XXV

303 43 1
                                    

29 de mayo de 2019

Josephine

—Recuerda que te amo más que a mi propia vida —me dice Aron antes de irse.

—Yo también, lo sabes... —es lo único que puedo responderle porque es la pura verdad.

No me permití voltear para verlo montar en su camioneta porque sabía que no iba a poder contener el impulso de ir tras él.

La última semana comienza a pasarle factura a mi cuerpo, pero las últimas horas simplemente me devastan.

Cuando Marco me llamó para avisarme que su vuelo se adelantaría por cuestiones climáticas supe que me mentía, pero ¿qué más podía hacer además de decirle que no pasaba nada? Mis ganas de pasar más tiempo del necesario con él no existen, pero no tengo otra alternativa.

Como si no abusara ya bastante de mi hospitalidad, también me pidió que lo recoja en el aeropuerto y, muy a mi pesar, no pude inventarme una excusa para decirle que no podía.

Ni siquiera se me ocurrió que cuando regresáramos del aeropuerto, Aron iba a estar aquí esperándome aparcado en la puerta de mi departamento. Pero lo último que pensé fue que todo se me iba a ir de las manos hasta el punto de llegar a un enfrentamiento físico entre Marco y Aron. No soy idiota, sé que Marco lo provocó, pero no sé si después de que haya roto la pared de mi casa a guantazos el otro día, también pueda perdonarle a Aron esto.

Cuando por fin entro en mi departamento, me dejo caer en mi sofá y comienzo a sollozar con la cabeza entre las manos. Marco se sienta a mi lado y se inclina para abrazarme, pero yo me alejo sutilmente, lo último que quiero es que se confunda y termine aprovechándose de mí en este estado.

—Está bien, Jo. Ya pasará... —me dice Marco, volviéndose a acercar a mí.

Esto ya me está poniendo un poco incomoda.

—Tú no lo entiendes, nunca estuvimos tanto tiempo peleados.

—Bueno, supongo que algo hizo para perderte...

Sus palabras me impactan y no puedo evitar mirarlo con los ojos como platos. Siento la necesidad de aclararle la situación porque no quiero darles lugar a los malos entendidos.

—Marco... no me perdió, simplemente estamos peleados, pero tengo la intención de arreglar las cosas con él. Estoy enamorada.

Hago un especial énfasis en la palabra enamorada.

—¿No crees que es demasiado pronto para decir que estás enamorada? A penas salen hace unos meses...

Parece que Marco no se rinde y estoy empezando a cabrearme con la situación y con él.

—No pensabas lo mismo cuando tú y yo estábamos juntos —siento la necesidad irremediable de defender mis sentimientos—. Si estás aquí para entrometerte en mi relación, voy a tener que pedirte que te vayas a un hotel.

—No, está bien. Prometo no volver a mencionar a tu novio hasta que tú quieras que lo haga —me dice al tiempo de que eleva una mano como si estuviera haciendo un juramento de honor.

No sé qué es lo que pretende su estadía aquí, pero si lo que intenta es separarme de Aron, no lo va a conseguir. Ni el, ni mi padre.

Mi padre... la inoportuna estadía de Marco en mi hogar tiene que ver con mi padre, lo sé. Lo que no entiendo es qué es lo que él consigue estando aquí.

—Marco, ¿Por qué estás aquí? y no te atrevas a mentirme —le advierto fulminándolo con la mirada porque conozco sus intenciones.

—Tengo algunos negocios que atender, creo que tu padre ya te lo había dicho.

Por Una Sola VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora