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En su sociedad, los hibridos de lobos –ellos– dominan en mundo como una raza toda poderosa, llevan la sangre de lobos salvajes pero se ven como simples cuerpos frágiles de piel blanda, incapaces de actuar con salvajismo

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En su sociedad, los hibridos de lobos –ellos– dominan en mundo como una raza toda poderosa, llevan la sangre de lobos salvajes pero se ven como simples cuerpos frágiles de piel blanda, incapaces de actuar con salvajismo. Sin embargo, eso es lo que son: Lobos, animales. Y como tales, sienten la necesidad de probar carne fresca al menos una vez en su vida, impulsados por un hambre feroz de sangre. Pasan años encerrados en escuelas donde te enseñan a controlarte, a no dañar a nadie por ser un Alfa o a comer carne humana.

Sus deseos son reprimidos. Son controlados, el gobierno no permite el carnivalismo de ninguna manera, pero aún así... hay cada vez más casos. Al parecer, Acendrado cubre estos para no ser objeto de vista del estado.

O era lo que pensaba NamJoon, el moreno le enseñaba a Hoseok en su cuarto, una noche, lo que había recolectado durante algún tiempo. Estaba despeinado, con su ropa negra para salir, y las hojas pegadas a la pared. Kim era, según todos, el genio de los genios en Acendrado, estaba ahí dentro desde sus diez años y era hijo del Vicepresidente. Quien jamás le enviaba cartas a su único hijo hombre.

―No creo que ellos hagan eso, nuestros padres lo sabrían...

―¡¿Bromeas?! ¡Es obvio que les lavan la cabeza!―exclamó, tomando los hombros de su mejor amigo― Hoseok, estamos a punto de dar el paso más grande. Necesito... no, necesitamos saber la verdad de este infierno. He visto como se los llevaban, he visto a Alfas llegar de ahí, sin conciencia y con sólo un instinto primitivo digno de las épocas oscuras de nuestra sociedad, ¡Estamos en la cúspide!

Jung suspiro, levantándose del sofá, se separó del Kim y asintió. Las ojeras del chico eran grandes, al igual que su gran descuido en la apariencia en esos últimos años. Se sentía mal por él, desde lo de su hermana... NamJoon había dejado de ser él mismo hace tiempo, buscaba pruebas, él ya no dormía, no era consciente de sus actos, quería saber la verdad tras el asesinato de su hermana mayor Omega. Temia por MinHee, ella podía ser incluso peor ante la desaparición de JiMin.

El pelinegro observó a su amigo nuevamente, tiraba de su cabello mientras pensaba con intensidad.

―Joon...― tocó su hombro, colocándose de cunclillas en el suelo a su lado.

―Ella no merecería eso, ninguno de ellos. ―jadeo, sintiendo las lágrimas aproximarse.

―Sabemos que no, pero pudo haber sido un error, sabes que...

―Si ese día no me hubieran prohibido verla, estoy seguro de que ella y él aún seguirían con vida. Ninguno tenía la culpa, él estaba siendo controlado, lo sé.

―JaeIn no era estable.

―¡Era mi amigo! Él la amaba, sabía lo importante que era para mi, jamás la mataría. ¡Fueron ellos! ―se separó, golpeando la pared a su costado con su puño cerrado.

Un brillo rojo destello de entre sus ojos mientras sus colmillos picaban. Suspiró, inhalando y exhalando para mantener la compostura. Era imposible no querer llorar ante el recuerdo de su hermana mayor, una dulce Omega de dieciséis años, él la amaba, vio su cuerpo con marcas y luego a su amigo a su lado, llorando a punto de morir con un tiro en su pecho. Vio los ojos de JaeIn, quiso odiarlo, a ambos, pero no había que señalarlos a ellos, o al Alfa quien con sus últimas palabras se disculpó: «Lo siento Joonie, Hyung ya no podrá jugar...»

acendrado  ➵ ʙᴛs;; omegaverse [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora