Capítulo 37 (Parte 1)

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Julia

Guardé un poco más de ropa en el bolso. Me aseguré de que el documento falso se encuentre entre mis cosas. Busqué al fondo de mi armario, donde se encontraban mis ahorros y agarré todo.
Recordé que con Julieta solíamos jugar con unas pelucas que se veían bastante reales, el problema era que se encontraban en su habitación.

Una vez que tuve todo listo me acerque a su puerta y abrí lentamente. No tuvo ningún sentido hacerlo ya que ella se encontraba sentada en su cama leyendo y, al notar la puerta abrirse, levantó su mirada hacia mí y luego la bajó al bolso.

-¿Te vas con él?-

Asentí. –No digas nada, por favor. Cuando mamá te pregunte le decís que no escuchaste nada- Hablé seriamente y ella se limitó a asentir con la cabeza. –¿Dónde está la peluca rubia?-

Mi hermana se levantó rápidamente para buscar entre sus cosas, hasta que finalmente la encontró y me la extendió.

-¿Cuándo vas a volver?- Preguntó mientras guardaba la peluca en mi bolso.

Tenía que inventarme algo, no podía decir la verdad, aunque ni yo la sabía por completo.

-¿Te acordás de esa novela que leímos sobre esa pareja que nadie aceptaba su amor y escaparon juntos?-

-No vas a volver ¿no?- No era tan fácil engañarla.

-Te voy a escribir en cuanto pueda-
Ella se lanzó a mis brazos y estuvimos así no mucho tiempo ya que estaba apurada.

-Te voy a extrañar mucho-

-Yo más- Sonreí y cerré la puerta dejándome ver por, quizá, última vez a mi hermanita con sus lágrimas.

***

El taxista me miró con el ceño fruncido un par de veces a través del espejo. Era raro ver a esas horas de la noche, a una señorita sola y con un bolso. Pero no dijo nada, y en cuanto le pagué salió disparando.

En la recepción había una joven mujer sonriendo de oreja a oreja.

-Buenas noches, señorita, en qué puedo servirle-

-Buenas noches, ¿puedo pedirle la habitación 144 por favor?-

La recepcionista frunció el ceño. -Disculpe pero las habitaciones se las asignamos nosotros- 

Era momento de utilizar mis dotes actorales.

-Ah, y ¿no podrá hacer una excepción? Es que estoy esperando al hijo de un importante empresario de Inglaterra que quiere invertir en el país y le comenté sobre este hotel, que es uno de los mejores de Buenos Aires– Sonreí falsamente. –Y me pidió específicamente que elija la habitación 144–

La joven parecía asombrada al escucharme. -¿De Inglaterra?-

Asentí y reí de manera elegante. – Todavía no me olvido cuando me dijo “144 please, it’s my favourite number”. Además vienen a nuestro país, hay que demostrarles lo hostiles que somos ¿no?- Si bien estaba sorprendida, aun se la veía un tanto confusa. –Ah, voy a pagar en dólares ¿hay algún problema con eso?-

Ella negó sonriente. –No, no hay ningún problema. Discúlpeme, voy a buscar las llaves- “Te tengo

-Busque tranquila- Sonreí triunfante.

Al volver me extendió las llaves y me indicó el valor de la habitación. Lo de los dólares era verdad, siempre cambiamos la plata en mi familia, por las dudas, últimamente la economía era un caos.

-Voy a necesitar su documento, por favor- En ese momento el teléfono del hotel sonó. –Disculpe- Levantó el tubo e hizo el saludo que seguramente siempre decía cuando atendía el teléfono. –Señorita- Llamó mi atención. - ¿Usted es Alicia Puch?-

Young and Beautiful Criminal © / Editando #Wattys2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora