XIX

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29 de abril de 2019

Josephine

Desde que Theo y Leah tuvieron sexo por primera vez, ya no han parado.

Hace casi un mes que no duermo bajo el mismo techo que mi mejor amiga: si ella duerme con Theo en nuestro departamento, yo duermo con Aron en su residencia, y si ella duerme con Theo en su residencia, yo duermo con Aron en nuestro departamento. Pero no puedo quejarme, desde que no tenemos que preocuparnos por molestar a nuestros mejores amigos con nuestro sonoro sexo, nuestros encuentros se volvieron mucho más salvajes. Me atrevo a decir que este último mes tuve el mejor sexo de toda mi vida.

Me despierto envuelta en los brazos de Aron. Estamos en su habitación y su aroma es el primer olor que me atrapa esta mañana. Sonrío, pero rápidamente recupero la compostura. Estoy dejándome llevar demasiado y eso no me gusta nada.

Me remuevo un poco incomoda y, sin querer, despierto a Aron.

—Buen día, preciosa.

—Buen día, ¿cómo has dormido?

Ayer lo noté un poco distante antes de dormirnos. Fue muy repentino, en un momento estábamos teniendo sexo, y al siguiente, algo cambió en él, como si algo lo hubiera entristecido. No quise indagar en la cuestión porque pensé que era producto de mi imaginación, pero cuando se durmió sin abrazarme, supe que algo había pasado. De igual modo decidí dejarlo estar. Si algo aprendí de Aron en todo este tiempo es que cuando está triste, lo mejor es dejar que se le pase solo.

—Sí, he dormido como un bebé, ¿y tú?

—Bien. Creo que debería irme a mi departamento, tengo algunas cosas que hacer.

En realidad, no tengo nada concreto para hacer, pero está muy distante y lo que menos quiero es tener que soportar su mal humor a estas horas de la mañana.

—Es sábado, Jo. ¿Qué tienes que hacer un sábado que sea impostergable?

—¿No puedo tener asuntos personales un sábado?

Empiezo a ponerme de mal humor yo...

—No es eso, simplemente pensé que íbamos a pasar el día juntos. Hoy...

—Aron, somos novios, no siameses. No tenemos por qué hacer todo juntos. Debes respetar que tengo cosas que hacer que no te incluyen.

¿Qué le pasa? Primero decide no abrazarme al dormir y ahora quiere que pasemos el día juntos. ¿Es que tiene trastorno de bipolaridad? Porque no encuentro otra explicación.

—Tienes razón. Vete a hacer lo que tengas que hacer.

Dicho esto, se levanta de la cama y se mete en el baño.

Comienzo a vestirme para irme a mi departamento y junto mis cosas. Una vez que estoy lista, lo espero para despedirme antes de irme, pero está tardando en salir más de lo necesario.

Seguramente se enojó y se encerró en el baño para evitarme.

No voy a consentir este tipo de actitudes de niño caprichoso. Tomo un papel de la cómoda y un bolígrafo de mi bolso, y escribo una nota para que la lea.

Dado que has decidido no salir del baño, te deseo un buen día por este medio. Me hubiera gustado darte un beso antes de irme, pero tú te lo pierdes. Luego nos vemos.

Deslizo la nota por debajo de la puerta del baño y salgo del departamento. Si él decide tener este tipo de actitudes inmaduras, es su problema.

Estaciono mi Fiat en la puerta de mi departamento y toco el timbre antes de entrar en mi propio hogar para avisarles a Leah y a Theo que estoy aquí. Lo último que quiero es abrir la puerta y encontrarlos en una situación comprometedora.

Por Una Sola VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora