XXVI

289 40 4
                                    

30 de mayo de 2019

Aron

Bueno, quizás estoy siendo un poco dramático insinuando que ya no somos novios, pero las palabras escaparon de mi boca antes de que pueda pensarlas bien.

—¿Estás terminando conmigo? —me pregunta Josephine al tiempo que sus ojos comienzan a empañarse.

—Tienes que entenderme... ¿Cómo pretendes que yo confíe en ti, si luego de una discusión te encuentro bailando a solas con tu ex novio?

Honestamente, no quiero que nuestra relación termine, la intención de mis palabras es acorralar a Josephine para que decida poner de patitas en la calle a Marco.

—Pues entonces supongo que sí estás terminando conmigo porque una relación sin confianza no puede existir...

¿QUE?

Todo se me está yendo de las manos. No quiero que me deje y mucho menos voy a dejarla yo.

Josephine se gira para volver a ingresar en su departamento, pero la sostengo del brazo y la detengo. En cuanto mi cuerpo hace contacto con el suyo, ella rompe en llanto y se lleva las manos a la cara para ocultarse de mí. Mi corazón se hunde en mi pecho. Verla llorar es demasiado doloroso. No sé qué hacer ni qué decir...

—Escúchame, Jo... —pero ella me interrumpe.

—No, maldita sea, escúchame tu a mí. Marco no solo es mi ex novio, también es mi amigo y es una persona importante en mi vida. Que me hagas elegir entre tú y él, es injusto para mí. Él está pasando por un mal momento y me necesita... necesita a una amiga y yo no lo dejaré tirado.

¡¿Qué?! ¡¿lo está prefiriendo a él antes que a mí?!

Esto no puede estar pasando.

—¿Y no tiene otro amigo? No sé... uno que quizás no se halla follado... —hago especial énfasis en la palabra follado y Jo estalla la palma de su mano en mi mejilla.

—¡¿Qué crees?! ¡¿Qué soy una puta que va follándose hombres para consolarlos?! Estás loco...

—Por supuesto que no, pero ¡¿es que no puedes ponerte en mi lugar?! —inquiero tirándome del pelo para descargar un poco de la frustración.

—A ver... déjame pensarlo... sí, puedo ponerme en el lugar de un capullo que se atrevió a follarme sin condón sin mi consentimiento, que luego destrozó mi pared, que irrumpió en mi casa sin mi permiso y que, por último, me trató de puta insinuando que me follaría a mi ex novio para consolarlo.

—Ahora eres tú la que está siendo injusta. Las cosas no se dieron así y lo sabes.

—Ah, ¿no? ¿y entonces como se dieron? Ilumíname.

Lo bueno de todo esto es que por lo menos ya no llora, ahora está cabreadísima, pero es mejor, porque verla llorar es algo que simplemente no soporto, sobre todo si es por mi culpa... como la mayoría de las veces.

—Sabes que lo de la otra noche fue un mal entendido y luego se me fueron las cosas de las manos.

—Si con que se te fueron las cosas de las manos —me dice dibujando comillas con los dedos—te refieres a destrozar mi pared y dejarla hecha añicos, simplemente espero que nunca se te vayan las cosas de las manos conmigo un poco más cerca.

Espero haber entendido mal y que no esté insinuando que podría alguna vez golpearla... ¿Quién se cree que soy? Puedo entender que Leah piense eso, de hecho, me lo dio a entender ayer, pero Jo me conoce... ¡es mi novia, joder! Sabe que jamás la lastimaría, mucho menos físicamente.

Por Una Sola VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora