IV

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7 de febrero de 2019

Aron

—¿Se puede saber por qué quieres venir en mi auto y no en el tuyo como habíamos quedado hoy en la clase? —le pregunto a Theo mientras que los dos ingresamos a mi camioneta Ford Explorer.

—Me dijiste que irías a buscar a dos chicas muy hermosas para llevarlas a una fiesta. ¿Qué clase de mejor amigo seria yo si te dejara solo en esta situación? No te preocupes, en el caso de que te quieras ir con tu rubia a un hotel yo puedo tomarme un taxi a la vuelta. Es más, debería tomarme un taxi y acompañar a su mejor amiga también, con un poco de suerte me dejaría pasar a su departamento.

—¿Te das cuenta de lo perverso que suena que quieras follarte a una tía sin siquiera haberla visto?

—Por supuesto que la vi, cursó con nosotros hoy a primera hora y tengo que decirte que tiene un culo irresistible. Lo mismo su amiga. Solo avísame si vas en serio con ella porque si no las quiero a las dos para mí.

Este tipo está totalmente loco. Si no fuera mi mejor amigo ya le hubiera pegado una trompada.

Pongo los ojos en blanco y le contesto:

—Primero, la conocí hoy, no puedo responder a eso, aunque teniendo en cuenta cómo resultó todo la última vez, no creo que pueda ir en serio con una chica hasta dentro de un largo tiempo. Y segundo, ellas son mujeres, no objetos. Estoy seguro que si Josephine te escuchara hablar así no se te acercaría nunca en la vida. Hoy casi mata a Ian Ribs en Derecho Penal. El muy imbécil la llamo perra abortera.

—Imagino que tú le partiste la cara al muy hijo de puta...

—No, sabes perfectamente que yo no me meto con él. Sabe muchas cosas de mi... aunque tampoco hizo falta. Ya te lo dije, esa chica sabe cómo defenderse.

Ingreso la dirección que me envió Josephine para recogerla a ella y a su amiga en mi iPhone. No me sorprendió ni un poco cuando me dijo que quedaba en uno de los barrios más caros de los alrededores del campus. Se notaba a la legua que Jo proviene de una posición económica bastante cómoda. Yo crecí en ese entorno, se reconocer perfectamente a las niñas ricas.

Unos minutos más tarde estamos estacionados en la puerta de su departamento.

—¿Tú crees que debería mandarle un mensaje o bajar y tocar el timbre? Nunca hice esto de recoger a una chica —le pregunto a Theo que está muy concentrado en su celular, me atrevo a decir que seguro ni se dio cuenta que ya habíamos llegado.

—¿Eres idiota? Envíale un Whatsapp, no estamos en el siglo 18.

Desbloqueo mi celular y envío un mensaje simple:

Estamos abajo.

😊

Agregué una carita porque no quiero que parezca que me molestó haberla pasado a buscar. No sé por qué parecería eso ya que yo me ofrecí a hacerlo, pero esta chica tiende a ser brava cuando está de mal humor y no tengo planeado que eso pase esta noche.

Su respuesta no tarda en llegar:

Un minuto más. Nos estamos poniendo lindas, como te prometí.

Una sonrisa brota de mis labios. La conocí hoy, no puedo creer que tenga este efecto en mí.

Antes de que tenga tiempo a contestar algo así como 'tú ya eres linda', la veo aparecer por la puerta de entrada. Me quedo helado. ¿Por dónde empiezo? Se puso un vestido negro ceñido al cuerpo que resalta absolutamente todas sus curvas, sobre todo sus pechos. Los combinó con unos tacones rojos de plataforma que por suerte son bajitos, no quisiera que ella termine siendo más alta que yo. Va ligera de maquillaje, pero con esa cara no necesita ni un gramo. Sus ojos azules son como dos faroles encendidos en el medio de la noche. Y por último su cabello rubio, lo lleva suelto en delicadas ondas y lo único que hace es hacerme fantasear en cómo se sentiría sujetarla de él mientras se la pongo en cuatro.

Por Una Sola VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora