Antiguos habitos

179 17 1
                                    

Jessica pov

Realmente estaba encaprichada con SooYoung, había logrado olvidar muchas cosas sobre las hermanas Choi durante los 5 años de prohibición, sin embargo aún podía recordar cómo se sentía ser besada por ella.

Sonreí a mitad del beso, había ansiado besarla durante 4 años, ya que el primer año seguía atrapándola en algún lugar solitario solamente para estar a su lado, ella nunca se quejaba de mis caprichos y sabía que luego de varios besos robados ella se había acostumbrado a recibirlos.

Nunca fuimos una pareja y no creo que lo seamos, éramos una válvula de escape para la otra cuando nos sentíamos desesperadas o inclusive asustadas, tendíamos a buscarnos para calmarnos, sin embargo eso logro convertirse en un problema cuando ya nadie podía calmarme más que ella.

He tenido novios en mi vida, era el tiempo en que dejaba de buscar a SooYoung con alguna otra intención, era algo bastante difícil de llevar, intentaba que mi pareja me calmara, que pudiera demostrarme que no necesitaba a SooYoung en mi vida mientras él estuviera conmigo, pero no funcionaba, las sensaciones no eran las mismas y nunca lo serian, ¿Cómo puedes dar lo mismo que alguien que te conoce de toda la vida?

Mis relaciones duraban poco, chicos con buena fama, con dinero y estatus social que mi madre aprobaba para mí, resultaban heridos debido a mi capricho por la mayor de las Choi.

Cuando la desesperación de ser la perfecta hija se apoderaba de mí y las responsabilidades de ser el soporte de 4 chicas la sobrepasaban nos buscábamos, nos reuníamos en cualquier lugar y a cualquier hora con el fin de calmarnos.

El problema surgió cuando ya no solo nos bastaban los besos, las responsabilidades que cargábamos nos sobrepasaron a tal punto que ninguna de las dos se conformaba con el simple hecho de besarnos.

Nos volvíamos más insaciables y mucho más salvajes para encontrarnos, ya fuera dentro de mi casa o de la suya, cada vez nos escondíamos en lugares más cercanos a nuestras familias para saciarnos, que algo de adrenalina corriera por nuestro cuerpo por el temor a ser descubiertas.

Éramos incapaces de mantenernos quietas mientras nuestros labios se conectaban, nuestras manos recorrían nuestros cuerpos a mitad del beso y se adentraban en la ropa buscando más contacto de que antes anhelábamos, nos estábamos volviendo incontrolables.

Tanto que aquella línea que marcaba nuestra amistad se borraba de nuestras mentes para convertirnos en algo muy parecido a amantes, solamente nos veíamos para quitarnos aquel estrés, no nos hablábamos, ni nos saludábamos, solamente nos calmábamos una a la otra, lo cual se volvía difícil luego de que su tiempo se viera extremadamente reducido.

Rompimos el beso para respirar un poco, hacía cuatro años que había dejado de buscarla ya que mi madre me había puesto bajo vigilancia las 24 horas del día, hacía cuatro años que no sentía su cuerpo cerca del mío y su lengua no recorría mi boca con hambre, hacía cuatro años que no podía des estresarme tanto como lo estaba haciendo ahora.

La bese otra vez, mientras abría los labios dejándole libre espacio para probar lo que quisiera, cosa que no demoro mucho en hacer, sentía su lengua probar cada parte de mi boca con ansias, las mismas que yo utilizaba para probar la suya.

No pude evitar reír nuevamente, ella estaba encorvada para poder besarme, mientras para alcanzar sus labios yo debía mantenerme en la punta de los pies, algo que hace cuatro años no era tan necesario.

Mis manos rodeaban su nuca obligándola a mantenerse en aquella posición, mientras ella me sostenía fuerte por la cintura, haciéndome saber que no quería que me alejara de ella.

Sentí el calor de sus manos recorrer mi cintura hasta mi trasero y profundice más el beso para callar el gemido que salía de mis labios al sentir como presionaba cada una de mis nalgas con fuerza.

Perfecta ImperfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora