Capítulo 17

1.1K 68 2
                                    

Carlos

Eran más de las 3 de la mañana. Las calles estaban vacías. Estábamos en la puerta. Ramón consiguió destrancarla. Entramos en silencio. Agarré mi arma por las dudas, uno siempre tiene que tener cuidado. Revisamos todo. Seguimos caminando. Al final del pasillo había una puerta de rejas con una caja fuerte roja del otro lado. La puerta estaba cerrada y las llaves estaban enganchadas en el bolsillo del tipo de seguridad, que estaba frente a nosotros. Sentado y dormido.
Ramón se acercó a mi oído.

- Carlos, quédate acá. Yo voy a buscar las joyas -

- Ah, que vivo que sos - Se dio la vuelta y salió del pasillo.

Me acerqué despacio. Había una mesa con dos sillas. En una estaba el guardia y enfrente había otra vacía. Me senté. En la mesa había un mate con el termo y un diario. Lo agarré para leerlo y dejé mi arma arriba, apuntando al guardia. En la noticia contaban que descubrieron a una banda que depilaba monos para hacerlos pasar por bebés. Que loca que está la gente. Hay cada enfermo. Entonces, todo pasó en un segundo.
Escuché un golpe detrás mío. Solté el diario. Escuche una ligera voz, un respingo. Me giré a ver y era el guardia. Se despertó. Agarré el arma y le disparé en la cara.

Escuché unos pasos. Era Ramón que me miraba desde la entrada del pasillo.

- ¿Que pasó? - Me miraba sorprendido.

- Me asustaste, boludo - Chistó.

- ¿Cada vez que te asustes vas a disparar un arma? - Negué y le expliqué lo que había sucedido. - Bueno, ya está. Ya tengo las joyas. Vamos -

- Espera - Le dije y apunté a las llaves. - Abramos la caja fuerte - Ramón observó la situación.

- El guardia tiene dos llaves, Carlos. Una es de la puerta de enfrente y la otra es de esta- Señaló las rejas. - No puede ser que él tenga las llaves de la caja fuerte. Conozco al dueño y siempre se las lleva - Me levanté resignado. Antes de salir me acerqué a unas joyas. Quería llevarle alguna a Julia. Ramón se acercó y se miraba al espejo que había frente a nosotros. Posaba con su arma.

- Miranos. El dúo criminal de Buenos Aires - Dijo como si fuera tapa del diario Crónica. Pasó una mano sobre mi hombro. - Perón y Evita - Nos miramos. Levanté unos pendientes frente a su cara.

- ¿Decís que le van a gustar a Julia? - Puso cara de pocos amigos.

- Qué se yo. Vamos - Me soltó bruscamente. Y salió antes que yo. Hace rato que está con esa cara de orto. Pensándolo bien...desde Julia que está así. Supuse que estaba celoso porque yo tengo novia y él no. Ramón es safable, si se pone las pilas seguro que consigue alguna noviecita por ahí. Capaz yo lo podía ayudar con eso.

Dejé los pendientes en una cajita y la guardé en el bolsillo de mi campera. Subimos al auto y nos fuimos.
Nos quedamos en un hotel, por ahí. Al otro día íbamos a su casa. Jorge nos iba a ayudar para organizarnos con las joyas.

Julia

En la lección nos fue bastante bien. Cuando la profesora nos dijo "nueve", relajamos el cuerpo.
Guardamos las cosas y nos fuimos al recreo. Después de eso teníamos una última clase.

- Che, ¿hoy viene tu novio de nuevo? - Rodé los ojos.

- No sé, Ana. Además te dije que no somos novios - La verdad no sabía bien lo que eramos. ¿Amigos con derechos? A estas alturas suena un poco infantil.

- Eh, eh. Alerta ex - La miré frunciendo ceño. El sol que me daba parecía haberse ido. Ahora solo había una sombra, con la silueta de alguien.

- Julia, ¿podemos hablar? - Agustín. Bueno, en algún momento lo iba a tener que enfrentar. Miré a mi amiga para asegurarle que todo estaba bien. Ella se levantó y se fue. Él se sentó a mi lado. Recordé cuando subí a la moto con Carlos y como Agustín me llamaba. Lo único que me importaba saber era si había reconocido a Carlitos.

- Decime - Me miró enojado. Muy enojado. "Dios mío, ya sabe". Era mejor que explique antes de que me eche toda la verdad en la cara. - Mira, yo lo puedo explicar...-

- ¿Qué me vas a explicar? ¿Qué te subiste a una moto con otro pibe? ¿Qué me podés explicar de eso? - No podía entender si sabía o no. Preferí quedarme callada ya agachar la cabeza. - Lo único que me quedó claro de todo esto es que me dejaste por otro y no tuviste la valentía para decírmelo - Bueno, eso en parte es verdad. - ¿Hace cuanto me venís engañando? -

- ¡¿Qué?! - Entendió mal...¿O no? - Agustín, yo nunca te engañé. No puedo negar que me gusta alguien más. Pero lo que te dije cuando te dejé era verdad. Hace rato que no me sentía bien siendo tú novia. Y vos no hiciste nada malo. Soy yo - Se río con burla. - Por favor, enserio. Ya no me pasa lo mismo que antes - Ya no me miraba. Lo conozco, hace eso cuando está por llorar. Lo abracé y no me rechazó, en realidad me abrazó devuelta. - Perdoname por terminarte así. Vos sabés que ante todo te quiero y no me gusta mentirte. No podía seguir diciéndote que te quería y tener ganas de dejarte a la vez. Eso hubiera sido peor - Él se alejó y asintió con la cabeza. Se limpió las lágrimas y me miró.

- ¿Quién es Julia? ¿Con quién estas saliendo? - Nunca imaginé que me iba a doler tanto verlo así. Me siento terrible. Al menos ahora se que no se dio cuenta que "el pibe con el que salgo" es en realidad el ladrón que ambos vimos.

- Eso no importa. No intentes averiguarlo tampoco. Es peor - Asintió una última vez y se levantó.

- Gracias por hablarlo conmigo - Negué. No tenía nada que agradecerme. Se fue sin decir nada más.
Ana corrió y prácticamente se me tiró encima para saber lo que había pasado.

A la salida me despedí de mi amiga y tomamos caminos separados, como siempre. Ese día no vi a Carlos. Pasé por su escuela. Capaz se dio un milagro y fue.

Llegando vi a una mujer rubia con rulos, de tez blanca. Hablaba muy consternada con una profesora. Todos los alumnos ya estaban saliendo, pero no vi a Carlos por ningún lado.

- Bueno, por favor si Carlitos vuelve, avíseme - La mujer detrás del portón de la escuela asintió y se despidieron.

"¿Será que esa señora es la mamá de Carlos?" Supuse que no perdía nada con acercarme.

- Disculpe, señora - La mujer se dio vuelta. Definitivamente se parecía mucho a él. - No pude evitar escuchar que está buscando a Carlos - Sonrió.

- Sí, es mi hijo - Lo describí, en caso de que no estemos hablando del mismo chico. Ella asintió a cada característica que yo recordaba. - Sí, ese es mi Carlitos ¿Vos sos su amiga? -

- Ehh, sí - Dadas las circunstancias, dudé al responder. Ella lo notó y me miró sospechando. - Es que...estamos saliendo, pero no es nada oficial. Me llamo Julia - Sentía la sangre subiendo por mis mejillas. Ella me regaló una sonrisa cálida.

- En ese caso, mucho gusto Julia. Soy Josefa. Carlitos no me comentó sobre vos. La verdad es que no lo veo hace como dos días. Vine a preguntar a la escuela pero me dijeron que tampoco saben porque estuvo faltando. Él es un chico muy aplicado y esto me sorprende. ¿Sabes dónde podría estar? -

"Ay Carlos, ¿por qué te metes en tantos quilombos?" No sabía que decirle. Era solamente una pobre madre preocupada por su hijo. Es obvio que a Carlitos lo tiene en el mejor concepto. Dije lo que se me ocurrió en el momento.

- Capaz esa profesora no debe conocer bien a Carlitos - Ella frunció el ceño. - Le digo porque yo a Carlitos lo vi salir varias veces de la escuela. Ayer estuvo conmigo, paseamos todo el día. Y me comentó que durmió en la casa de un amigo, que lo está ayudando con un examen - Ella pareció respirar con alivio. Me dio mucha pena. - Hoy lo veo a Carlitos, así que no se preocupe que yo le comento que usted está preocupada y que vaya para su casa - Se acercó a mí y me abrazó.

- Muchas gracias - Se alejó y me miró con una tierna sonrisa. - Sos muy linda. Estás invitada a casa cuando quieras. Me alegra mucho haberte conocido. Le voy a decir a Carlitos que te lleve y te preparo algo ¿Querés? - Asentí más que roja. - Decime algo que te gusta y yo me encargo -

Trate de negarme, le dije que no hacía falta, pero ella insistió. Me pareció que no iba a irse hasta que le diera una respuesta.

- Milanesas con puré - Ella se rió y me comentó que esa es la comida favorita de Carlos. Eso me sacó una sonrisa.

Cuando por fin se fue, seguí caminando a mi casa. La verdad es que no sabia si iba a ver a Carlos. En la esquina no estaba y en la escuela tampoco. No tenía ni su número. Se lo tendría que haber pedido a su mamá. Que tonta.

Young and Beautiful Criminal © / Editando #Wattys2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora