XI

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19 de febrero de 2019

Aron

Después de besarnos, nos quedamos un rato recostados sobre la cama de Jo.

Creo que ya es tiempo de ducharnos si no queremos tardar demasiado y obligar a sus padres a venir a buscarnos.

Por suerte, Josephine tiene un baño en siute.

—¿Te apetece que nos duchemos juntos? —le pregunto con mi mejor cara de inocencia.

—Por supuesto —me contesta guiñándome el ojo.

Entramos en su baño y comienzo a desabrocharme la camisa, pero Jo me toma de las manos impidiéndome seguir con mi tarea.

—Eso quiero hacerlo yo —me dice con voz seductora.

Empieza a desabrocharme la camisa y comienza a besarme el torso en los lugares donde antes cubrían los botones. Cuando llega a la zona pélvica empiezo a sentir como el calor se extiende por mi cuerpo y agradezco que no sea demasiado pronto para mi segunda erección del día. Pero rápidamente me concentro y obligo a mi polla a mantenerse quieta en su lugar. Ahora no es el momento para un encuentro sexual.

Josephine termina de desvestirme y una vez que estoy completamente desnudo, me empuja hasta que quedo sentado sobre el jacuzzi que está al lado de su ducha.

Lentamente empieza a menear las caderas enfrente mío mientras se sujeta del borde de su remera y se la quita por los hombros. Comienza a tararear una canción de striptease mientras que se desnuda para mí. A la mierda lo que dije antes... que mi verga haga lo que quiera.

No puedo contenerme ante la provocación de Josephine, está haciendo el baile más sensual que vi en mi vida.

—Me parece que voy a necesitar ayuda para terminar —me dice cuando solo le queda la tanga en su cuerpo—. Señor, ¿podría ayudarme a completar mi tarea?

Agradezco que Josephine viva en una mansión... sería demasiado incomodo que sus padres pudieran oír esta conversación.

Estiro una de mis manos, pero otra vez Josephine me las toma impidiéndome alcanzarla.

—No me refería a eso —niega con la cabeza—. Con los dientes...

No tiene que explicarme más...

Se acerca hacia mí. Como yo estoy sentado y ella parada, mi cabeza queda justo a la altura de su cadera asique apenas tengo que agacharme para poder alcanzar su ropa interior con mi boca.

Antes de tocar la tela decido pasar mi lengua por su muslo y Josephine me toma de la cabeza mientras se le escapa un gemido involuntario.

Cuando mis dientes atrapan el suave encaje sobre su piel, ella tira de mi pelo haciendo que se me ponga dura a más no poder. Me estiro hacia abajo y le bajo lentamente la tela. Una vez que ambos estamos completamente desnudos, Jo vuelve a imitar el movimiento que hizo antes y me obliga otra vez a sentarme en la misma posición que estaba.

Rápidamente abre uno de los cajones y saca un condón. ¿En serio estamos a punto de tener sexo a metros de sus padres? El solo pensarlo me calienta.

Josephine se sienta a horcajadas sobre mí y sus senos chocan contra mi pecho cada vez que ella sube y baja sobre mí.

No creo que pueda durar mucho.

Me toma la cara entre sus manos y comienza a besarme los labios. Ella tiene el control. Empieza a bajar lentamente hasta mi cuello y en cuanto alcanza el lóbulo de mi oreja para morderlo sé que ella tampoco durará mucho.

Por Una Sola VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora