Imitación Quinta Parte

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Wei Wuxian hizo una mueca frente al reflejo que proyectaba el espejo de cuerpo completo que tenía empotrado en el vestidor de su habitación.

Desde joven no solo fue un rebelde de carácter también aplicaba lo mismo para su vestimenta, claro que en la actualidad tenía una tregua con los trajes y ropa formal que era lo que gobernaba en su closet en la actualidad, pero la ropa que saco de un cofre lacado con un escudo de armas, de donde saco un traje de tres piezas compuesto por pantalones de vestir, una levita y chaleco, la camisa de cuello alto junto con un moño corbata y si parecía un maldito pingüino de clase alta del siglo XIX.

Su suspiro fue elevado y hubiera jurado que se escuchó en toda la casa, sobre todo cuando su pequeño ingreso en su recamara acompañado de su peluche rabanito.

-Mami – le llamo, A-Yuan al verlo se sorprendió diciendo – Te ves bonito

Wei Ying al ver a su hijo le sonrió haciendo malabares para poder agacharse a la altura del pequeño y revolver sus cabellos – Gracias mi pequeño bollo, ya no me siento tan ridículo – su auto burla hizo reír al niño, provocando que Wei Ying también se le uniera.

- ¿Visitaras a tía Verónica?

-Así es – respondió volviendo a incorporarse y acomodarse el moño sin sentirse asfixiado – Pero no tardare mucho, y podremos ir de paseo cuando regrese

-No te preocupes mami – dijo comprensivo el niño – A-Yuan entiende que mami tiene mucho trabajo

-Eres el mejor hijo que la vida pudo darme – la voz aniñada que empleo Wei Wuxian fue de amor total – Tan lindooooo~ – dijo dándole besos al pequeño provocándole risas.

Mientras que en la habitación de al lado Lan WangJi trabajaba en su computadora, recopilando información sobre lo que se le pidió, una de ellas era vigilar a Francesca Diderot.

Además de ello le enviaba reportes a su hermano Xichen sobre los avances que se tenían en referencia a la investigación de los Feeng, los cuales por el momento se vieron pausados para darle prioridad a lo ocurrido en el Pabellón Greciano.

Durante su redacción escucho las risas provenientes del cuarto contiguo, inconscientemente le hizo sonreír, que deshizo al darse cuenta de sus pensamientos, de todos los hubiera que pronunciaba en su mente y arrepentirse constantemente no cambiaría, no cuando cada día deseaba lo que el mismo dejo ir hace seis años.

En uno de los salones del palacio de Pengrandrya, la reina se encontraba pintando un lienzo digno de ser exhibido en las más exclusivas galerías de arte, para nadie era desconocido de las habilidades artísticas de su majestad y el día de hoy se decantó por retratar un pasaje de su vida que le traía cierta nostalgia.

Mientras retocaba una de las secciones, un mayordomo le anuncio de la llegada un invitado.

-Majestad el Conde de Breradel ha llegado – ante la seriedad del mayordomo al anunciar a su invitado, la reina tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para evitar que la risa escapara de su boca – hazlo pasar

-Como ordene

La puerta fue abierta y de ella ingreso un apuesto hombre de rasgos asiáticos, el mayordomo le indico que se pusiera cómodo, en cuanto este los dejo solos la risa de la reina hizo eco, provocando que su invitado pasara de la sorpresa a la molestia.

- ¡Por dios! – dijo entre risas Verónica, volvió a hablar hasta que su ataque de carcajadas ceso – A-Ying cuando te di el titulo dijiste que era ostentoso y que jamás lo usarías, pero hoy – otro par de risas más saltaron en el aire – Decides volver a usarlo estoy impresionada

EL CASO DEL PERFUME DE LYCORIS [Mo Dao Zu Shi] [Alternative Universe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora