XXXVII

297 39 2
                                    

3 de agosto de 2019

Aron

Josephine y yo nos encontramos alrededor de la mesa decidiendo qué cocinar.

—Lo mejor va a ser comer algunos emparedados —me sugiere ella—. Hemos hecho un viaje muy largo y estamos cansados... mañana podremos preparar algo más elaborado.

—De acuerdo —coincido porque estoy agotado luego de nuestro primer día de aventura.

Leah y Theo se reúnen con nosotros y los cuatro comenzamos a cenar.

—¿Qué haremos mañana? —pregunta Leah mientras mastica su emparedado.

—Iremos a nadar al lago si hace buen clima —le responde Theo y veo con el rabillo del ojo que Josephine sonríe.

Por suerte, la tormenta solo duró unas horas y el cielo ya está despejado otra vez, iluminado únicamente por las estrellas. Ojalá el clima no enloquezca y se mantenga así para que podamos disfrutar del viaje al máximo.

Varios minutos después, nuestros amigos se despiden de nosotros y se van hacia su tienda a dormir.

Ok. El momento más difícil del viaje llegó: tengo que pasar la noche con Josephine. Lo bueno es que, si sobrevivo a esta primera noche, sobreviviré al resto... porque solo necesito el primer empujón.

—¿Estás seguro de que no te importa que durmamos juntos? —me pregunta Jo mientras recogemos los platos y los guardamos—. Si lo prefieres puedo dormir en el coche de Theo, no me importaría...

—No puedes dormir en un coche, Jo. Mañana tendrás una contractura de la hostia y no lograrás disfrutar de la excursión.

—De verdad no me importaría, Aron. Sé que toda esta situación te tiene incómodo, y pese a que sé que yo sola la generé, no quiero verte mal...

¿Qué le pasa? Primero está desesperada por recuperarme y ahora dice que no le importaría dormir en el puto coche de mi mejor amigo.

—¿Por qué ahora no quieres dormir conmigo? Me confundes —le digo encogiéndome de hombros.

Josephine deja lo que está haciendo para responderme:

—Claro que quiero dormir contigo... pero luego de lo que hablamos esta tarde me di cuenta de que no tiene sentido presionarte... eres demasiado orgulloso como para rendirte tan fácilmente, por eso esperaré hasta que tu estés listo. Tienes razón, no tengo derecho a forzar ninguna situación. Después de todo... lo que pasó fue únicamente culpa mia.

Que todo fue culpa suya, es verdad... pero por alguna razón, mi interior me impulsa a defenderla de ella misma.

Siento como mis muros comienzan a derrumbarse.

—No lo sé... creo que ambos nos equivocamos...

—Yo más —me dice mirándome a los ojos.

—Esto no es una competencia para ver quién se equivocó más —le digo intentando justificarla.

—¿Ahora quién es el que ha cambiado de opinión? —me pregunta con una media sonrisa.

Tiene razón. No quiero confundirla, pero ni yo sé lo que siento. Por un lado, mi cabeza me dice que no debería perdonarla nunca, pero por otro lado mi corazón me grita que todos merecemos una segunda oportunidad. Cualquiera puede cometer un error...

El problema es que lo que ella me hizo no fue un simple error.

—De acuerdo, seré sincero contigo. No sé en qué punto nos encontramos ahora, pero aún no estoy seguro de que pueda perdonarte...

Por Una Sola VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora