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AÑOS ATRÁS

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AÑOS ATRÁS

En el bosque es donde los Lobos primitivos vivían, formando sus manadas, cazando, y marcando sus territorios. Para marcar una zona como tú propiedad hay diferentes maneras, como los desechos, esos en el pasado se utilizaban vulgarmente, ahora, dejar una muestra de tu olor o solo marcar con tus garras algo serviría para que los demás sepan que es tuyo. '¿Cuánto se puede marcar? ¿A una persona también se la puede marcar como propiedad?' JiMin tenía esas dudas en su cabeza, a pesar de que Acendrado se encargaba de aclarar todas e intentar darle un sentido a su existencia como Lobo, la verdad es que se sentía bastante perdido en un bucle interminable.

Viéndose en el espejo... era diferente al resto, todos eran diferentes entre sí. Pero algo dentro suyo era igual que todos, tenían la 'Llama' del Lobo primitivo, aquel que cazaba para comer y mataba a sangre fría. Pero JiMin no se consideraba a sí mismo como uno de esos, de los cuales anhelaban volver al pasado de la sociedad para marcar su supremacía desigual al resto, donde el Alfa domina y el resto solo sirve. Él tenía una madre Beta y una hermana Omega, jamás podría verlos como inferiores.

Se negaba a ser de esa forma, su corazón era tan grande que jamás podría herir a alguien.

Pero allí estaba, el olor que desprendía llegaba a sus orificios nasales, inundando su estómago de una sensación extraña, estaba hambriento, sus dientes picaban por querer incrustarse en el cuello de quien prometió proteger toda su vida. Creyó que podía controlar lo que estuviera dentro de él, no iba a dejar que todas esas inyecciones hicieran efecto por nada del mundo, porque era más fuerte que eso, pero todo se salió de control. La rubia, casi idéntica a él, lo observaba con pánico, al igual que sus dos amigas, el suave olor de las Omegas lo enloquecía más.

Huye. Quiso gritarle a su hermana, porque herirla solo lo lastimara más, pero nada salía de sus labios, sólo una respiración acelerada, su cuerpo reaccionó solo y se abalanzó hacia ella, queriendo probar de su carne, quitar cada extremidad con la fuerza de sus colmillos nuevos, más grandes que los anteriores. Pero cuando estuvo a punto de comerla, cayó al suelo, estaba siendo electrocutado por los Instructores; se sintió más tranquilo cuando la vio viva, y no bajo él, siendo devorada.

—Mi hermano...

Era su hermano mellizo, quien prometió protegerla de todo el mal que existiera, sin embargo, era él quien deseaba matarla.

ACTUALIDAD

—Hay que ver la forma de sacarte de aquí sin que nadie lo note. —el mayor se paseaba por toda la habitación, tratando de pensar en algo que evite un castigo, cayó en cuanto de algo— ¿Estás ocultado tus feromonas?

—Creí que era lo mejor, así nadie me sentiría cerca.

Lo hacía bien, porque ni siquiera la sintió un poco cuando se levantaba, lo tomó por sorpresa. Volvió a sentarse en la cama, le había dicho a todos que estaba algo enfermo para evitar ir a las clases del día, aunque sus amigos sabían la verdadera razón, y es que si algún Instructor notaba a la Omega en su habitación lo más probable es que su castigo no sea nada suave.

—Intenta permanecer de esa forma hasta que te saqué de aquí.-pidió.

MinHee asintió, algo cohibida se levantó de la cama, estando frente a él suspiró y se sentó en su regazo. Sorprendido YoonGi quedó en silencio, sin saber qué decir o cómo actuar.

—Cuando estaba triste JiMin me abrazaba, eso me hacía sentir mejor, a pesar de que nuestros encuentros eran limitados a veces. —dijo— Si necesitas un abrazo puedes decírmelo, YoonGi. Te abrazaré cuantas veces sean necesarias. —el rostro de la rubia se escondió en el hueco de su cuello, causándole unas leves cosquillas.

El Min sonrió, pasando los brazos por su cintura, se sentía bien, un poco mejor que antes al saber que ella no lo odiaba. Aunque la culpa seguía instalada en su cuerpo, porque sabía que le había arrebatado a MinHee todo su mundo, su alma gemela, su otra mitad. JiMin amaba a su hermana, y esa noche...

Se separó de la rubia, obligándola a sentarse nuevamente a su lado, más cerca de las almohadas.

—Escucha, no puedes seguir aquí, ¿Entiendes? Debes irte ahora.

—Pero prometimos hablar del plan. —se quejó.

El pelinegro pasó una mano por su cabello y bufó, ¿Por qué se lo estaba haciendo tan difícil?

—Ahora que Jungkook está así... no creo que podamos, MinHee. Si vamos al edificio central lo más probable es que nos vean, porque la seguridad ha duplicado desde la última vez, muchos Alfas se están saliendo de control bajo el efecto de las inyecciones, y el hecho de que unas Omegas estén cercas solo los hará perder más el control. Así que no, esto no se discutirá más, te irás a tu Área y te quedarás ahí hasta que yo lo decida. Por lo tanto 'este plan' —dijo, moviendo sus dedos para formar unas comillas— queda cancelado.

El ceño de la femenina se frunció, con molestia se levantó de la cama y lo enfrentó con la barbilla bien alta.

—No eres mi padre ni mucho menos mi hermano como para decirme que hacer. Si yo quiero iré hasta allá, no me importa...

—¡Eres una imprudente! —cuando se levantó también de su cama, y le levantó la voz de esa forma, con sus ojos rojos, MinHee supo que colmó su paciencia, estaba usando la voz de mando—. Todo este tiempo has actuado egoístamente, ¡¿Pensaste en lo que querían tus amigas?! Las llevas a esos lugares, sabes bien que es extremadamente peligroso para los Omegas, y aún así vas y arriesgas tu vida. ¡Deja de pensar en ti misma! ¡No puedes ir solo porqué sí! Ninguna respuesta llegará a ti de la nada, debes pensar meticulosamente cada acción antes de lanzarte. ¡¿De esta forma quieres ayudar a tu hermano?! Adivina, ¡Cientos de alfas también sufrieron como él, y ya están muertos!

La bofetada que ella le dio no movió su rostro, pero resonó en las cuatro paredes. Con sus ojos llorosos y el cuerpo temblando, MinHee lo observó llena de dolor.

Pero sabía que él tenía razón, solo no quería admitirlo.

—D-Deja... deja de querer protegerme, si no pudiste con JiMin, ¿Qué te hace creer que podrás conmigo?

—Intento mantenerme cuerdo, MinHee. Es lo que JiMin haría.

—JiMin lo hubiera hecho mejor. —artículo, viéndolo fijo a sus ojos que lentamente volvían a su estado natural.

—No soy él, y nunca lo seré. —sus ojos ardían por las lágrimas que retenía, no quería mostrarse vulnerable nuevamente frente a ella.

—Lo sé, él nunca podrá ser comparado.

La buena imagen de Ángel que su amigo llevaba corría el riesgo de ser destruida si su boca era abierta.

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acendrado  ➵ ʙᴛs;; omegaverse [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora