XLVI

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5 de octubre de 2019

Josephine

No termino de cruzar la calle cuando me doy cuenta que un auto se dirige a toda velocidad hacia mí. Mis ojos se conectan con los de la persona que conduce y sé que no tiene intención de frenar. Mi cuerpo no reacciona y me quedo parada en el medio del asfalto.

—¡JO! —grita Aron, pero estoy completamente paralizada.

Cierro mis ojos porque no quiero verme morir, pero logro sentir que alguien me empuja para sacarme del camino. Caigo de rodillas y mi cuerpo se estalla contra el suelo. Volteo rápidamente y el corazón deja de latirme cuando veo a Aron rodar por encima del auto de Spencer hasta que finalmente cae otra vez al asfalto. Gateo hacia él y me coloco de rodillas a su lado.

—¡¡ARON!! —grito y lo zamarreo cuando veo que le cuesta abrir sus ojos.

Spencer se da a la fuga, pero es lo último que me importa en este momento.

Leah y Theo se bajan de su coche y corren hacia nosotros, pero ninguno se atreve a acercarse a Aron. Hay muchísima sangre a su alrededor y tengo miedo porque ni siquiera sé de dónde proviene. Levanto suavemente su cabeza porque no quiero hacerle daño, pero necesito buscar la herida e intentar contener el sangrado.

—¡¡QUE ALGUIEN NOS AYUDE!! —escucho que grita Theo.

Leah llama a una ambulancia, pero algo me dice que no llegarán a tiempo.

—¡Mi amor, por favor, resiste! —le suplico a Aron—. ¡Saldrás de esta! ¡Solo tienes que resistir!

Nuestros gritos alertaron a los vecinos y la gente comienza a acumularse a nuestro alrededor.

¿Dónde mierda está la ambulancia?

Me doy cuenta que el cuerpo de Aron pierde fuerza y siento como su vida se escurre entre mis manos.

—Una vez te dije que te amaría hasta el día en que me muera y me voy de este mundo en paz sabiendo que he cumplido esa promesa —me dice Aron con su último aliento.

Mi corazón se rompe en mil pedazos.

—¡¡NO!! ¡NO!! —grito—. ¡Aron, por favor no te mueras, no me abandones! ¡Por favor, quédate conmigo!

Pero ya es tarde porque cuando acerco mis dedos a su cuello, no siento su pulso.

A lo lejos logro ver las luces de la ambulancia, pero es como si mi cerebro se hubiera desconectado de mi alrededor. Sé que Leah y Theo están llorando a mi lado abrazados el uno al otro, pero yo solo tengo ojos para Aron.

—Señorita, por favor hágase a un lado —me dice un paramédico y lo obedezco porque no quiero estorbar.

Me acerco a mis amigos y veo como rápidamente un paramédico comienza a presionar su pecho para reanimarlo mientras que otro le coloca una máscara de oxígeno. Dos más se acercan y lo colocan sobre una tabla en forma de camilla luego de apoyar algunas telas sobre las partes sangrantes de su cuerpo.

—¡Ha perdido mucha sangre —escucho que dice uno de ellos—, pero tiene pulso!

—Debemos trasladarlo ya.

Los cuatro paramédicos cargan a Aron y lo suben en la parte trasera de la ambulancia. Intento correr hacia ellos, pero Leah me toma del brazo.

—Por favor, ven con nosotros. Los seguiremos hasta el hospital, pero por favor no vayas tú en esa ambulancia.

Sé por qué lo dice. Tiene miedo a que Aron muera allí y yo lo presencie sola sin ningún consuelo.

—Déjame ir, Lelé.

Por Una Sola VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora