XXVII

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7 de junio de 2019

Aron

Despierto con un dolor de cabeza insoportable. Hace más de dos semanas que no duermo como debería y mi cuerpo me lo está haciendo saber.

Con Josephine llegamos al acuerdo de poner nuestra relación en pausa hasta que Marco se vaya de su departamento. Todavía no entiendo los motivos por los cuales no quiere echarlo, pero ya me resigné a que me los confiese. Intenté preguntarle a Leah lo que ella sabía, pero Theo casi me castra antes de que haya podido lograr nada. Igual no puedo quejarme, tanto Leah como Theo están siendo incondicionales conmigo. Me consuela saber que ellos están conmigo y me apoyan. Todos los días hacen planes para distraerme y que yo piense un poco menos en que Josephine está durmiendo bajo el mismo techo que su ex novio. Por supuesto, Theo es como un hermano para mí, no esperaba menos de él, pero Leah me sorprendió, me di cuenta que ella no es simplemente la novia de Theo... ella también es mi amiga.

Escucho golpes en la puerta de mi habitación y me tapo la cabeza con la almohada. Hoy es sábado y debería tener el permiso de mis amigos para quedarme en la cama todo el día viendo alguna película de desamor en Netflix.

—¿Aron? —escucho la voz de Leah desde el otro lado de la puerta—. ¿Estás despierto?

—Si, Lelé, puedes pasar.

Leah abre la puerta con una sonrisa en su rostro y entra a mi habitación. Me cubro con las sabanas porque estoy vestido únicamente con ropa interior y no quiero ponerla incomoda. Me sorprende dirigiéndose directamente hacia mi ropero.

—¿Qué haces, Lelé?

—Hoy no puedes quedarte en la cama —me dice al tiempo en el que me arroja una camisa y unos pantalones—, iremos a los bolos.

—Es sábado, pensé que podría... —pero no puedo terminar la frase porque ella me interrumpe.

—Pensaste mal. Iremos a los bolos y no te atrevas a contradecirme —Leah agita un puño delante de su cara para intentar intimidarme, pero su intento fracasa y comienza a reír.

Me sorprende una vez más acercándose y sentándose en el filo de mi cama.

—Aron, no iba a decírtelo, pero creo que mereces saberlo.

Mi corazón se paraliza.

Sé lo que va a decirme, Josephine quiere terminar nuestra relación definitivamente para poder follar libremente con Marco.

—Está bien, Leah, ya lo sé todo —en realidad, no estoy preparado para escucharla decirlo.

—¿En serio? ¿Qué es lo que sabes? —me pregunta confundida.

Esto se está volviendo demasiado difícil y no quiero llorar en frente de ella así que opto por ocultar mi cara debajo de la almohada otra vez antes de hablar. Me siento un niño de cinco años.

—Que Josephine quiere terminar conmigo...

Escucho a Leah reír e intentar arrebatarme la almohada, pero yo me aferro a ella.

—Eres idiota, Aron —me dice Leah mientras continúa riendo—. Josephine no quiere terminar contigo.

—¿Entonces qué es lo que debería saber, Lelé? —inquiero mientras me quito la almohada para ver a Leah a los ojos.

—Que Josephine también viene a los bolos —me responde encogiéndose de hombros.

—¿Estás de coña, Lelé? No puedes generar tanto suspenso para decirme eso. Casi me da un infarto.

Por Una Sola VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora