luego de nuestra última conversación, perdí los nervios. Olvida esta llamada, yo haré lo mismo.

Por Una Sola VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora