acendrado ➵ ʙᴛs;; omegaverse [✔]

O14

SoYoung tomó entre sus brazos a su hermano menor, el Beta apretó contra él a la mayor y murmuró su nombre con cariño. La había extrañado mucho, sus visitas eran limitadas y mucho más por ser menor, la mayoría de los estudiantes ya eran algo mayores, los de su edad eran reducidos debido a la limitación de aceptación en ese último tiempo. Pero a pesar de todo estaba algo bien, nadie lo molestaba como en su antigua escuela, su posición económica era elevada por lo que algunos niños preferían molestarlo con ese tema llamándolo niño mimado. No era un niño mimado, solo disfrutaba de los placeres de su riqueza, y eso no era un pecado.

—¿Cómo has estado, noona? —preguntó a la mayor.

—Hum —ella suspiró, sentándose en una de las sillas que había en la mesa redonda del jardín—. Pues bien creo, me estoy esforzando mucho en mis exámenes, ¿Y tú? Espero que hagas lo mismo.

—Lo intento pero aquí son muy exigentes, en mi antigua escuela todo era más fácil, solo nos enseñaban a sumar y restar, pero ahora me están explicando raíces cuadradas y sumas de ángulos, ¡No entiendo nada!

—Ah... —SoYoung rió ante las expresiones de su hermano—. Yo pase por lo mismo, Acendrado es más exigente que otras escuelas, por eso estamos aquí, ellos quieren que seamos más inteligentes que el promedio, somos parte de la élite.

Aunque ella misma no consideraba ser parte de esa sociedad mediocre, la verdad era que pertenecía a ellos, su padre era un importante empresario y su madre una abogada de prestigio en Seúl, un Alfa y un Beta, era algo increíble para la sociedad pues no muchos Alfas se interesaban en Betas, pero su madre fue diferente y conquistó a su padre sin intentarlo realmente. Fue difícil, pero lo lograron, así que los tenían a ellos como prueba. 

Do Yeong siguió hablando de cómo extrañaba a sus padres, a sus amigos y a su mascota Vivi, un pez dorado de tres años, le contaba a SoYoung las cosas que pasaron en el largo tiempo que no estuvo e incluso le cantó una canción popular que memorizo antes de ser admitido en la Academia.

Por otra parte, Hoseok mordía sus uñas mientras buscaba en todo el sector algún rastro de MinHee, YoonGi iba a su lado, en silencio con la culpa martillando en su conciencia. Habían pedido un permiso para pasar al sector de Omegas, pero al no encontrar a esa en específico los ponía de los nervios, haberle hablado de JiMin fue una mala idea y el Min lo aceptaba, era un tema muy sensible para ella, en especial sobre la muerte. Detuvieron su caminata en medio del bosque, entre los árboles, siempre llegaban a ese punto, donde inició todo.

—Es mi culpa. —se lamentó el castaño— No debí decirle aquello.

—Es verdad. —asintió Hoseok, observándolo. YoonGi bajó su vista— Confío en ella, y si dice que JiMin está vivo es porque lo está.

—¿Cómo puede saberlo?

—¿Recuerdas esa vez hace unos años cuando MinHee quiso jugar a las escondidas aquí? —movió sus ojos por su alrededor, el bosque artificial, pasaron muchos momentos allí en la oscuridad. El rubio platinado asintió, recordaba esa vez que jugaron— Nadie podía encontrarla, estaba por amanecer y había que irnos antes que algún instructor nos descubriera...

' —No creo que esté por aquí, ¿Y si entró al edificio? —YoonGi alumbraba con la linterna todo a su alrededor.

Ya habían pasado unas dos horas buscando a la rubia, no podían creer lo bien que se escondió, parecía imposible encontrarla. El resto ya se había dado por vencido y partió a sus dormitorios a dormir antes que amaneciera y algún Instructor los descubriera por allí. Pero él, JiMin y Hoseok se habían quedado para buscarla mejor y llevarla a la cama. El aroma de la Omega no era tan fuerte, y eso se les hacía más difícil.

JiMin siguió avanzando, preocupado de que algo le haya pasado a su hermana gemela.

—Si estuviera en el edificio creo que las chicas nos dirían —aseguró Hoseok— puede que todavía crea que jugamos, ella ganó de cualquier forma. —suspiró, giró a su amigo rubio y le habló— Park, ¿No habían jugado antes a las escondidas?

JiMin siguió avanzando sin responderle, dio la vuelta entre unos arbustos, parecía seguro de dónde iba.

—¿Qué le pasa a este bastardo?—gruñó el Min, acelerando su paso.

Tuvieron que ir más rápido para alcanzarlo hasta que se detuvo al lado de un enorme árbol donde frente a él había una pequeña especie de laguna con peces, este observó a su costado, pero no sabían a qué era lo que miraba pues el árbol lo bloqueaba, detuvieron su camino cuando se colocó de cuclillas y tomó entre sus brazos una figura femenina. Ahí entendieron. Park los vio nuevamente y comenzó a caminar en su dirección con una sonrisa.

—Se quedó dormida, vino aquí a ver a los peces.

—Esta chica...—suspiro el alfa— es tan problemática.

—Hoseok. —llamó al joven, este levanto la vista al estar caminando y lo escuchó— Esta es la primera vez que jugamos.

Y Jung abrió su boca sorprendido. '

—En la laguna. —murmuró YoonGi— Nadie sabía que existía un lugar así porque está muy lejos, pero MinHee fue allí, y JiMin la encontró de un segundo a otro cuando se quedó dormida.

—¿Sabes a lo que me refiero?

–¿De verdad crees que ellos dos tienen algo así como superpoderes de gemelos? —sonrió— Suena algo loco, además, si fuera así él ya la hubiera encontrado antes.

—¿Pero y sí solo lo hizo cuando ella quiso? 

—Hoseok, sigue siendo absurdo. —negó— MinHee no puede saber dónde está y como está JiMin, seguro él está muerto. —dijo con furia, frunció su ceño molesto y le dio la espalda— Seguiré buscando por mi cuenta.

( ... )

MinHee observó en el agua a los peces pasar en tranquilidad, nadaban sin ninguna otra preocupación más que sobrevivir y comer, los envidiaba en cierto punto. Observó su reflejo sobre el agua cristalina, ojos grandes y nariz pequeña, llevó una mano a sus mejillas y las tocó con suavidad. ¿En qué se parecía a JiMin? Más que solo su cabello, y labios, ¿Qué otra cosa llevaban en común? Su hermano... ¿Qué los juntaba? Al verse a si misma pensaba en él, y lo extrañaba.

Lágrimas volvieron a salir por sus ojos mientras estas caían sobre las olas que el viento provocaba en la pequeña laguna.

Unos pasos acercándose hicieron parar a MinHee, giró cuando esa presencia apareció a sus espaldas, parecía arrepentido pero molesto.

—Lo siento. —fue lo primero que dijo— ¿De acuerdo? Lamento haberlo dicho, ambos lo extrañamos, lo extraño más de lo que piensas, era como un hermano para mi  —entendía lo que decía, así que se levantó—. Decir que está muerto es mi única forma de aceptar la culpa.

—¡¿Por qué sigues diciendo que tienes la culpa?! —gritó ella ya desesperada.

—¡Se lo llevaron en mi lugar! Era a mi a quien querían en un principio, pero JiMin no lo permitió y se ofreció, él jamás hizo algo malo, ellos se llevan a los que tienen mala conducta y a los alfas de sangre pura. ¡JiMin era demasiado bueno! —inhaló— La culpa me está matando, todo es debido a mi. Cuando al fin lograron llevarme, ni siquiera les servía.