acendrado ➵ ʙᴛs;; omegaverse [✔]

O17

Esa noche de primavera, donde los Lobos duermen bajo la manta protectora de Acendrado, la residencia completa había sido despertada por aullidos desgarradores. Con su frente sudorosa y respiración acelerada YoonGi fue el primero en levantarse, su actual compañero de cuarto lo imitó cuando aquellos gruñidos llegaron a sus sensibles oídos. Se observaron mutuamente antes de correr hacía la puerta y abrirla, era algo normal últimamente escuchar aquello, ya se convertía en una rutina escuchar a los Alfas tratar de huir y ser asesinos.

Pero él ya no quería que sucediera, ni iba a permitirlo. Ambos compañeros tragaron saliva cuando en la última habitación del pasillo esos ruidos aumentaron, un fuerte olor a feromonas de Alfa inundó el piso completo, lentamente todos fueron saliendo de sus habitaciones, asustados por todo ese escándalo. La puerta se abrió, Hyun Seok y Yuta salieron rápidamente de allí, corriendo en la dirección contraria, completamente asustados.

—¿Qué sucede? —preguntó YoonGi.

—E-Es J-JungKook —Yuta temblaba mientras retrocedía los gritos aumentaron— está actuando como los extraídos.

Oh, no. ¿Era posible que los efectos secundarios hicieran efecto días después? A él no le había pasado, ¿Pero por qué a JungKook sí?

YoonGi dudó de todo. Habían dicho que JungKook no fue compatible con las inyecciones, ¿Pero por qué actúa como todos? Salvaje, hambriento, y fuera de su mente. Tal como todos los Alfas que eran devueltos para ser puestos en cuarentena ante su instinto de Celo, él debía estar atravesando los afectos propuestas, y eso significaba que ninguno estaba seguro en el edificio.

Por mucho tiempo ha presenciado a Omegas heridos por Alfas con los efectos de las –ahora conocidas– inyecciones.

El piso quedó en silencio cuando YoonGi avanzó, Hoseok abrió sus ojos en grande e intentó tomarlo de la muñeca para que no diera otro paso más, pero fue imposible, el pálido estaba dispuesto a cerrar aquella puerta con seguro.

—Dame la llave, Yuta. -extendió su mano hacia el pelirrojo con quien JungKook comparte cuarto, y este con duda se la dio— Todos metanse en sus cuartos, si sale en su modo salvaje lo más probable es que lastime a todo aquel que quiera impedir su huida.-aviso.

—Yoon, es peligroso. —advirtió NamJoin, él sabía de lo que hablaba, después de haber visto a TaeHyung... ya nada le sorprendía.

Pero incluso luego de haberlo escuchado, al rubio ceniza no le importó mucho. Hoseok negó mientras obligaba a su amigo a entrar al cuarto, cerró la puerta con seguro para prevenir accidentes, fue imitado por el resto, dejando al Min solo en el pasillo. Sabía que en cualquier momento un Instructor llegaría, así que confiaba en que tal vez, si todo se salía de control, uno de ellos podría salvarlo. Siguiendo con sus pasos y la llave en su mano, se detuvo al estar frente al cuarto, sus ojos se abrieron con sorpresa al ver a su amigo en el suelo.

Su pijama había sido rasgado por sí mismo por las garras que le salieron, sangre en cada extremidad herida le hacían percibir dolor en su cuerpo. No emitió ni un ruido mientras estiraba la mano en busca del picaporte, cuando logró tomarlo lo movió junto con la puerta para así cerrar. Ell chirrido que se escuchó hizo al Jeon abrir sus ojos rojos, levantó su cabeza con una rapidez inhumana y observó al Min intentar encerrarlo.

¿Traición? ¿Quién era ese otro Alfa? ¿Por qué intenta encarcelar en esa pequeña habitación de madera? El quiere... un Omega, necesita marcar a uno, sus colmillos pican por el hambre y la necesidad de incrustarse en la carne. Con su lengua saboreo la sangre de sus brazos, impactando al joven que lo miraba con desagrado.

Jungkook no estaba en sí mismo, parecía alguien diferente.

Aún con sus ojos inyectados de sangre en el Min, se arrastró por el suelo con lentitud, mirando sediento al mayor. YoonGi tembló al sentirlo cada vez más cerca, y cuando se movió para cerrar definitivamente la puerta, el castaño se levanto del suelo a una rapidez que no tuvo tiempo de calcular e intentó atacar con sus garras, pero llegó a tiempo, cerró con llave la puerta escuchando los aullidos de su amigo y sus garras rasgando la madera.

Pisadas se escucharon, YoonGi giró cuando notó a los Instructores correr escaleras arriba hacia ellos.

—Recibimos una alerta. Jeon entró en celo.-dijo el Señor Jung, con dos Instructores detrás de su espada.

Obviamente el Min sabía que no solo se trataba de eso, pero prefirió cerrar la boca y retroceder, tenía una incómoda sensación dentro de él, como si le desagrada todo lo relacionado a esos hombres, le asqueaba solo pensar en ellos o estar a su lado. El Señor Jung le indicó que se fuera a su habitación para evitar que un salvaje Jungkook escapara y quisiera lastimarlo, obedeció sus palabras e ingresó a su cuarto, notando como su amigo estaba tenso. MinHo era su nuevo compañero de cuarto, lo decidieron luego de quedar completamente solos.

Anteriormente YoonGi compartía con TaeHyung y JiMin, pero ya ninguno estaba, al parecer a MinHo le había pasado algo similar, así que empacó sus cosas para mudarse al cuarto del Min, no quería seguir sólo en esas cuatro paredes.

—YoonGi...—lo llamó, visiblemente preocupado.

—¿Qué sucede?

—Pasa que... —una mueca se formó en sus labios, se colocó de rodillas en el suelo y levantó las sábanas que caían, descubriendo la parte baja de su cama- una Omega entró.

MinHee sonrió con nervios mientras salía de allí abajo, sacudiendo el polvo de su ropa. El pálido reprimió toda emoción, ¡¿Cómo se le ocurría venir de un momento a otro?! Y sola... ¡Estaba sola! Con sus puños siendo apretados se sentó en su cama y cerró sus ojos tratando de conseguir algo de paciencia. Pero con la Park menor era simplemente imposible, siempre actuaba con sus instintos, no tenía control sobre ella misma porque sus sentimientos estaban siempre por encima. Suspiró cuando ella hizo una mueca desanimada al notar su pesado humor.

—Sabía que te ibas a enojar.

—¿Cómo quieres que no esté así? Jungkook está teniendo los efectos de la dosis, está fuera de control y con solo oler a una Omega lo más probable es que corra sobre ti para marcarte.

Los ojos de MinHee se abrieron espantados al oír sus palabras, no sabía que su amigo estaba pasando por aquello.

—Nadie me dijo.

—Acabamos de enterarnos, los Instructores llegaron para sedar.

—Pero ellos...—intentó hablar, pero YoonGi negó.

—Lo sé, pero no queda de otra, al menos de esta forma impediremos otro accidente, no me perdonaría ver como una Omega termina muerta, o como otro amigo resulta herido por sus acciones. Esto no se trata de moral, sino de vidas, vidas que importan. —levantó su mirada a ella— Y no podemos interferir, no ahora.