XIV

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27 de febrero de 2019

Josephine

El problema de estar en la cima es que a veces puede ser inevitable caer.

Me permití a mí misma relajarme... pasarla bien una noche. Olvidarme de todo. Pero la felicidad no duró mucho.

Al volver del baño con Leah, no encontramos a Theo y Aron por ningún sitio. Intentamos llamarlos por teléfono, pero no lo cogieron ninguno de los dos.
Empezamos a preocuparnos, pero decidimos no salir del club porque nos parecía peligroso, y honestamente creíamos que los chicos no iban a ser capaz de irse y dejarnos allí solas.

A Leah se le ocurrió preguntarle a uno del personal de seguridad, pero este le dijo que no sabía nada de ellos, aunque sí sabía que habían expulsado a unos chicos del club por empezar una pelea. Pensamos que era imposible que se tratara de ellos porque no tendrían motivos para pelearse con nadie, hasta que una llamada de un número desconocido a mi celular confirmó la versión del patovica.

—Jo, mi amor, soy Aron.

—Cariño, ¿dónde estás? —le respondo preocupada.

—Estoy en la comisaria.

¿¿¿QUE???

Eso era lo último que esperaba que me dijera.

—¿Estás bien? —no puedo evitar que la preocupación recorra mi cuerpo.

—Si, solo tengo un leve corte en la cabeza, pero ya se encargaron de hacerme las curaciones —intenta calmarme, pero tengo los nervios a flor de piel—. Escucha, eso no es importante, no tenemos mucho tiempo. Nos hemos encontrado con Ian Ribs en el club y no hemos podido evitar pelearnos. Lamento haberlas dejado solas allí, pero nos han sacado del club antes de que pudiéramos pensar con claridad. Lo siento mucho de verdad.

—¿Pero tú estás bien? —no puedo parar de insistir, es lo único que me interesa saber.

—Si, ya te he dicho que sí. Escúchame bien, mandaré a uno de mis amigos de confianza a buscarlas, por favor no se tomen un taxi.

—¿En qué comisaria están?

—¿Qué?

—Que necesito la dirección de la comisaria.

—Estamos en la comisaria que queda a cinco manzanas del club, pero ni se les ocurra...

—Vamos para allá —le digo mientras termino la llamada para no darle tiempo a protestar.

Le explico lo que pasó lo más rápido que puedo a Leah y salimos del club a toda prisa. Ella empieza a lagrimear y tengo que detenerme un segundo a tranquilizarla, no podemos llegar a la comisaría así.

—Escúchame, Lelé, tienes que calmarte, ¿entiendes? Yo sé que es difícil pero no es grave. Seguramente los chicos estén demorados un tiempo y luego vendrá alguien a sacarlos de allí.

—¿Cómo puedes estar tan tranquila? No sabemos si están heridos de verdad. De hecho... Aron te dijo que sí está herido. ¿Y por qué no mencionó a Theo? ¿Y si lo han matado?

—Leah, por Dios, ¿te estás escuchando? ¿de verdad crees que, si Theo hubiera muerto, Aron estaría tan tranquilo como para llamarme a mí y querer que volvamos con un amigo suyo a casa? Fue solo una pelea con un idiota... a los jóvenes de hoy en día les pasa todo el tiempo. Keep calm.

Leah respira hondo y se tranquiliza un poco. Agradezco que ella sea la dramática de las dos y yo la razonable.

Cuando entramos en la comisaria no puedo evitar sentir un escalofrío. La última vez que Aron debió haber estado en una fue cuando sucedió la muerte de Kate.

Por Una Sola VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora